Durante una semana, El Río se embarcó en la expedición más ambiciosa que ha recorrido el río Arauca, con científicos colombianos y venezolanos a bordo. Este es un recuento gráfico de esos días de río.
Por: María Paula Rubiano
Periodista Blog El Río y El Espectador
Fotos: María Paula Rubiano / Fernando Trujillo – Fundación Omacha
El río Arauca, con sus más de mil kilómetros de extensión se convirtió, a punta de balas y fusiles, en uno de los rincones más inexplorados del país en términos científicos. Desde entonces, la ciencia había decidido aislarse deestee cosistema, que compartimos, en un tramo de 250 kilometros, con Venezuela.
Pero este año, tras el fin del conflicto armado con las Farc y el cese al fuego con el Eln, la Fundación Omacha decidió reunir a 15 científicos colombianos y venezolanos para recorrer esa frontera olvidada y buscar qué tal estaba la biodiversidad de sus aguas. Delfines rosados, babillas, aves y peces fueron los protagonistas de esta búsqueda.
Aquí, un recuento gráfico de esta expedición, cuya historia completa se encuentra en nuestro especial: “Seis días navegando por el río Arauca”.
La expedición partió de Arauquita, en Colombia, con rumbo a Puerto Colombia, en Venezuela.
Sin embargo, por ser fronterizo, durante 320 kilómetros el río tiene una orilla asentada en territorio colombiano y la otra, en tierras venezolanas. El único paso legal entre la orilla venezolana y la colombiana es el Puente Internacional José Antonio Paez, justo entre el pueblo colombiano de Arauca y el venezolano de Apure.

Todos los días, sentados en altas sillas de las terrazas de proa y popa, los exploradores y científicos se sentaban a observar el río, y a contar y geolocalizar los animales que iban apareciendo ante sus ojos.


Los delfines rosados fueron los grandes protagonistas de esta expedición. En total, los investigadores se toparon 283 «toninas» -como también se le dice a os delfines de agua dulce-, más de un ejemplar por cada kilómetro.

De acuerdo con Fernando Trujillo, director de la Fundación Macha, este es un buen número, y es prueba de que el río se encuentra con una salud aceptable: en una escala de salud de los ríos que hizo Omacha sobre la cuenca de la Orinoquia, gracias a la gran cantidad de delfines el Arauca pasó de una calificación de 2,8 a 3,6 sobre 5.
Foto: Fernando Trujillo- Fundación Omacha
Los peces también fueron protagonistas. Tres ictiólogos -dos colombianos y un venezolano- se dedicaron todas las tardes a pescar nuevos ejemplares. En la foto, Lina Mesa, investigadora de fauna vertebrada acuática del Humboldt.
Después de la pesca, los ictiólogos registraron en libretas y tomaron muestras de ADN de los especímenes recolectados. En total vieron 90 especies, un número modesto que podría explicarse por las aguas crecidas del río.
Otras protagonistas fueron las aves. Alexis Araujo, el ornitólogo del grupo, identificó 136 especies a lo largo de todo el recorrido.


Las babillas -los científicos no vieron un solo caimán llanero- y las nutrias de río también se aparecieron en el camino de la embarcación. La ausencia de caimanes podría explicarse por el boom de explotación de pieles que se vivió en la zona durante los años setenta, que acabó con buena parte de esa especie en la región.


La crisis económica en Venezuela también hizo su aparición en el viaje. Primero, en la forma de un espinazo putrefacto de babilla: “La gente en Venezuela no puede comprar carne, por eso, cada vez más especies animales están amenazadas de ser cazadas para alimentación”, dijo Omár Hernández, director de la Fundación para el Desarrollo de las Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales de Venezuela.
La segunda, en forma de la inflación que afecta a ese país. E la foto 25.000bolívares que apenas alcanza para comprar una bolsa de leche. En Venezuela, el salario mínimo está en 90.000 bolívares.
Si bien esta expedición recorrió la frontera, los investigadores tiene la ambición llegar hasta la desembocadura del Arauca en el río Orinoco en 2018.
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