La historia de esta extraña receta china que hace desaparecer la cáscara y deja los huevos con una textura semi-transparente
Probé estos huevos de pato (Songhuadan: Literalmente huevos de flor de pino) cuando mis amigas chinas los pidieron como acompañamiento de los “jiaozi” (Ravioles chinos). Llaman la atención por su color negro transparente, semejante a una gelatina. Para prepararlos, se dejan sumergidos durante cuarenta a sesenta días en una mezcla de hojas de té, cal, salitre, bicarbonato de sodio, arcilla, paja de arroz y cal; siendo la última el ingrediente más importante. Tras pasar por este proceso, la cáscara se disuelve para que los huevos adquieran una contextura blanda y ese color particular. Se les llama también huevos de mil años por la cantidad de tiempo que permanecen en la mezcla antes de comérselos.
Aparte de ser una comida tradicional, funcionan como regalo para familiares y amigos durante la época del Festival Duanwu, época en la que los chinos hacen competencias con botes en forma de dragón. También se les conoce por sus propiedades curativas; se dice que sirven para aliviar dolores de muelas, tensión alta y el zumbido de oídos.
Su historia se remonta a la dinastía Ming en Wujiang (Sureste de la provincia de Jiangsu), en una próspera tienda de té donde las hojas de éste se esparcían sobre el fogón lleno de cenizas. Al mismo tiempo, el dueño criaba un pato al que también le gustaba poner sus huevos en el fogón. En una ocasión, mientras el dueño recogía las hojas de té dispersas, descubrió que allí aun quedaban muchos huevos que al parecer ya no se podían comer. Decidió abrirlos; adentro vio un color negro brillante y sobre esta una figura de color blanco. Al probarlos descubrió que tenían un sabor sabroso y fresco al mismo tiempo.
Otros dicen que esta comida tuvo su origen en Tianjin hace aproximadamente unos doscientos años. La esposa de una familia próspera había preparado un ataúd para su madre que ya estaba muy vieja. Sin embargo, la madre siguió viviendo hasta avanzada edad. La familia dejó el ataúd entre cal y plantas con el fin de prevenir la humedad; abrieron además un pequeño agujero para ventilarlo.
Cuando la madre murió y la pareja fue a depositarla en el ataúd, descubrieron que entre las plantas permanecía un blanco huevo. El esposo entró en furia y lo tiró; al romperse dejó ver un color entre negro y marrón que dejaba transparentar una sustancia cristalina. El hombre hizo acopio de valentía y decidió probarlo; el sabor era delicioso. A partir de entonces, comenzó a hacer el mismo procedimiento con otros huevos; los dejaba sumergidos en cal y plantas.
Independientemente de su origen, lo cierto es que los huevos de los mil años son un suplemento importante en la dieta diaria china, aunque a muy pocos extranjeros y en especial colombianos, les pueda gustar, quizá precisamente debido a su color particular.
La historia completa y la forma de prepararlos se puede leer aquí en idioma mandarín: http://www.baike.com/wiki/%E7%9A%AE%E8%9B%8B
Acá se encuentran imágenes: http://flickrhivemind.net/Tags/songhuadan
PD: El 8 de septiembre, China celebró el Festival de Medio otoño, durante el cual los familiares y amigos comparten pasteles de luna. La luna simboliza muchas cosas, entre ellas la unidad familiar: aquellos parientes separados, independientemente del lugar donde se encuentren, siempre verán la misma luna.