Familia Ayara

Publicado el Muévete

Mujer y Hip Hop, cuestiones de Género [Parte 1]

El problema fundamental que me lleva a escribir este artículo radica en las reacciones de los raperos frente al trato que recibe la mujer desde un género muy criticado por muchos de nosotros: el reggaetón.

Para muchos de nosotros el rap representa una forma única y maravillosa de expresarnos, todos lo decimos, sacamos pecho diciendo que somos raperos o raperas y en general, con contadas excepciones, cuando nos nombran el reggaetón todos sentimos al menos una sensación de rechazo. Dicen los que saben que del amor al odio solo hay un paso y creo que es lo que le pasó a los raperos. El reggaetón como manifestación de los raperos puertorriqueños fue bien recibida pero hubo un momento de quiebre en el que el rap y el reggaetón se pelearon irreconciliablemente en nuestro país. Se llegó incluso a sacar a Lito & Polaco lanzándoles botellas en Hip Hop al Parque, tal fue la intolerancia que llegamos a desarrollar contra el género puertorriqueño.

Quiero hacer una salvedad importante aquí: no todo es negro o es blanco. En el camino del reggaetón, antes de profundizar en mis críticas, existe no sólo la tendencia machista y misógina. Podemos encontrar canciones valiosas en cuanto a su contenido que son censuradas a priori por su ritmo, sin embargo, algunas como “Censurarme por ser rapero” (Eddie Dee) o “Loiza” (Tego Calderón) dan un mensaje político y racial importante y canciones como “5 de Septiembre” de Vico C también dan una perspectiva diferente sobre la relación hombre-mujer y permiten reflexionar sobre la mujer en condiciones distintas a las sexuales. Tampoco se puede obviar la importancia e influencia del rap boricua en la constitución de una forma de hacer y de pensar el Hip Hop en español. Habiendo hecho este pequeño paréntesis continúo.

En  las respuestas de los raperos al preguntarles el por qué de su rechazo hacia el reggaetón todos dan serias muestras de indignación por el hecho de que los reggaetoneros, según ellos, traicionaron el rap de Puerto Rico y ahora sus letras son vacías. También afirman que no están de acuerdo con la manera en que son tratadas las mujeres, pues aseguran que sus letras, parte importante por no decir fundamental para los raperos, las convierten en “objetos sexuales”. Estamos de acuerdo, la mujer en las letras de reggaetón parece ser funcional sólo para el sexo, en sus videos nos muestran las curvas de todas estas modelos bailando, sudando, sandungueando sin parar, y al parecer a todos los raperos y raperas nos indigna. Para no profundizar más allá del tema que nos compete diré que a mí me molesta la hipocresía de los que antes eran raperos y ahora dicen que ellos no hacen rap ni reggaetón, ellos hacen “género urbano”.

Ya lo dijo Tes: “Parcero, nosotros somos el hijo de puta género urbano, qué más urbano que la música que nace en la calle, en los barrios, en las vivencias de la gente”

Les diré, volviendo al tema, que los raperos somos doble moral. Sí, como lo leen, establecemos unos juicios para señalar errores de otros y burlarnos cínicamente de ellos, pero cuando se trata de la autocrítica esos mismos valores no nos los aplicamos y más bien miramos hacia otro lado haciéndonos los de la vista gorda y fingiendo que la cosa no es con nosotros. El reggaetón no resultó ser machista y misógino en sus letras por generación espontánea sino porque viene del rap puertorriqueño, del boom mediático del rap de finales de los 90’s e inicios de los 2000’s. No olvidemos que Puerto Rico es una colonia gringa, un “estado asociado”, y que por lo tanto el mercado y la influencia del rap gringo son directos. De allí que en el rap de la Isla duraran años “tirándose”, que estuviera fuertemente cargado con violencia explícita y simbólica y que de esa combinación naciera un género machista y misógino.

Continúa en la Parte 2

Camilo Cely V.

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