Familia Ayara

Publicado el Muévete

Cuando perdemos a nuestros jóvenes

IMAGE_514Por Julián Alejandro Maldonado*

Fue fácil para la administración, la policía, el ICBF y la Procuraduría trasladar 102 jóvenes de El Redentor a la cárcel Distrital, este viernes en la madrugada, por los motines ocurridos durante en el transcurso de la semana, en los cuales si es cierto, ha traído perdidas y daños tanto a los jóvenes como a las instalaciones físicas, y de igual manera permitió la fuga de varios de ellos.

El lenguaje, y las expresiones usadas tienen un gran poder e impacto en la población, el periódico El Tiempo, en una de sus notas se refiere a los jóvenes como reclusos, y habla de la “cárcel” El Redentor, no tiene en cuenta que no son reclusos, son jóvenes, y no es una cárcel, es un centro de detención de menores, esto nos deja ver como son vistos y juzgados estos jóvenes.

Tomar este tipo de medidas, acusando a un grupo de jóvenes de ser los responsables, e imponerles la sanción de estar en un centro de reclusión carcelaria, puede ser la solución rápida para la administración, pero no es la solución que permite la reintegración de los jóvenes. Pareciera que todos los esfuerzos que se han tomado para que los jóvenes que han cometido delitos, por muchas y muy distintas circunstancias, puedan tener un verdadero proceso de reinserción social, queden difuminados. Cuando las medidas tomadas son las mismas que nos tienen en un sistema carcelario indignante, inoperante, y totalmente inhumano, que reproduce las mismas condiciones que pareciera les quisiéramos otorgar a las personas jóvenes de nuestra sociedad: desigualdad, maltrato y marginalización.

Al parecer para las autoridades, las causas y razones que llevaron a estos jóvenes a encontrarse en estos centros no son determinantes, así como tampoco es determinante la resocialización e reintegración de ellos en la sociedad, lo importante pareciera ser, que cumplan con la sentencia determinada por un juez, y si esta la cumplen en una cárcel y no en un centro de detención es mucho mejor. Pero las autoridades desconocen los procesos que se realizan con estos jóvenes, para garantizarles a ellos el cumplimiento de sus derechos. Porque recordemos, que todos, sin importar cuál sea nuestro pasado tenemos derechos que deben ser respetados. A través del Arte en el marco del Hip Hop se ha venido gestando la reivindicación de estos derechos. Las herramientas encontradas en el arte han permitido el empoderamiento de estos jóvenes para hacer de su vida algo positivo para ellos mismos y sus círculos cercanos, los cuales hacen esa honda que repercute en el rostro de una ciudadanía, a la cual justamente quieren condenar omitiendo esta historia y este procesos que los venia acompañando. Esta ruptura puede hablar a la vez de la falta de apoyo y el olvido de la ciudad por los jóvenes en contextos vulnerables y se profundiza  al tratarlos como criminales, y no como víctimas que pueden ser. Así mismo es un olvido de cómo el arte puede ayudar a reconstituir una vida, y cómo la Familia Ayara lo ha venido haciendo durante 15 años.

Es por eso que debemos entender que las soluciones a los problemas que afrentan estos jóvenes, y los han llevado a encontrarse en esta situación, no las vamos a encontrar en una cárcel distrital, y los esfuerzos de la administración no deben estar encaminados a agravar la situación de ellos, porque son con estas decisiones cuando perdemos a nuestros jóvenes.

 

*Coordinador de Rap Debate de la Familia Ayara y asociado del Centro INCIDE.

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