Seguramente muchos bogotanos, lo primero que imaginan cuando piensan en el río Bogotá es la imagen de un afluente muerto, olvidado, de aguas contaminadas y nauseabundas. Sin embargo, el padre del ambientalismo en Colombia, Julio Carrizosa Umaña, en el libro ‘Río Bogotá’ (1985) expande el imaginario básico que existe sobre sus aguas y recorre detalladamente 9 ambientes del río que fueron conformándose históricamente por la conjunción de la acción del hombre con las características del cambio climático y la evolución biológica del entorno. Crónica gráfica de un recorrido donde el río vive y muere varias veces.»
Por: César Andrés Rodríguez Garavito
Periodista Blog El Río
«Pasa esto con nuestro río Bogotá. Creemos conocerlo y tener derecho a denigrar de él cuando vemos las espumas tóxicas o inhalamos los olores nauseabundos que emanan de sus aguas temiendo ofender a nuestros sentidos, como si tuviéramos una venda que nos permitiera observar únicamente lo feo y lo malo sin reconocer el contexto histórico que le ha dado vida (y muerte) a uno de los principales afluentes del país.»
Lo anterior, es la introducción a un robusto y detallado texto creado por el maestro Julio Carrizosa Umaña llamado ‘Los 9 ríos’ en el cual describe la diversidad ambiental, biológica y social de determinados sectores del afluente que intervienen progresivamente en su cauce.
El artículo hace parte de una serie de colaboraciones entre científicos, escritores y periodistas, agrupadas en el gran libro «Río Bogotá» que escudriña casi por completo todas las relaciones que hemos consolidado los capitalinos con nuestro principal afluente y proyecta los diversos escenarios que tendría el río si su explotación se mantiene como en la actualidad.
Según Carrizosa, los usuarios del río (especialmente los bogotanos) no reconocemos que el río es el resultado de formaciones y movimientos geológicos milenarios que datan de los vestigios del mar caribe hace 115 millones de años, pasando por el plioceno (hace 5,33 millones de años) en donde se conformó la cordillera oriental y el gran lago de la sabana que cubría toda la región (conocido por los chibchas como la ‘Laguna de la tumba’), hasta el desbordamiento del Tequendama y la posterior conformación de aquel río lento y perezoso, conocido originalmente como el río Funza.
En ésta oportunidad, El Río lo invita a descubrir estas ‘9 vidas’ del principal afluente capitalino por medio de un recorrido gráfico basado en la documentación previa del ‘padre del ambientalismo en Colombia’.
PRIMERA PARTE
(Cuenca Alta)
SEGUNDA PARTE
(Cuenca Media)
TERCERA PARTE
(CUENCA BAJA)
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