George o nomics

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Del mamertismo y las tragedias griegas….

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Grecia fue el referente para las democracias modernas, en su momento su concepto de “polis” sentó las bases para las ciudades de hoy. Bien haríamos en revisar detenidamente lo que ha sido la historia reciente de esa nación para ver si podemos extraer algunas lecciones que ojala nos eviten recorrer el tortuoso camino que esa nación ha recorrido y que al parecer está a punto de tornarse más tortuoso.

Los amigos griegos están sufriendo la resaca de años de excesos, gasto publico desbordado financiado con deuda, estadísticas macroeconómicas manipuladas para satisfacer los criterios de membresía al club de la unión europea, prebendas, subsidios y privilegios muy por encima de lo que podían costear, una fiesta que no podía durar para siempre.

La Unión Europea aceptó financiar semejante bacanal de derroche para salvar la economía griega, pero como es obvio, los alivios no vienen libres de algunos compromisos, básicamente encaminados a poner sus finanzas en orden: reducción de gastos, un esquema de impuestos sostenibles, reversión de prebendas populistas y la venta de activos públicos para reducir la descomunal deuda griega que excede por más de un 30% el Producto Interno Bruto Anual de los helénicos, una medicina que sabe espantoso, pero ha sido probada con éxito en las crisis de México, Tailandia, Indonesia y a menor escala en otras economías europeas como Portugal e Irlanda, lamentablemente la única forma de evitar los pánicos financieros es inundar los mercados con suficiente dinero como para dar tranquilidad a los actores, con los mencionados compromisos de mesura.

Este tipo de acciones derivan en una etapa de austeridad la cual es muy dura, empleados públicos deben dejar sus trabajos, renunciar a privilegios, aumentar las edades de pensión, quienes conservan empleos en el sector privado y público pueden ver su carga tributaria elevada y sus beneficios reducidos, es un precio que hay que pagar por mantener el acceso al crédito, la liquidez y la confianza que le permitirá a una economía recuperar la senda del crecimiento privado, con un sector publico moderado y regresar a los niveles óptimos de empleo, pero esto no sucede de un día para otro.

Lo triste es que en la percepción popular los “malos” son precisamente quienes imponen estas restricciones, en el caso griego la “troika” conformada por la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea, pero se olvida que son ellos precisamente quienes facilitaron los recursos para impedir una debacle, y que las medidas son consecuencia de años de derroche, por lo general producto de gobiernos que en su afán de acceder al poder llenan los oídos de los electores con promesas populistas, que ganan votos pero son costosísimas, y como no se pueden pagar con impuestos, se pagan con deuda, misma que tarde o temprano habrá que reembolsar, y que a medida que se va a apilando se va volviendo más riesgosa y por ende más costosa.

Justo en el momento que algunos indicadores mostraban que Grecia podía estar mostrando algunos síntomas de recuperación, tal como lo hicieron Portugal o Irlanda, reaparece un caudillo populista con un discurso que en los oídos de un país que se encuentra en la parte más dura de la ejecución de sus reformas sonó como la mejor melodía.

Durante su campaña Alexis Tspiras prometió salir de la senda de la austeridad, re emplear a cientos de empleados, reducir las cargas tributarias, todo esto asumiendo que sus  financiadores (BCE, los miembros más prósperos de la unión y el FMI) se iban a rendir frente a él y ablandar las condiciones de su recate. Un agravante de toda esta retorica fue que los ciudadanos al verlo liderar las encuestas, de hecho dejaron de pagar sus impuestos esperando el anunciado alivio, hiriendo aún más las tristes finanzas publicas griegas.

Aun cuando en algunas cosas Tspiras tiene razón, por ejemplo, a Grecia se le exige mantener un superávit primario (lo que le queda al gobierno después de cubrir sus gastos y antes de pagar deuda) de un mínimo de 4,5% de PIB, lo cual es enorme! (pocas economías logran estos niveles y menos sostenerlos como se le pide a los ya bastante maltratados griegos), en estos menesteres el “como” es tan importante como el “que”, y el señor Tspiras decidió poner al frente de la tarea a su ministro de finanzas el señor Yanis Varoufakis, un brillante pero prepotente economista quien trató de fanfarronear a sus colegas europeos, en particular al ministro alemán Wolfgang Schäuble. En una gira sin corbata pretendieron llegar a imponer sus términos, agotando la paciencia de los alemanes.

A esta hora nadie sabe que va a pasar con Grecia, de un crédito “puente” que pretendían, no lograron nada y cuando finalmente acceden a prorrogar su paquete de rescate lo hacen poniendo condiciones lo que llevo a los alemanes a rechazar d eplano cualquier solicitud, las mamertas promesas del señor Tspiras finalmente se encontraron con la realidad, soñar es bonito, pero hay que mantener los pies en la tierra.

Los ciclos de populismo por lo general terminan en debacles económicas, rescates y periodos de dolorosa austeridad, Grecia pretendió desafiar esa historia, posiblemente creando su propia versión moderna de una tragedia griega financiera y probablemente paguen un altísimo precio por ello. Para nosotros solo nos queda esperar que nuestros propios pueblos aprendan, sepan que nada es gratis, que la mejor manera en que un gobierno puede ayudar a la prosperidad de su gente no es regalar todo, es usar los recursos que toma de la gente vía impuestos, para canalizarlos, invertir inteligentemente en crear una economía prospera, con reglas sólidas, que atraiga inversión y genere empleo, todas las dadivas terminan por erosionar las finanzas públicas, y tarde o temprano se tiene que lidiar con las consecuencias. A Grecia se le extendió la mano, pero eligió retomar el camino del derroche cuando se quedó sin fuentes de dinero…, prometer es fácil cuando a pocos les interesa saber quién va a pagar por la fiesta.

Ojala nuestro país tome nota, la alcaldía de Bogotá durante los últimos tres periodos democráticamente elegidos se ha ganado con promesas y dadivas, sin la más mínima conciencia de la viabilidad financiera de todos esos sueños, apenas hace una semana el gobierno reveló que el metro que saco elegido a Samuel Moreno y a Petro, no hay como pagarlo, los miles de jardines infantiles que prometió la administración actual no han sido construidos, entre otras promesas no viables de campaña pero que ganan votos, esperemos que la ciudad no termine embarcada en compromisos que pagaran nuestros bisnietos, y peor aún que un caudillo de estos llegue a la presidencia de nuestro país, del mamertismo a una tragedia griega, solo hay cuatro años de gobierno.

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