Fotos: Fredy Gómez/The Nature Conservancy
La transformación de sus hábitats, la sobreexplotación, los efectos climáticos extremos y la construcción de diques, represas e hidroeléctricas son sus principales amenazas.
Cada 21 de mayo se celebra el Día Mundial de los Peces Migratorios con un propósito en particular: hablar sobre la importancia y conexión que existe entre ríos, peces y personas; también sobre los impactos ambientales, económicos y sociales que generan las malas prácticas del hombre en la naturaleza, la capacidad de resiliencia que tienen las cuencas ante nuevos escenarios de cambio climático y, sobretodo, para analizar la condición de estos animales y sus ecosistemas.
En Colombia habitan 106 especies de peces migratorios, de las cuales 16 se encuentran en la cuenca del Magdalena, la arteria fluvial más importante del país y una de las más impactadas .
El 78% de la cuenca está erosionada, la pesca ha caído en un 50% durante las últimas tres décadas, el transporte de sedimentos ha incrementado un 33% en los últimos diez años y las actividades agropecuarias, así como los asentamientos humanos han generado problemas de deforestación que impactan directamente sobre el río. A eso hay que sumarle los cambios climáticos extremos (el fenómeno de La Niña y El Niño) que inciden directamente sobre los ciclos reproductivos de los peces migratorios y, por consiguiente, en la economía local.
“En la cuenca del Magdalena, las especies migratorias aportan el 98% del total de la pesca. Sin embargo, en los últimos 15 años, la pesca ha pasado de 80.000 toneladas de captura a 8.000. Esto es un indicador claro que nos alerta sobre la manera en la que estamos usando nuestros ríos ”, advierte The Nature Conservancy (TNC) en Colombia.
En su recorrido aguas arriba, los peces migratorios encuentran diferentes tipos de barreras, como diques e hidroeléctricas, que los confunden e interrumpen sus rutas. La contaminación de los ríos afecta su salud y la sobrepesca impide que muchos adultos logren reproducirse por lo que el sustento económico de cerca de 35.000 familias, que viven de la pesca artesanal en la cuenca del Magdalena, se ve gravemente impactado.
«Este año no hubo subienda en el Magdalena debido al fenómeno de El Niño y, solo en el municipio de Honda, cerca de 800 niños no pudieron ser matriculados en el colegio debido a la falta de recursos económicos, provenientes de la pesca, para comprar los uniformes y útiles escolares», señala TNC.
Dada la importancia de los peces migratorios para los ríos y las personas, The Nature Conservancy (TNC), en alianza con la Fundación Mario Santo Domingo, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y la Universidad de Antioquia ha venido estudiando la situación de la cuenca y promoviendo alianzas entre entidades públicas y privadas para trabajar por un desarrollo sostenible.
En esta zona se encuentran 229 especies de peces, de las cuales 109 son endémicas, 43 se encuentran en algún grado de amenaza, 38 son explotadas como recurso pesquero y 19 son usadas como ornamentales.
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