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Un tercio de los peces de agua dulce del mundo está en riesgo de extinción

Este martes se publicó un informe que evalúa el estado de las poblaciones de peces de agua dulce en el mundo. Según el reporte, elaborado por 16 organizaciones conservacionistas, de 10.336 especies analizadas, cerca del 30 % está en riesgo de extinción. Las principales amenazas provienen de los humanos. 

Un pescador artesanal colombiano sostiene una piraña. / Foto: Camilo Díaz, cortesía WWF Colombia.

Por: Blog El Río (@BlogElRio)

“Los peces olvidados del mundo”. Así se tituló el último reporte publicado este martes por 16 organizaciones conservacionistas sobre las amenazas que enfrentan los peces de agua dulce.

Aunque las pesquerías de agua dulce son la principal fuente de alimentos y proteínas para más de 200 millones de personas en el mundo, históricamente su valor en el bienestar de las personas y las economías ha sido subestimado. En cambio, amenazas como la contaminación (doméstica, agrícola e industrial), la sobrepesca, la construcción de represas hidroeléctricas, la extracción excesiva del agua y el cambio climático han llevado a que un tercio de las poblaciones mundiales de peces de agua dulce se encuentren actualmente en peligro de extinción, señala el reporte. (Le puede interesar: Así «cantan» los bocachicos del Magdalena)

Según expertos colombianos, las estadísticas que nos aportan las pesquerías permiten ver que en todas las cuencas del país los tamaños poblacionales de peces migratorios se han reducido cerca de un 80%. / Foto: Simón De Man – WWF

“La biodiversidad de agua dulce está disminuyendo al doble de la tasa de nuestros océanos o bosques”, aseguran desde WWF. De acuerdo con la información recopilada, 80 especies de peces de agua dulce ya han sido declaradas “Extintas” por la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN. Dieciséis fueron incluidas solo en el 2020.

Asimismo, las poblaciones de peces migratorios de agua dulce se han reducido en un 76% desde 1970, como contamos en este reporte, y los peces grandes (esos que pesan más de 30 kilogramos) han desaparecido prácticamente en la mayoría de los ríos. Según datos de las organizaciones, la población mundial de megapeces se redujo en un catastrófico 94%.

“En ningún lugar la crisis de la naturaleza mundial es más aguda que en nuestros ríos, lagos y humedales, y el indicador más claro del daño que estamos haciendo es la rápida disminución de las poblaciones de peces de agua dulce”, aseguró Stuart Orr, líder mundial de agua dulce de WWF.

Aunque hay una larga lista de amenazas, en gran parte encabezada por acciones del ser humano, las organizaciones son enfáticas en que todavía hay soluciones. Y el 2021 podría ser el año para empezar a implementarlas. (Puede leer: El invento colombiano que puede llevarle agua de mar a las mesas de La Guajira)

“El mundo debe aprovechar la oportunidad de asegurar un acuerdo global de biodiversidad ambicioso e implementable en la conferencia de la Convención de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica (CDB) en Kunming, China, una que debe, por primera vez, prestar la misma atención a proteger y restaurar nuestros sistemas de soporte de vida de agua dulce como los bosques y océanos del mundo”, asegura WWF. Solo así, podrían empezarse a revertir décadas de disminución de las poblaciones de peces de agua dulce. “Un Nuevo Acuerdo por la Naturaleza y las Personas devolverá la vida a nuestros ríos, lagos y humedales agonizantes”, insisten.

El panorama en Colombia también es preocupante

Cuenca baja del río Caquetá. / Foto: Simón De Man – WWF

Aunque el país cuenta con una diversidad enorme de peces de agua dulce: 1.595, según las estimaciones más recientes (392 son endémicas y 106 son migratorias), presiones como el uso de artes de pesca ilegales, la sobrepesca y la contaminación por mercurio derivada de la minería ilegal, tienen en gran riesgo especies como los grandes bagres del género Brachyplatystoma.

De acuerdo con los registros del Libro Rojo de los peces dulceacuícolas de Colombia, en el país ya se extinguió una especie: el pez graso de la Laguna de Tota (Rizosomichthys totae), que desde 1958 no ha vuelto a ser colectado. Se presume que desapareció por la introducción de una especie extranjera en los años 50: el capitán de la sabana (Eremophilus mutisii).

Cuatro especies más están “En Peligro”, según la Lista Roja:

La sabaleta de piedra (Brycon labiatus), endémica de Colombia, ubicada en la cuenca del Magdalena, y afectada por la alteración de su hábitat que generan la alta concentración de industrias y agricultura intensiva en la cuenca del río Cauca. El jetudo, pataló, jetón o besote (Ichthyoelephas longirostris), endémico de Colombia y que solo está presente en las cuencas de Magdalena, Cauca y Ranchería, amenazado por una fuerte presión pesquera comercial y de consumo, pues su carne es más preciada que la del bocachico.

También el bagre de río, bagre cazón, o bagre blanco (Notarius bonillai), que se encuentra en las cuencas del Atrato y Madgdalena y está posiblemente afectado por la sobrepesca y la contaminación; y la arawana azul (Osteoglossum ferreirai), una especie compartida con Brasil, que en el país se encuentra en el Orinoco, sometida a una fuerte presión pesquera por el alto valor económico de sus alevinos y juveniles en el mercado internacional de peces ornamentales (de acuario).

Un comercio sostenible de especies ornamentales

De la enorme riqueza que tiene el país en peces de agua dulce (1.595 especies identificadas), el 29% se comercializan. Solo 106 son para consumo, y 351 con fines ornamentales.

De hecho, en 2015, las divisas generadas por la exportación de especies ornamentales de agua dulce ascendieron a los ocho millones de dólares y, en 2019, más del 50% de los ejemplares exportados (es decir 4’851.668 peces ornamentales de agua dulce) provenían de Inírida. “De la Orinoquia (Puerto Carreño e Inírida) sale el 90% de la pesquería de peces ornamentales de agua dulce del país, pero sus ríos enfrentan cada vez mayores amenazas”, aseguran de WWF.

La cuenca del río Bita, por ejemplo, reconocido por ser es uno de los ríos más conservados del país, es un corredor ecológico crucial y el epicentro de la pesca deportiva nacional. Sin embargo, está siendo afectada por la pesca ilegal de especies en peligro.

Niño de la comunidad indígena Santa Rosa, en la Estrella Fluvial Inírida. con una canasta de pesca tradicional. / Foto: Camilo Díaz – WWF

Los peces han sido la principal fuente de alimento de las comunidades indígenas, campesinas y afrocolombianas de muchas regiones de Colombia. En la región amazónica, principalmente en las riberas de los ríos Amazonas, Putumayo, Caquetá, Meta, Guaviare y Vaupés, por ejemplo, una persona consume en promedio entre 100 y 500 gramos de pescado al día y su menú de especies es mucho más diverso que el que consume la mayoría de los colombianos. De ahí lo crucial que es contar con ríos y peces sanos para su seguridad alimentaria.

Las organizaciones detrás del informe fueron Alliance for Freshwater Life, Alliance for Inland Fisheries, Conservación International, Fisheries Conservation Foundation, Freshwaters Illustrated, Global Wildlife Conservation, InFish, UICN, el Grupo Especialista en Agua Dulce de la uicn, Mahseer Trust, Shoal, Synchronicity Earth, The Nature Conservancy (TNC), World Fish Migration Foundation, WWF y Sociedad Zoológica de Londres.

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