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Los biólogos que quieren limpiar el nombre de las “aguamalas”

El Grupo de Investigación en Biodiversidad Marina y Costera, de la Universidad de Córdoba, lleva varios años investigando a las medusas. Descubrieron la presencia de una nueva especie en la Bahía de Cispata, un lugar donde nunca antes se había documentado su presencia.

Las medusas son uno de los organismos más antiguos del planeta: aparecieron hace 500 millones de años, antes que los dinosaurios. Foto: Pixabay

Por: María Paula Rubiano 
Periodista Blog El Río -El Espectador
Fotos: Cortesía Ana Lucía Pico

Ana Lucía Pico Vargas es una bióloga con una extraña fascinación: las medusas. Aunque siempre ha estado enamorada del mar, no siempre las llamó por su nombre real. Ella, como quienes frecuentan las playas del Caribe colombiano, solía llamarlas “agua malas”. Sin embargo, cuando entró a estudiar biología en la Universidad de Córdoba, el profesor Jorge Quiroz le pasó varios textos sobre las medusas que la dejaron sorprendida.

“Me di cuenta de que son fundamentales para el océano. Son super importantes porque equilibran la dinámica de los océanos, son depredadores y presas. Su vaivén en la columna de agua oxigena el agua, y cuando mueren, se van al fondo del océano y lo nutren”, explica Ana Lucía Pico. Además, las medusas alojan bajo sus campanas a pequeños alevinos de peces y crustáceos bebé, brindándoles protección de posibles depredadores.

Desde entonces, se vinculó al Grupo de Investigación en Biodiversidad Marina y Costera (Biodimarc) de su universidad, y dedicó buena parte de sus estudios de pregrado a investigar sobre estos animales.

Una vez los pescadores terminaban sus jornadas de pesca, Ana Lucía Pico separaba sus «bichitos», como llama cariñosamente a las medusas.

Se dio cuenta de que la información que había sobre ellos en la Bahía de Cispata, una de las zonas más biodiversas del Caribe colombiano, era prácticamente nula. Por eso, el grupo de investigación decidió emprender un proyecto para investigar la presencia de estos animales en ese lugar, en donde el río Sinú se une con el mar y crea un complejo ecosistema de ciénagas y manglares.

Los resultados de esa investigación acaban de publicarse en la Revista de Biología Marina y Oceanografía de Chile. Documentaron, por primera vez, la presencia de una especie de medusa, la Stomolophus meleagris, en ese lugar del Caribe.

Así lo hicieron

Para realizar el proyecto, los miembros del Biodimarc se aliaron con la bióloga Cristina Cedeño-Posso, quien lidera el Proyecto de Investigación de Animales Gelatinosos: MEDUSOZOA, el proyecto de investigación sobre medusas más completo del país, vigente desde 2009.

“Lo que yo hacía era irme hasta Cispata muy temprano, a las cuatro de la madrugada, para ir a lanzar las redes con los pescadores”. Cuando horas más tarde los pescadores recogían los chinchorros con pescado y camarones, Pico recogía las medusas que venían con ellos, y los llevaba congelados hasta el laboratorio de zoología de la Universidad de Córdoba.

Allí observaba las características físicas del animal, y veía si era alguna de las especies ya descritas para esa región del país. Tras repetir este trabajo durante cuatro semanas, ella y el equipo identificaron 21 ejemplares de una especie que jamás había sido avistada en la Bahía de Cispata.

Pico aclara que la especie encontrada no representa ningún peligro para los humanos, pues a diferencia de otras especies, no tiene toxinas.

Ahora, Biodimarc está indagando más a fondos sobre las demás especies encontradas en la Bahía. En últimas, propone Pico, lo ideal sería hacer un seguimiento de la presencia de estos animales en las distintas playas del país, y medir cómo cambios en las temperaturas marinas afectan su presencia.

Ana Lucía Pico en una de las jornadas de pesca con los pescadores de la Bahía de Cispata.

Hoy, la mayor amenaza de las medusas tiene que ver con el cambio climático, pues la temperatura del agua puede afectar sus comportamientos. Las aguas calientes hacen que se reproduzcan a mayor velocidad. Esto, unido a la sobrepesca de algunos de sus depredadores, puede hacer que haya un crecimiento alarmante de sus poblaciones.

“En la cadena de antigüedad, las medusas son animales más antiguos que los dinosaurios, lo que quiere decir que tienen una gran capacidad de adaptación. Sería muy interesante entender cómo se están adaptando a este fenómeno climático, y así dar a conocer su importancia”, concluye la bióloga Pico.

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