Esta tarde llovió en la capital, un fenómeno que se presenta a menudo en Bogotá, pero ¿alguna vez se han preguntado a dónde va a parar el agua lluvia que recorre las calles de su ciudad?
Humedal Córdoba por la avenida Suba con calle 116. El olor es repugnante.
En el ciclo natural las zonas verdes absorben las aguas lluvias y por filtración vuelve a los ríos ¿pero qué pasa si no todo es pasto y las gotas que tocan el suelo solo encuentran cemento?
Van a un alcantarillado pluvial. Al menos en teoría, pues en la práctica, Bogotá tiene un sistema de alcantarillado pluvial precario.
Autopista Norte. Calle 112. Río Molinos
Más del 30% del alcantarillado tiene conexiones erradas en donde las aguas negras terminan mezclándose con las aguas lluvias para terminar en cuerpos de agua como humedales o ríos.
Del otro 70% del alcantarillado no hay certeza sobre su correcto funcionamiento, pues al parecer hay poco control total sobre las conexiones piratas que realizan los urbanizadores de la ciudad.
Cuando las aguas negras se canalizan a una tubería de aguas lluvias o viceversa, hay una conexión errada y en Bogotá hay miles. Por eso todos los afluentes que atraviesan la capital están contaminados incluyendo los humedales, ecosistemas de gran valor natural y cultural.
Autopista Norte. Calle 112. Río Molinos
Para ver nuestros ríos transparentes y puros tenemos que subir los cerros porque una vez el cauce natural de una quebrada se encuentra con el ser humano que habita estas tierras, este pierda toda su pureza.
Vaya y mire el río Arzobispo como se ve justo al ser canalizado desde arriba del Parque Nacional. Sobre su cauce flota una montaña de espuma como si algún indigente hubiese logrado darse una tina.
Al río Bogotá no solo le llegan las aguas negras que le aportan los ríos urbanos (Salitre-Fucha-Funza) sino el agua lluvia y todo lo que recoge a su paso.
Por esta razón, por favor no bote basura a la calle.
El contraste entre el verde de la vegetación y las aguas contaminadas del humedal Córdoba es desolador.
En cuanto al manejo de los canales de agua o «caños», el Instituto Distrital de Gestión de Riesgos y Cambio Climático (Idiger) abrió el 18 de septiembre del 2014 un proceso de licitación para manejar los canales y quebradas de Bogotá, por un valor de 10.200 millones de pesos.
Sin embargo, el lunes pasado el Consejo de Estado le pidió a la Personaría que investigue si esto es legal o no, teniendo en cuenta que es una tarea de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado y Aseo de Bogotá (EAB).
La petición la hizo el concejal del partido verde Antonio Sanguino, pues según dice el Distrito estaría infringiendo el acuerdo 546 que prohibe explícitamente ejercer funciones de otras entidades e iría en contra del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) vigente, que le asigna esta competencia a EAB.
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