A la memoria de Fredric Jameson (1934-2024)

Para la academia filosófica más ortodoxa hacer análisis de los artefactos culturales, de películas, videos, tendencias musicales, etc., resulta un trabajo poco serio. El canon no es amigo de la apertura temática, ni de exploraciones del pensamiento. Sin embargo, hoy ya es normal y aceptado que los filósofos se ocupen de estos temas. Basta pensar en Mark Fisher o Slavoj  Žižek para comprobarlo.  Presento aquí un ejercicio que puede inscribirse dentro del análisis cultural en homenaje a Fredric Jameson, el famoso crítico de literatura y pensador marxista que falleció el pasado 22 de septiembre.

Genesis de la sociedad de masas

En el desprecio de las masas. Ensayo sobre las luchas culturales de la sociedad moderna, Peter Sloterdijk alude a un hecho propio de la sociedad de la comunicación, a saber, que en ella da lo mismo la popularidad de un dictador, así como el poder mediático de Madonna al representar a la “señora fascista Evita Perón”. Este papel, tanto del dictador como el de la artista, pueden intercambiarse en la sociedad de masas sin ninguna complicación, dice el filósofo alemán.

Ahora, la llamada sociedad de masas empezó a gestarse en las últimas décadas del siglo XIX y comienzos del siglo XX, más exactamente, entre 1880 y 1930 donde, según el historiador británico Erich Hobsbawn, se inició un gran crecimiento poblacional en el mundo. Este fenómeno estuvo acompañado por el dominio de la ciencia y de la técnica aplicado a la producción capitalista, así como al crecimiento de las grandes ciudades.

Ya en los años 20, los periódicos, la radio y el cine ingresan como productos de consumo en ese nuevo tipo gregario de sociedad. Y tanto el cine, el periódico, como la radio, empezaron a reforzar ideologías, promover formas de vida e incitar el consumo de productos de marketing. En el caso del nazismo, fueron utilizados en la propaganda nazi que ayudó a legitimar el ideario ideológico de Hitler y el partido. Es justo en estos años cuando esta sociedad de masas y su relación con los medios de propaganda, así como los efectos culturales de los medios de comunicación, empiezan a ser problematizados por la filosofía, en especial, por la escuela de Frankfurt. Marcuse escribió en 1937 su famoso texto Sobre el carácter afirmativo de la cultura y Horkheimer y Adorno, en 1947, aludieron al fenómeno de las industrias culturales en su famoso libro Dialéctica de la ilustración.  Para los miembros de la Escuela de Frankfurt, y su concepción elitista de cultura, las industrias culturales no era otra cosa que fordismo de contenidos con aras al comercio, la manipulación del ocio, la publicidad, esto es, producción serializada de la cultura.

Después de la Segunda guerra mundial, con el advenimiento de la llamada edad dorada del capitalismo que se prolongó más o menos hasta 1973, la unificación del mundo por el capitalismo se acrecentó. La revolución técnico-científica llevó a una mejora sustancial de los transportes, se popularizó la televisión y el mundo se convirtió en lo que Mc Luhan llamó “la aldea global”. Ahora, con todo el mundo interconectado, donde, como había previsto Marx, se presentaba una reducción del espacio por el tiempo, la sociedad y sus acontecimientos se convirtieron en un show en vivo. Fue lo que Guy Debord llamó la “sociedad del espectáculo”. Esta sociedad, en la que aún vivimos, no es otra cosa que una cierta evolución de la sociedad de masas de la preguerra. O, mejor, es su paroxismo. En ella, es el culto al presente y el olvido o desprecio por las Historia lo que impera. Así mismo, con la aparición de la informática, el celular y el internet, el mundo se pudo traducir y transparentar en tiempo real.

Por otro lado, se produjeron transformaciones sociales importantes. Eric Hobsbawn en su Historia del siglo XX sostiene: “La edad de oro perdió su brillo. No obstante había empezado y, de hecho, había llevado a cabo en gran medida, la revolución más drástica, rápida y profunda en los asuntos humanos de la que se tenga constancia histórica”. Y ¿en qué consistía esa revolución? El asunto es bien sabido: en todas las transformaciones económicas, políticas, sociales y culturales. El mundo cambió para siempre. Es la época de la revolución social y cultural de los años 60: la aparición de la juventud en el escenario social, la cual creó un imaginario que hoy se manifiesta por doquier: la loa a la belleza, el miedo a la vejez, el culto al éxito. Desde ese entonces: ”la juventud pasó a verse no como un paso para la vida adulta, sino, en cierto sentido, como la fase culminante del pleno desarrollo humano…la vida iba claramente cuesta abajo a partir de los 30 años” . Desde luego, lo joven es lo nuevo, lo que surge y estremece. A la par la juventud tiene su irrupción en el espacio social, exterioriza conductas consideradas mal vistas en público, crea un nuevo mercado de la moda, de los viajes, vive ávida de experiencias. A esto se le suma la revolución sexual, su liberalización, la minifalda, la droga, el rock. En pocas palabras, el quiebre y la erosión de los viejos valores, de las tradiciones. De ahí el cuestionamiento a la familia, a la autoridad de los padres, la escuela y su pedagogía; la disminución del matrimonio, el aumento de las uniones libres, aumento de los divorcios, de los hijos “ilegítimos”; auge de las comunas, las congregaciones hippies. Igualmente, surgimiento del feminismo, el antirracismo en Estados Unidos, el ambientalismo, la reivindicación de los derechos de los homosexuales y el fin de los imperialismos en África y Asia, la descolonización del mal llamado Tercer Mundo. Todo esto le permite decir a Hobsbawn: “la liberación personal y la liberación social iban, pues, de la mano, y las formas más evidentes de romper las ataduras del poder, las leyes y las normas del estado, de los padres y de los vecinos, eran el sexo y las drogas”.

Todas estas actitudes fueron aprovechadas por el naciente neoliberalismo y, de hecho, fueron puestas de presente, y hasta celebradas, por ciertas filosofías posmodernas. La era del vacío, como dice Lipovestky, se impuso, con el respectivo individualismo y culto al consumo, demandas de libertades y loa del placer. Sin embargo, frente a esa transvaloración de los valores que había producido la revolución del mayo francés de 1968, se produjo una clara oposición en los gobiernos conservadores de Margaret Thatcher, la llamada “Dama de hierro”, en Inglaterra; y en el gobierno de su íntimo amigo Ronald Reagan en Estados Unidos. Los gobiernos de Thatcher y Reagan fueron neoliberales en lo económico, pues iniciaron privatizaciones y desregularizaron los mercados, pero fueron conservadores pues defendían la familia, la moralidad, el trabajo, la autoridad y los valores morales.

Madonna, la lucha contra el conservadurismo y los derechos de las minorías.

En 1984 apareció el canal musical MTV. Este canal, que creó los premios denominados MTV Video Music Awards, cuya celebración anual se sigue dando hasta hoy en todos los continentes, dio impulso a la industria musical norteamericana, pues permitió utilizar el video como promoción de los nuevos álbumes que iban surgiendo. Así, el video se convirtió en parte del mercado de un determinado disco. Y en medio de la sociedad del espectáculo ya vigente, le dio más poder a la imagen como forma de promoción de la música. Pues bien, los mencionados premios MTV buscaron premiar los mejores videos del año, lo cual con el tiempo creó una abierta competencia entre los músicos, quienes no sólo debían preocuparse por la calidad del albúm como tal, sino del video promocional, del cual pasó a depender, en parte, el éxito del trabajo discográfico. Esto explica en parte, por ejemplo, el éxito de la música de Michael Jackson, nacido el mismo año de Madonna, en 1958, cuyo video Thriller ha sido considerado el mejor de la historia. Tanto Madonna como Jackson, utilizaron los videos como plataforma.

Pues bien, realmente Madonna, una chica de Michigan, pobre, que llegó a New York con 36 dólares y que tuvo que comer de la basura y vivir en las calles, surgió como icono de la cultura pop cuando se presentó por primera vez en MTV en 1984. En su aparición, vistió un vestido de novia, y cantó una polémica canción titulada “like a virgin” de su segundo álbum. Ya en escenario, la artista rodaba por el suelo, mostrando los ligueros, cantando una canción en cuyas líneas decía:

Estaba vencida, incompleta,
había sido engañada, triste y deprimida

Pero tú me hiciste sentir,
sí, tú me hiciste sentir,
radiante y nueva.

Como una virgen,
tocada por primerísima vez.

En la conservadora sociedad de Ronald Reagan, el performance de la cantante y la alusión y hasta loa a la pérdida de la virginidad que presuntamente hacía la canción, no cayó bien. La canción que fue numero 1 durante seis semanas produjo la protesta de las organizaciones familiares que tacharon la canción de inmoral y de promover la promiscuidad sexual al igual que las relaciones sexuales prematrimoniales. Desde ese mismo momento, el éxito de Madonna nació acompañado de la polémica y claramente en contra de los valores morales que promovía la sociedad americana en la década de los 80s, unos valores que iban claramente en contra de los logros de mayo del 68 y de la concomitante revolución y liberalización sexual de los años 60s y 70s.

La presentación de Madonna en televisión y sus actuaciones posteriores, la llevaron rápidamente a convertirse en una de las cantantes más influyentes e importantes de los años 80. En menos de una década demostró, a pesar de que su voz no era ni ha sido excepcional, una gran creatividad, versatilidad y uso de los medios para promocionar su música y su imagen física, al punto de que se la ha tildado como un camaleón de la moda. Cada álbum para la cantante exigía un cambio de imagen. Por eso se convirtió en lo que la sociología ha llamado un “ídolo de masas”. Esto se hizo evidente en la manera como las niñas jóvenes de la época empezaron a imitar su pelo, sus pulseras, crucifijos, medias, guantes, moños, etc. Por la misma época Madonna ingresó al cine, como actriz, campo en el que el éxito no fue similar al musical, si bien ya en los 90s ganó un premio “globo de oro” por su actuación como Eva Perón y un Oscar como mejor banda sonora de la misma película.

Para 1984 cuando Madonna se convirtió en un icono, en Estados Unidos el fantasma del SIDA era pan de todos los días. Había un temor generalizado y la población homosexual donde apareció la epidemia o, por lo menos, donde se detectó, empezó a ser atacada y rechazada. Mucha gente falleció en esa década por la enfermedad y por la falta de adecuadas políticas públicas de salud. Sólo hasta finales de la década hubo un mayor compromiso de la sociedad americana con la población enferma y la misma Madonna impulsó campañas para prevenir el SIDA.  

La lucha contra el rechazo social a la población gay, se convirtió en una bandera del activismo musical y social de Madonna. Desde esa década ella se convirtió en un ícono gay de todo el mundo, luchando por los derechos de la minoría LGBT. Desde luego, la manera de expresar su apoyo fue a través de los videos musicales, el campo editorial y la puesta en escena de sus espectáculos musicales. En su video Justify my love de 1990, apenas saliendo de la era Reagan y entrando en un tiempo más globalizado y dominado por la era internet, aparece escenas sexuales no explícitas, andrógenos, travestis. Es uno de los videos donde la alusión a la población gay y transformista es más explícita. En su video titulado Erótica, aparece una escena lésbica de Madonna con la famosa modelo Naomi Campell; lo mismo sucedió en su libro titulado SEX donde los desnudos, las insinuaciones sexuales entre hombres, el masoquismo, son notorios. Por su parte, en sus conciertos siempre en las coreografías y en los shows la insinuación sexual homosexual, las orgías, son frecuentes.

La de Madonna ha sido una lucha a favor de la liberalización sexual y la destabuización del sexo, mostrándolo como parte natural de la vida humana. Su video Justify my love termina con una inscripción que dice: “Pobre es aquél cuyo placer depende del permiso de otro”.   

Por otro lado, en 1989 inicia su ataque contra la iglesia católica y su injerencia en la vida sexual y el racismo. Ese año utilizó su video “Like a prayer”, como instrumento de crítica. En el video aparecen cruces incendiadas, estigmas en las manos de la cantante y aparece un Santo negro, tal vez un Jesús negro, que en transcurso del video se personifica, y muy humanamente se besa con la protagonista-Madonna- del video. La lucha contra el racismo la ha manifestado Madonna en el escenario al incluir afroamericanos en los distintos actos y coreografías.   

Este video fue rechazado por varios religiosos del mundo y el mismo papa Juan Pablo II pidió boicotear la presentación de Madonna en Italia. Ella, que asegura haber sido excomulgada tres veces por el Vaticano, estuvo también en el ojo de Benedicto XVI quien, en el año 2006, cuando Madonna se presentó a pocas cuadras del Vaticano, en un show donde aparecía cantando crucificada en el escenario, solicitó a los creyentes no asistir al concierto. Por eso, Madonna ha saludado con beneplácito la llegado del papa Francisco al Vaticano y ha resaltado su espíritu tolerante.

Los enfrentamientos con la iglesia se deben a la intromisión y al control que esta institución ha ejercido sobre la sexualidad, en especial, sobre la femenina. La respuesta de Madonna ha sido incluir curas, símbolos cristianos, monjas eróticas, etc., en sus elaborados espectáculos. Su lucha a favor de la expresión de la mujer viene, también, de larga data. En su canción Express yourself de 1989, invita a las mujeres a expresarse, y como dice una línea de la canción, a “sentirse como una reina en su trono”. Madonna ha luchado por el empoderamiento femenino. Esto lo manifestó en su apoyo a la campaña de Hillary Clinton a la presidencia de Estados Unidos y en su oposición a Donald Trump y lo que representa.

También hay que resaltar el rescate que en su video “Vogue” de 1990 hizo del llamado voguin, una forma de baile de las subculturas neoyorquinas que “Nació en los finales de los 70 y principios de los 80 en Estados Unidos como una manera de expresión de las disidencias afrodescendientes”. Esta forma de baile fue visibilizada por Madonna y, desde entonces, ha llegado a un gran público, convirtiéndose en un estilo que crea comunidad artística, genera competencias y concursos. Es muy popular dentro de la comunidad gay.

La suya ha sido, también, una lucha contra el fanatismo, el conservadurismo de la derecha y a favor de la libertad de expresión. En su gira del año 2013, cuando la iglesia ortodoxa rusa pidió boicotear su concierto, Madonna se expresó a favor de la liberación del grupo de Punk Pussy Riot, conformado por tres mujeres opositoras del régimen de Vladimir Putin. En Moscú la llamada reina del pop dijo: “Vladimir Putin debe perdonarlas como artistas, como mujeres, como madres. Deben ser liberadas”.

En realidad, Madonna no es una mujer atea o antireligiosa. Es supremamente espiritual. Practica hace mucho tiempo la Cábala, predica una revolución de amor y de respeto entre los seres humanos. Esos han sido siempre sus mensajes en los conciertos. Ella ha utilizado el show business, en el cual es un genio, para realizar crítica social y defensa de los derechos de las minorías.  También es una filántropa de tiempo completo, no sólo tiene una organización llamada Art for freedom a favor de las libertades, sino que adelanta hace varios años un proyecto en Malaui, África, donde ha construido varias escuelas y hospitales.

Madonna es un ícono de la llamada cultura pop, una cultura considerada consumista y frívola, pero ha utilizado el lugar que se ha ganado en ella para promover causas sociales muy importantes. Ella no ha sido la única, otras como Cher o cantantes como Prince o David Bowie, también lucharon contra estereotipos en las décadas anteriores. Madonna lleva 40 años de carrera y está incluida en innumerables Guiness records, los cuales comparte con Michael Jackson, The Beatles y Elvis Presley. Tiene 7 premios Grammy, 20 premios MTV por sus videos. Es la cantante solista más exitosa de la historia, pues ha vendido más de 300 millones de discos en todo el mundo durante su carrera; ha sido la mujer más exitosa en el Reino unido y la segunda en Estados Unidos, después de Bárbara Streisand. Ella es consciente de que no tiene la mejor voz y de que hay otras que la superan en talento, pero eso no ha sido obstáculo para que haya sido considera la cantante más influyente de todos los tiempos, la reina de la reinvención o la reina del pop. Es una mujer muy inteligente y su influencia es notoria en artistas más jóvenes que no han partido de suelo virgen, entre ellas, Taylor Swift, Lady Gaga, Ariadna Grande, Britney Spears, Rihana, entre otras.  

En el año 2016 fue premiada con el galardón “mujeres en la música” por la revista Billboard. Este premio se lo dio la revista porque: “Ella es una feminista importante, además de todo eso es una artista única que ha usado su influencia para cambiar los términos de conversación acerca de las mujeres, la sexualidad y los derechos igualitarios”. En el día de la premiación dio un discurso donde dijo:

“Cuando empecé a escribir canciones no pensaba en un género específico, no pensaba en feminismo, sólo quería ser una artista. Estaba, por supuesto, inspirada en Debbie Harry y Chrissie Hynde y Aretha Franklin, pero mi verdadera musa era David Bowie. Él encarnó el espíritu masculino y femenino y eso me encajaba como un guante. Me hizo pensar que no había reglas. Pero estaba equivocada. No hay reglas, si eres un chico. Si eres una chica, tienes que cumplir las reglas del juego. ¿Y cuál es ese juego?

Se te permite ser bonita y linda y sexy. Pero no demuestres ser muy inteligente. No tengas una opinión o no tengas una que esté fuera de línea del statu quo. Se te permite ser escrutada por los hombres y vestirte como una puta, pero no seas dueña de tu propio ‘puterío’. Y no compartas, repito, no compartas tus propias fantasías sexuales con el mundo. Sé lo que los hombres quieren que seas pero, lo que es más importante, se lo que las mujeres quieren que seas para que se sientan cómodas cuando estás cerca de otros hombres. Y, por último, no envejezcas, porque envejecer es un pecado. Serás criticada y vilipendiada y no se te escuchará en la radio. […]

Camille Paglia, la famosa escritora feminista, dijo que yo hacía retroceder a las mujeres al exponerme sexualmente. Y pensé: “si eres feminista, no tienes sexualidad, la niegas”. Y dije: “Que te jodan. Soy una feminista diferente, soy una mala feminista”. La gente dice que soy muy controvertida, pero creo que lo más provocador que he hecho es mantenerme firme.

Lo que quiero decir a todas las mujeres que estáis aquí hoy es esto: Las mujeres han estado tan oprimidas durante tanto tiempo que creen lo que los hombres dicen de ellas. Creen que tienen que apoyar a un hombre para que haga el trabajo. Y hay algunos buenos hombres a los que merece la pena apoyar, pero no porque sean hombres, sino porque se lo merecen. Como mujeres, tenemos que empezar a apreciar nuestra valía personal y la de todas. Tenemos que buscar mujeres fuertes para hacernos sus amigas, para unirnos a ellas, para aprender de ellas, para que nos inspiren, para colaborar, para apoyarlas y para que nos iluminen”.

Tal vez sea esa la razón para que sobre su influencia en la cultura popular se hayan ocupado de ella sociólogos y filósofos; en Estados Unidos hay varias tesis doctorales sobre la influencia de sus videos y su música en la cultura o sobre el problema del género. Resalto una del año 2001 titulada: “Madonna: un ícono americano del feminismo y de la contra-hegemonía: borrando los límites entre la raza, el género y la sexualidad”; también  se han dictado cursos de musicología sobre su obra en universidades americanas o incluso españolas. Esa influencia en el mundo musical continúa hasta hoy.

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