El Río

Publicado el El Espectador, Dejusticia y Patrimonio Natural

«Hay que ponerse de acuerdo sobre cómo manejar el agua para apoyar la sostenibilidad del territorio” 

Dr. Ernesto Guhl Nannetti, Dir. Quinaxi. Entrevista con Natalia Gónima (versión #2)

Uno de los retos principales que afronta el desarrollo de la ciudad de Bogotá y la región que la circunda, es disponer de agua suficiente con la calidad adecuada.

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río Bogotá altura Cota/Foto:Natalia Gónima

Por ello la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, encargó al Instituto Quinaxi,  organización sin ánimo de lucro con vasta experiencia en la planificación ambiental y en especial del agua, tanto en Colombia como en otros países, que  realizara una investigación para buscar y analizar nuevas formas de gestión del agua, para satisfacer adecuadamente las crecientes necesidades de los casi 9 millones de personas que habitan la región y las demandas para los otros usos del agua, como la agricultura y la industria, de manera que su sostenibilidad hacía el futuro esté garantizada.

El resultado de éste trabajo contiene una delimitación del territorio más adecuado para la gestión sostenible del agua y propone un esquema organizacional para llevarla a la práctica.

En vista de los agudos problemas hídricos que han sufrido diversas regiones del país y la incertidumbre sobre el futuro del agua debida al  fenómeno de El Niño y al cambio climático, El Espectador, habló con el Dr Ernesto Guhl, reconocido ambientalista que dirige a Quinaxi desde su fundación hace 17 años, sobre el panorama  del agua en la región y las propuestas para mejorar  su gestión y apoyar la sostenibilidad.

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¿Cómo surge la necesidad de un estudio sobre la gestión integrada del agua y el territorio?

La EAAB, justamente preocupada por la sostenibilidad de la oferta de agua en la región  y en cumplimiento de su tarea de suministrar agua de buena calidad a una población urbana que crece rápidamente, nos solicitó analizar las relaciones entre la gestión integrada del agua y el ordenamiento y la sostenibilidad del territorio. El planteamiento de articular la gestión del recurso hídrico con el manejo del territorio es la tendencia actual de la gestión del agua en el mundo y  coincide con el criterio del plan de desarrollo de la administración de Bogotá de ordenar el territorio alrededor del agua. Es decir hacer que la disponibilidad de agua sea una condición previa para definir los usos del suelo.

¿Qué se encontró en este estudio?

La experiencia internacional muestra como la gestión del agua ha ido evolucionando con el paso del tiempo, a partir del reconocimiento creciente de su papel como un recurso vital y cada vez más escaso, cuya sostenibilidad está amenazada por diversos riesgos tanto de origen natural como derivados de las actividades socioeconómicas, especialmente por la contaminación. En esta evolución ha pasado de ser un tema fundamentalmente técnico para volverse más sistémico, participativo y político, dado que es necesario incluir en ella las necesidades, conflictos e intereses de los  múltiples usuarios. Dando así paso al concepto de la Gestión Integrada del Agua.

Hoy en día la gestión del agua además de ser integrada, se ha constituido en una herramienta para construir colectivamente territorios sostenibles, que es en último término lo que se busca para el futuro de nuestros hijos. Esta forma de gestión busca entender y manejar de forma sistémica las relaciones entre el agua, los ecosistemas y la población.

En nuestro trabajo encontramos que la articulación del agua, los ecosistemas y la población y sus actividades es esencial para la sostenibilidad y que el uso responsable del agua y de  los impactos que se generan sobre ella, como la contaminación y su tratamiento, son requisitos esenciales para construir un territorio sostenible.

La delimitación más adecuada del territorio para desarrollar efectivamente la integración entre la gestión integrada del agua y la del territorio es otro aporte fundamental del trabajo y en este caso aplicando varios criterios interrelacionados, hidrológicos, ecosistémicos y político administrativos encontramos que esta región, está compuesta por las jurisdicciones de los 53 municipios que tiene toda la cuenca del río Bogotá desde su nacimiento en el páramo de Gacheneque hasta su desembocadura en el río Magdalena, el área del Distrito Capital y las jurisdicciones de algunos municipios que se encuentran fuera de la cuenca, pero que están ligados a ella por razones ecosistémicas o político administrativas como es el caso de Fómeque, en la zona del páramo de Chingaza, que provee cerca del 60% del agua que consume Bogotá. Este territorio que abarca cerca de 10.000 km2 y en el cual se asienta casi un tercio de la población del país y se genera alrededor del 30 % de su PIB, fue denominada como la Región Hídrica de la cuenca del río Bogotá.

¿Cuál ha sido el mayor problema del Río Bogotá?

La falta de una visión regional y de articulación para su manejo, pues lo que ocurre es que cada autoridad o usuario piensa únicamente en su caso particular. Un municipio cualquiera lo que mira es su territorio, pero no ve el conjunto región y no se da cuenta de lo que se haga aguas arriba afecta a los que están aguas abajo, es decir que el buen estado del río debe ser  un propósito colectivo, un objetivo común. El principal problema del río es la contaminación de sus aguas, especialmente después de que recibe los vertimientos de Bogotá.

¿Cómo ve el futuro del agua en la región?

En este momento hay dos nuevos factores muy poderosos que nos ofrecen una posibilidad concreta para lograr una gestión integrada del agua y el territorio. El primero es que se expidió la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial (LOOT), que hace posible que existan esquemas asociativos entre los entes territoriales para que desarrollen conjuntamente proyectos de interés común, como es el caso del agua, lo que permite que su manejo se aborde desde una perspectiva regional. El segundo  elemento fundamental es el reciente fallo del Consejo de Estado sobre la descontaminación del Río Bogotá el cual ordena a las diferentes instituciones, entes territoriales, empresas, etc, que tomen una serie de medidas en beneficio de la calidad del agua del río. El Fallo busca que entendamos el Río como algo que nos beneficia a todos, pero que también es responsabilidad de todos y que debemos manejar conjuntamente. Esos dos elementos permitirían lograr lo que proponemos como soluciones a la dramática situación actual del río y su cuenca, al generar una visión regional y unos instrumentos de planificación conjuntos, articulados y participativas en los cuales se acuerde qué es lo que se quiere hacer con el territorio en el futuro y un esquema de cofinanciación de los proyectos que se prioricen  participativamente, mirando en primer término los intereses comunes y que formen parte de los Planes de Ordenamiento Territorial en la región.

¿Qué piensa del fallo en segunda instancia del Consejo de Estado para salvar el Río Bogotá?

Que es un soporte jurídico fundamental para poder implantar la gestión del agua como una herramienta para el ordenamiento territorial de la región. Todavía hace falta plata para poderlo cumplir a cabalidad y pienso que el gobierno nacional debe apoyar de una forma muy decidida la realización de las obras que están en el fallo, en especial para completar el sistema de tratamiento de aguas residuales de Bogotá y el manejo de las curtiembres en la Cuenca Alta. Si el gobierno nacional aporta recursos para los sistemas de transporte masivo, con mayor razón debe hacerlo con el agua que es un elemento aún más importante para la calidad de vida de la población y la sostenibilidad del territorio.

¿Cómo ve el tema del desarrollo sostenible en el país?

Es preocupante ver como el estado ha venido abandonando su responsabilidad con el desarrollo sostenible, priorizando las políticas extractivistas de corto plazo, como la minería, para estimular la Inversión Extranjera Directa, desconociendo la importancia de sus severos impactos ambientales. Así por ejemplo, el instrumento de planificación que es  la licencia ambiental ha perdido muchísima de su fuerza por la prelación que se ha dado a los intereses de coyunturales de corto plazo. Esta tendencia la han mantenido los gobiernos que han venido sucediéndose desde hace 20 años, desconociendo lo que se buscó cuando se expidió la ley 99 de 1993, que creó el Ministerio del Ambiente y organizó el SINA. El modelo actual de desarrollo de Colombia, que está basado en el carbono, minería de carbón e hidrocarburos, debería cambiarse paulatinamente para reemplazarlo por uno basado principalmente en sus principales riquezas naturales renovables del país que son su abundancia de agua y su biodiversidad y además en la utilización sostenible del territorio.

Este nuevo modelo implica el desarrollo del conocimiento, la tecnología y la participación. En Colombia aún contamos con un territorio extenso que dispone de estas características fundamentales desde el punto de vista natural: el agua, la biodiversidad y la gran dimensión espacial. 

¿Qué cree que nos hace falta para conseguirlo?

Las políticas ambientales de Colombia han sido inefectivas y de corto plazo, desconociendo que en los temas ambientales debe primar la visión de largo plazo que busque priorizar el interés público y la continuidad de las políticas y planes para lograrlo. Si se hace un balance de lo que ha pasado en los últimos veinte años se encuentra que es realmente bastante pobre en el sentido de que los indicadores de calidad ambiental del país se han deteriorado.  Muchos de los instrumentos existentes para realizar una gestión ambiental sostenible, como las políticas, los instrumentos económicos y financieros se han desaprovechado, el ejercicio de la autoridad ambiental se ha debilitado y los instrumentos de planificación que se crearon desde el Código de Recursos Naturales y en la ley 99,  se han venido desfigurando y debilitando para priorizar los intereses económicos de corto plazo.

La posibilidad de reactivar la vigencia y el poder de estos instrumentos unidos a una voluntad política del más alto nivel para apoyar la búsqueda de la sostenibilidad son fundamentales en este propósito.

¿Se puede hablar de sostenibilidad ambiental en el mundo?

Lo que se mencionó para el caso de Colombia es un reflejo de lo que pasa en el mundo. Los indicadores ambientales del planeta mantienen, a pesar de los esfuerzos, una tendencia hacia el deterioro y eso pone en evidencia la insostenibilidad del modelo basado en el consumismo y los rendimientos a corto plazo sin tener en cuenta sus impactos socioambientales.

Hay que entender que la naturaleza tiene límites y que si  para explotar y de aprovechar los recursos naturales se sobrepasan estos umbrales, la capacidad de la naturaleza para restaurarse y regenerarse se pierde y lo que viene es un proceso de deterioro de los ecosistemas, de los servicios que los ecosistemas nos brindan y por tanto de nuestra propia capacidad de sustentación como sociedad. El exceso de presión sobre los recursos naturales genera una condición insostenible que se paga en el futuro con la pérdida de la calidad de vida y el empobrecimiento del mundo natural. Es necesario buscar una nueva y más respetuosa relación entre la sociedad y la naturaleza.

En el caso de la gestión del agua, los elementos principales que contribuirían al logro de esta nueva relación, son la implantación de una nueva actitud, sistémica y compleja, que permita la creación de una visión regional colectiva que priorice el interés público y aplicar instrumentos de planificación y financieros conjuntos, articulados y participativos en los cuales se acuerde colectivamente cómo se debe gestionar como herramienta para generar un territorio sostenible.

 

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