El Río conversó con Magnolia Longo, la bióloga que estuvo encargada de revisar las fuentes de agua del Acueducto de Bogotá para el año 2017. Ella nos explicó qué tan limpios están los lugares de donde sale el agua que consumimos los bogotanos.

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En la planta de tratamiento Tibitoc se hace el tratamiento para el agua del occidente de la ciudad, así como para los municipios Gachancipá, Cajicá, Chía, Soacha, Funza, Mosquera y Madrid. / Gustavo Torrijos – El Espectador

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Maria Paula Rubiano y Cesar Rodríguez
Periodistas blog El Río

Todos tenemos muy claro a dónde van a parar las aguas contaminadas de la capital del país: al río Bogotá, uno de los más contaminados del país. Pero pocos nos hemos preguntado de dónde sale el agua que sale por nuestros grifos, y qué tan limpios están los lugares de dónde la saca la Empresa de Acueducto, Alcantarillado y Aseo de Bogotá (Eaab).

Magnolia Longo, profesora del departamento de ciencias biológicas y ambientales de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, ya se había hecho esa pregunta antes de ganarse la oportunidad para monitorear la calidad del agua en todos los sistemas hídricos de los cuales se abastece la Eaab.

Yo era escéptica, la verdad. Pero cuando uno es el que hace los proyectos y el monitoreo junto al Acueducto se da cuenta de la rigurosidad que hay detrás de todo esto”, confiesa en una sala de la Tadeo.

Magnolia monitoreó, durante un año, muestras provenientes de los cinco embalses de donde se saca el agua que consumen los bogotanos, que a su vez son alimentados con las corrientes de 39 ríos y quebradas.

Fue gracias a este proyecto que Longo se enteró que quienes viven en Usme consumen el agua de Bogotá con el origen más puro, pues esa es la que baja de Sumapaz y Chingaza. Se enteró, además, que cada mes el Acueducto mide 37 variables fisicoquímicas en todos los cuerpos hídricos que abastecen a la ciudad. “Es realmente riguroso”, cuenta.

Adicionalmente, en el proyecto que Longo hizo junto al Acueducto la investigadora analizó las formas de vida presentes en lo ríos, que sirven para saber qué tan saludable es el ecosistema y, en consecuencia, que tan puras están sus aguas.

Cada organismos cuenta una parte de la historia sobre el agua”, dice la bióloga. Cuenta, por ejemplo, que la presencia de fitoplancton (es decir, de algas) es fundamental, pues estos organismos producen más oxígeno en el planeta que los árboles. Las algas del perifiton (las que se pegan a rocas, troncos o raíces de los árboles), por su parte, son clave para fijar ciertos nutrientes en los ecosistemas.

Otros grupos estudiados fueron el zooplancton y los macroinvertebrados (insectos y moluscos). Precisamente son estos últimos en los que Magnolia Longo ha enfocado a lo largo de su carrera profesional.

Estos son algunos de los microorganismos que encontró Magnolia Longo en los ecosistemas que proveen de agua al Acueducto de Bogotá. / Cortesía Magnolia Longo.

De hecho, tras finalizar el proyecto con el Acueducto, Longo y un estudiante de maestría siguieron estudiando qué significa para estos ecosistemas la presencia de larvas de moscas.

Las moscas no siempre se asocian con ecosistemas sucios o putrefactos”, dice, pero recuerda que si bien la gente suele pensar en las moscas en su estado aéreo, antes son acuáticas. “Hay una familia llamada quironómide, que es el que estamos estudiando, que históricamente se ha asociada a mala calidad del agua, pero encontramos que a algunos individuos de esta familia les gustan desarrollarse en aguas limpias. Queremos saber porqué zancudos y moscas viven en estos ecosistemas tan limpios”, dice.

Con los datos más relevantes de la investigación de Magnolia Longo y su equipo, El Río hizo el mapa del origen del agua que beben los bogotanos. La información en los puntos con estrellas azules (río San Rafael y Embalse Tibitoc).

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*Nota: la infografía se hizo con información que la Empresa de Acueducto, Alcantarillado y Aseo de Bogotá ESP le suministró a el blog El Río el 27 de febrero de 2018. Cualquier imprecisión que represente respecto a  cuerpos hídricos, es responsabilidad del Acueducto de Bogotá. 

Por petición de nuestros lectores, aclaramos que, tras la captación del agua en las fuentes hídricas ya mencionadas, toda el agua de la ciudad de Bogotá pasa por un proceso de tratamiento y descontaminación que la deja apta para el consumo humano, según nos contó Magnolia Longo.

“Este proceso hay que hacerlo pues aunque las fuentes de agua son muy sanas gracias a las bacterias, algas y animales que viven en ese ecosistema; estos seres vivos no son necesariamente sanos para el “ecosistema” del cuerpo humano”, explicó Magnolia Longo a El Río.

Si quiere contactarse con nosotros escríbanos a: [email protected]
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