Embrollo del Desarrollo

Publicado el Gudynas Eduardo

DERECHOS INDIGENAS VIOLADOS: OTRA CARA DE LAS EXTRAHECCIONES

tn_KayapoProtestaBeloMonteREn América Latina se hace cada vez más frecuente que los proyectos extractivistas involucren la violación de derechos humanos y de la Naturaleza. Esa tendencia afecta duramente a los pueblos indígenas. No son fatalidades ocasionales, sino que esa violación se ha vuelto indispensable para hacer posible un extractivismo cada vez más agresivo. La situación es tan grave que se volvió necesario acuñar un nuevo término para dejarla en claro: extrahección. Y esa violación de los derechos indígenas se registra ahora en todos los países sudamericanos.

Entre los casos más agudos se encuentra Brasil, donde grupos indígenas han tomado en varias ocasiones el obrador de la represa de Belo Monte, sobre el Río Xingu. Esta es una obra gigantesca, construida bajo la excusa de dar energía a las ciudades del sur del Brasil, pero más probablemente para servir al extractivismo minero. La pasada semana esas protestas dejaron un indígena muerto y obligó a la renuncia de la encargada de la agencia federal brasileña para los indígenas (más información aquí…).

Se ha indicado que la política del gobierno de Dilma Rousseff hacia los indígenas es la peor desde el retorno democrático en Brasil, y que está en marcha un genocidio (un análisis aquí…).

En Argentina, bajo las administraciones Kirchner, la intensificación del extractivismo desembocó en crecientes presiones sobre sus pueblos indígenas, tanto en zonas mineras como en sitios de avance agrícola ganadero. La reciente Cumbre de los Pueblos Originarios decidió desembarcar en Buenos Aires, con una ocupación y vigilia frente a la Casa Rosada para presentar sus denuncias a la presidenta (ver…).

He presentado estos dos casos, Brasil y Argentina, porque reflejan la profundización del embate contra los pueblos indígenas que ocasiona el extractivismo. Es una problemática que se expresa en condiciones similares en otros sitios.

En Bolivia, las federaciones indígenas son hostigadas por el gobierno, y los grupos que permanecen independientes, tanto del altiplano como de las tierras bajas tropicales, repiten las denuncias de las violaciones sobre sus derechos (más…). Amnistía Internacional ha denunciado que se irrespetan los derechos de los indígenas en Colombia (aquí…) y en Ecuador (aquí…).

En Perú la situación para las comunidades andinas y especialmente amazónica sigue siendo grave (un ejemplo aquí…), y en Paraguay se vuelve a reiterar que se margina a sus pueblos originarios (más …)

Los mapuches del sur de Chile han acusado al gobierno de violar sus derechos ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) (más …). Lo mismo se repite entre otros grupos indígenas en Venezuela (por ejemplo los Yukpa, aquí…)

Y para completar la lista, también existen denuncias vinculados a explotaciones mineras en Guyana (aquí…) y Suriname (aquí…). La única excepción en el continente es Uruguay, ya que carece en la actualidad de pueblos indígenas.

El balance final es alarmante: en todos los Estados sudamericanos se están violando los derechos de los indígenas. En pleno siglo XXI, todos los gobiernos sudamericanos, sin excepción, han fracasado. Y en todos los casos, esto está relacionado con distintas formas de extractivismo, sea minero, petrolero o agrícola, o con sus obras de soporte.

La relación se ha vuelto tan estrecha que explica la necesidad de acuñar una nueva palabra: extrahección. Esa “h” invoca el término en latín “extraher”, que significa arrancar con violencia. La extrahección es, por lo tanto, una extracción de recursos naturales tan intensa que viola los derechos humanos y de la Naturaleza. Es una nueva palabra para dejar muy en claro que hay un extractivismo que se impone por la fuerza.

Presentada la palabra quiero adelantar una hipótesis: actualmente, la extrahección no es un resultado indeseado o que escapa a una voluntad que busca evitarlo, sea desde los gobiernos o las empresas involucradas. Por el contrario, es la situación de base en todo el continente, tal como muestran los ejemplos de violaciones con pueblos indígenas que se acaban de presentar.

La extrahección se ha vuelto una condición indispensable para muchos de los actuales emprendimientos extractivistas, ya que por su intensidad o tamaño, sólo son posibles violando derechos humanos o ambientales. Ninguna comunidad local los aceptaría, ninguna evaluación ambiental seria los justificaría, la Naturaleza no los tolera. Por lo tanto, se debe quebrar el marco de derechos para imponerlos.

Estas son las extrahecciones: se incorpora la “h” para dejar en claro que se violan los derechos. Se invaden tierras, se desplaza comunidades, no se les consulta o se les miente, se destruyen viejas tradiciones, se persigue a líderes ciudadanos, y en varios casos de los criminaliza, y hasta asesina. Por lo tanto, cualquier alternativa debe encarar con urgencia erradicar estas extrahecciones de nuestro continente y cumplir con los marcos nacionales e internacionales en derechos de los humanos, su ambiente y la Naturaleza.


 Para saber más sobre extrahección y extractivismo visitar aquí…

Fotografía: kayapó amazónicos protestando contra la represa de Belo Monte en Brasil.

Publicado el 12 de junio 2013. Este es un espacio participativo; aportes, críticas y reacciones, escríbame a: embrollodeldesarrollo(arroba)gmail.com
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