Haider Valle Valle es un bacán. Y en una población pequeña como lo es Pivijay, en el Magdalena -que apenas supera los 35 mil habitantes- es difícil que alguien no lo conozca, pues este personaje es quien se aparece cada vez que algún pivijayero llama a alguna de las droguerías reconocidas del pueblo: bien sea la Inglesa, la Botica o la Andina.

Llames a la que llames, Haider llegará en su moto, con su camiseta manga larga que le hace publicidad a las empresas para las que trabaja, y con una sonrisa bacana que se pinta en su cara y en el espaldar de la camiseta.

Por esa misma peculiaridad, el que lea este blog -sea pivijayero, cachaco o funcionario de un ente de control- se sorprenderá apenas le cuente la realidad de Haider y es que, al juzgar por la Alcaldía de ese municipio, Haider se gana nada más y nada menos que un promedio de $400 millones de pesos al año a punta de contratos de: ¡váyanse para atrás!… EL PAE.

¡Así como lo lees! y es que Haider, que aún no pisa los 40 años de edad, y que en el Sisbén aparece registrado en pobreza extrema (míralo aquí), es -paradójicamente- el representante legal de la Corporación para el Desarrollo del Caribe Colombiano, también conocida como Codesco.

Esta Organización –SIN SUPUESTO ÁNIMO DE LUCRO– fue la misma a la que el pasado 17 de mayo, el alcalde municipal, Roberto Mario Pérez Varela -conocido como Rocho- le adjudicó la pendejada de $400 millones de pesos para encargarse del “complemente alimentario de los niños de las instituciones educativas públicas del municipio de Pivijay”. Contrato que aún está vigente (Mira el proceso en Secop al hacer clic aquí).

Pero también fue la misma fundación que, en el año 2022, se ganó otro contrato en Pivijay -adjudicado por el mismo alcalde, conocido como ‘Rocho’ Pérez- para brindar el alimento a los niños de los colegios públicos del municipio por un valor de $364 millones de pesos. Contrato que se ejecutó -váyanse para atrás-… ¡En 37 días! Y que tuvo un anticipo del 50%. Mira la evidencia:

Cuando uno busca esta compañía en Google -al igual que en la Cámara de Comercio (Descarga aquí el certificado)- se puede constatar que la supuesta ubicación de esta corporación es la calle 8 # 10-04, en Pivijay. Pero al llegar a esta calle destapada, uno se encuentra con que allí no funciona fundación alguna. Allí solo hay un inmueble residencial que anexa lo que tiene es una peluquería. ¡En alusión a trasquilar los recursos públicos será!

Lo de esta supuesta fundación es algo sistemático y bien grave, pues en los últimos años han logrado contratos, no solo de la alimentación de los niños, sino también de temas bien diversos que nada tienen que ver: con decirles que hasta obras de dragado de caños (ver aquí) y proyectos agropecuarios (también ver aquí) han conseguido. Y sus tentáculos sobrepasan los límites de Pivijay, pues también han logrado contratos en municipios como Salamina y El Retén.

Pa’ que se hagan una idea, entre 2017 y 2023, la fundación representada legalmente por el domiciliario de Pivijay se ha hecho con más de $1.800 millones de pesos, beneficiándose de contratos en algunos de los municipios más pobres del Magdalena. ¡Simplemente absurdo e insólito!

Yo sé que los 4 gatos que me leen podrían preguntarme que qué tengo contra la superación de las personas, ¿que acaso ahora un domiciliario no puede lograr tan éxito? A lo que yo tengo que responderles -esta vez sin mamadera de gallo- que este es un tema muy serio y preocupante, pues no hay que tener 2 dedos de frente pa saber que: ¡al bacán de Haider lo están usando de firmón!

Detrás de este pobre hombre, que quizás ni sepa qué lo ponen a firmar -pues pa completar, la seguridad social se la pagan los dueños de la droguería,  hay una mafia que se está llevando los recursos públicos de una población pobre como Pivijay, como el Retén y como Salamina, donde además acuden a recursos tan sagrados como es el de los niños, muy probablemente con el pleno conocimiento de los alcaldes que adjudican estos contratos.

Porque es que no me cabe en la cabeza que el alcalde de una población como la de Pivijay, adjudique semejantes contratos millonarios a una fundación, cuyo representante legal sea el que le lleva los domicilios del Advil y el Acetaminofén hasta la puerta de su casa.

¿A cambio de qué es que no les tiembla la mano para entregar cientos de millones de las arcas públicas sin verificar algo tan básico como el representante legal del contratista del PAE? ¿Son realmente ciegos o más bien será que miran para otro lado a propósito?

No sé qué piensen ustedes, pero para mí, los entes de control tienen que revisar esto urgente, pues no me quiero imaginar que ellos también se hacen los invidentes ante las irregularidades que saltan en sus propias narices.

Ante esta preocupante situación, solo me resta decirles: ¡Piensen mal y acertarán!, pues nos roban en la cara, nos estamos dando cuenta y nadie dice nada.

P.D.1. Les corresponde a las autoridades hilar, pero no hay político local al que uno no le pregunte que no atine a decir lo mismo: el PAE de Pivijay “es de un señor” que -con empresas de él firmadas por terceros- se ha hecho millonario, ha sido candidato a la Asamblea y ahora lleva a su hijo al Concejo.

No digo su nombre propio porque en mi reportería para hacer este blog no logré encontrar el vínculo. Cosa que -creo- no le quedará difícil a las autoridades. Investiguen y lo encontrarán.

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