Esto mejora, pero no cambia

Publicado el Polo Díaz Granados

Los samarios no nos podemos dar el lujo…

Con la tranquilidad que le da el cinismo de no importarle lo que pase con la plata de los samarios –opino yo–, el hasta hace poco presidente del Concejo de Santa Marta, Bolman Macías, dio una declaración que fue replicada por los medios de comunicación: “…es que no nos podíamos dar el lujo de devolver esos recursos”.

Pa’ que los 4 gatos que leen este blog (que ya deben ser tres, porque hace rato no escribía) pongan en su contexto la frase del concejal, el hombre se refería a una seguidilla de contratos que él firmó con la sola potestad que le daba su cargo de Presidente; contratos que firmó a 3 días de finalizar el año, en pleno fin de semana; contratos que suman más de $98 millones de pesos; que fueron creados de un momento a otro y -dicho sea de paso- ni siquiera aparecen publicados en el Secop (el sistema de contratación pública donde, por transparencia, deben aparecer todas las convocatorias públicas).

Son 8 polémicos contratos que, para serles sinceros, necesitan una buena explicación (clic aquí para conocerlos).

El contrato 053 –por ponerles un ejemplo– lo celebraron para que una persona dictara en un solo día un taller sobre “clima laboral y trabajo en equipo” a los funcionarios del Concejo de Santa Marta.  Por ese gran esfuerzo la contratista se habría ganado $15 millones de pesos… Haz una pausa, pregúntate cuánto te ganas al día y ahora haz tus cuentas.

Me tomé la tarea de ‘googlear’ el nombre de la que creí sería la gurú en temas de clima laboral –por algo cobró tan caro, pensé– y no encontré más que las típicas referencias de Sónico, Google Plus, etc, etc. Ni una sola página web que hable de ella y su experticia en el tema, ni una sola referencia bibliográfica ni académica que nos permita inferir por qué debería ganar tanta plata por un trabajo de unas horas que bien podría hacer cualquier funcionaria de recursos humanos.

También le pregunté a la concejal Patricia Caicedo, de quien tengo buenas referencias en medio de esa desprestigiada Corporación, y la cabildante tampoco tiene idea de qué pasó con ese contrato:

Otro ejemplo pa’ que se hagan a la idea: el contrato 057 tenía el objetivo de “actualizar u ordenar los libros que se encuentran en la Oficina de Archivo del Concejo”. Casi 10 millones de pesos para que en tiempo estimado de 3 días el contratista favorecido –quien presumo sería un ordenador de libros profesional- se ganara su billetico.

La vaina es así de sencilla: diga lo que diga el concejal, a los samarios no nos van a meter los dedos en la boca. ¡Exigimos una explicación real sobre dónde están esos 98 millones de pesos, mal invertidos en todo caso! ¡Exigimos pruebas sobre las contrataciones si realmente existieron! Si las contrataciones no están en el Sistema Electrónico de Contratación Pública, ¿cómo es que los contratistas se enteraron de la convocatoria entonces? Por señales de humo, ¿o por señales de Bolman?

Que las autoridades competentes no brillen por su ausencia y que esto no quede como un cuento más de la desidia en esta ciudad.

Y al concejal Macías no hay más que responderle con la misma frasecita de cajón: “Es que no nos podemos dar el lujo… de que se pierdan los recursos”.

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