Femmes Fatales

Publicado el Claudia Plazas

El aborto en el país del Sagrado Corazón – Parte 2

Tal vez un blog no es la manera más apropiada para expresar el repudio a un crimen, pero quiero tomar esta oportunidad para lamentar la brutal violación a una niña de cinco años en India.

“El agresor violó supuestamente a la niña en repetidas ocasiones y utilizó para ello objetos como botellas y velas, al tiempo que no le dio ni alimentos ni agua en los dos días que la mantuvo secuestrada”.

Creo que no hay palabras que puedan expresar mi más profundo rechazo e indignación por un acto tan inhumano y cruel.  Esperemos que llegue el día en el que nos levantemos sin este tipo de noticias y hechos tan nefastos.

Sin embargo, tengo que reconocer que la reacción de muchos colombianos en las redes sociales ante esta noticia me ha dejado un tanto anonadada. He visto comentarios diciendo que India es un país retrogrado, incivilizado, ignorante, hasta salvaje. Para ser honesta me parece un poco incoherente que se hable así de un país como India cuando en Colombia han ocurrido hechos similares y la indignación no ha sido tan marcada como en India. Cuando digo que las reacciones son un poco incoherentes, lo menciono porque en Colombia temas tan modernos, como el aborto, se debaten entre camándula y misas, lo cual es realmente retrogrado. ¿Acaso en pleno siglo XXI no hemos aprendido a separar la Iglesia del Estado?

El debate sobre la legalización del aborto se ha visto tremendamente influenciado por la opinión de los líderes de la Iglesia, como Monseñor Falla. Yo la verdad creí que la Iglesia tenía temas más delicados que atender, no sé, algo como las demandas por pederastia. Resulta bastante problemático que la Iglesia salga a decir que el aborto no es un “derecho fundamental”.  Es sorprendente que la Iglesia tenga el derecho de manejar las definiciones de derechos fundamentales, principalmente porque en Colombia es un país laico, donde no todos son Católicos y la población no tiene por qué someterse a lo que diga esta institución.

En Colombia muchos se asombran de la posibilidad de legalizar el aborto, de cierta forma les debe parecer más justo que una mujer que no desee un niño termine teniéndolo, aun cuando el bebé no tenga garantías de afecto o de un buen futuro. Tomemos por ejemplo el caso de una violación. Una mujer víctima de un crimen termina cargando con las consecuencias no solo físicas y psicológicas sino también con la posibilidad de tener un hijo que no planeó y/o que no quiere. Este ejemplo me lleva a una noticia que apareció hace unas semanas sobre una “niña de 15 años ha sido sentenciada en las Islas Maldivas a 100 latigazos por mantener relaciones sexuales prematrimoniales tras ser violada por su padrastro”. Recuerdo muy bien haber visto fuertes críticas al Islam en Colombia. Muchos se indignaron con el castigo y con la influencia de la religión en la política, pero ¿acaso eso mismo  no pasa en Colombia con la Iglesia católica que trata de manejar las leyes para que las mujeres víctimas de violación sean castigadas con la responsabilidad de tener un hijo que no planearon?

Claro que en Colombia no se puede esperar nada bueno sobre proyecto de despenalización definitiva del aborto como un derecho de las mujeres. Ese proyecto ha contado con la influencia de personas ajenas al Congreso, como Monseñor Falla y hasta el mismo Procurador Alejando Ordóñez. Fue el mismo Ordóñez quien en una oportunidad defendió el derecho de la objeción de conciencia de los médicos para que no practiquen los abortos en los casos establecidos en el fallo de la Corte Constitucional. Increíble que el mismo Procurador General sea quien anime a la gente a ir en contra de un fallo de la Corte. Pero claro, en Colombia al Procurador Ordóñez se le pasan todas las ofensas a las leyes y a los fallos; con el Procurador no se indignan. Todo lo contrario, los colombianos a él le pagamos el viaje al Vaticano para la posesión del Papa Francisco, por algo somos el país del Sagrado Corazón, o mejor aún, la Patria Boba.

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