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Se contaminó la única parte limpia del río Bogotá

Vecinos de la cuenca alta del río Bogotá denuncian que recién nacido este afluente, las aguas sucias de Villapinzón y Chocontá están siendo vertidas en el cauce, aún en lugares que antes no estaban afectados. Las autoridades admiten que no hay un remedio inmediato para descontaminarlo.

Esta fotografía, tomada el 26 de febrero de este 2019, demuestra el estado en el que bajan las aguas del río Bogotá, apenas a tres municipios de su nacimiento. /Fotos: Cortesía Mauricio Franco

Por: Camila Taborda (@Camilaztabor) – Periodista El Espectador
Fotos: Cortesía Mauricio Franco

No es un secreto que el río Bogotá está contaminado; pero el afluente que corre frente a la casa de Mauricio Franco, empotrada en las piedras de Suesca —el tercer municipio de Cundinamarca por donde se asoma este cauce tras nacer— solía fluir intacto. “Todavía es un río vivo”, lo describe él. Por eso, hace un año, se espantó al verlo bajar con una nata gris despidiendo un olor nauseabundo. “Negro como una cloaca”, recuerda. Su reacción, movido por pasiones como él mismo lo afirma, fue perseguir la razón aguas arriba. Con cámara en mano abordó su carro y dejó que el lecho lo guiara hasta la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) de Chocontá. De un desagüe salían aguas negras a borbotones y desembocaban en el río.

Esta fue una de las fotografías que tomó Mauricio Franco en marzo pasado, y que puso en conocimiento de la CAR.

Envió el video y las fotografías que tomó a la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) en un correo electrónico titulado “Denuncia por contaminación en la cuenca alta del río Bogotá”. Las respuestas que recibió no lo dejaron satisfecho: habían visitado el sitio y tomarían cartas en el asunto, pero la mancha en el agua pasó, al igual que el apuro y los meses hasta hace unos días cuando, cual un déjà vu, la historia se repitió. Mauricio salió de nuevo a cazar la raíz del problema y se encontró en el mismo lugar.

Esta foto fue tomada el pasado 26 de febrero, y muestra las aguas negras que fluyen en la margen derecha del río.

Juntando sus pruebas, cobró más fuerza la sospecha de que “la PTAR de Chocontá está descargando sus aguas negras al río Bogotá cada vez que se ve en apuros”. De hecho, él no es el único con esa certeza. Cuando el video de Mauricio se viralizó por redes, otros vecinos de la cuenca alta se unieron a las quejas. Entre ellos Roberto Zuluaga, quien vive en Chocontá a orillas del río, que para esa altura ha recorrido 18 kilómetros desde su nacimiento.

El problema, dice Zuluaga, “se agrava los viernes a eso de las cuatro de la tarde, cuando los entes de control no están. La PTAR aprovecha para descargar desechos al río: químicos como soda cáustica y otros tratamientos para el cuero utilizados por las curtiembres. Todas las aguas negras de Villapinzón, que no tiene planta. Hasta animales muertos he visto flotar”.

Esta fotografía fue tomada por Zuluaga a tan solo 18 kilómetros del nacimiento del río Bogotá. / Cortesía Roberto Zuluaga

En efecto, Libia Estefanía Mejía es testigo de lo inútil que se ha vuelto esta PTAR. Esta ingeniera ambiental y sanitaria analizó en su tesis de grado qué tan eficientes son las plantas de tratamiento de la cuenca alta del río Bogotá. En los resultados, aprobados hace dos años por la Universidad de La Salle, se resaltaba la obsolescencia de la planta de Chocontá.

“Fue construida en 1995 y funciona por lagunas de oxidación, una tecnología que solo remueve materia orgánica pero no aceites, hidrocarburos, componentes químicos, metales pesados ni sustancias tóxicas. Otro problema es que la PTAR no tiene capacidad suficiente y cuando llueve mucho, las aguas industriales y domésticas se vacían directamente al río Bogotá”, sostiene Mejía.

El secretario de Obras Públicas de Chocontá, Álvaro Pedreros, le da la razón. Según sus estimaciones, la eficiencia actual de la planta está entre 50 y 60 % debido a su antigüedad, el tipo de tecnología y el crecimiento poblacional del municipio. Por eso, aseguró, desde hace un año y medio se creó el Consorcio PTAR Chocontá para que este sistema cumpla con lo exigido por la norma, una norma blindada hasta por el Consejo de Estado, que ordenó hace cinco años descontaminar el río Bogotá.

Pese a que Efraín Eduardo Contreras, secretario de Ambiente de Cundinamarca, conozca a la perfección esa sentencia, su reacción ante esta serie de denuncias es admitir que “es un tema complejo”. La explicación del funcionario es que en el momento del fallo ni siquiera los diseños de los planes maestros de alcantarillado, que son requisito para una PTAR, estaban a plenitud.

Es decir que, pese a que el Consejo dio un plazo máximo de cumplimiento a 2017, no todos los municipios tienen  las mismas ventajas. En el caso de Villapinzón, donde se construirá una PTAR en 2020, serán invertidos de $12.000 a $15.000 millones, “un costo de operación muy alto que a veces  los municipios pequeños no pueden financiar con sus recursos”, explicó el funcionario.

En ese caso, si todos aceptan la culpa, ¿qué se puede hacer ante las quejas de la comunidad de Suesca y Chocontá? Mientras tanto, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), citada entre muchos entes por el Consejo como responsable de la sentencia, es la única con aval de hacer algo.

Su director, Néstor Franco, sostiene que lo que pasa en Chocontá es la misma historia de todas las aguas residuales que se cuelan al río. Para enfrentar la situación, la CAR ha cofinanciado con esta Alcaldía la remodelación de un nuevo sistema. Eso cuenta como medida de urgencia porque, defiende Franco, “no podemos cerrar una planta. Eso significa que la cura puede ser peor que la enfermedad. ¿Dónde disponemos las aguas sucias entonces? La comunidad seguirá vertiendo desechos diariamente. Llegarían todas al río  o serían retenidas por el sistema, lo que tendría consecuencias catastróficas”.

Esa conclusión, al parecer, podría no dejar satisfecho a nadie.  Por ahora Chocontá presentará sus diseños de remodelación en junio y mientras, prometen los veedores de la cuenca alta, seguirán acumulando pruebas de esta lamentable situación que no es secreto para ninguno.

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