El ojo de Aetos

Publicado el elcides olaznog

El presidente Santos se burla de los colombianos

¡No lo puedo creer, no entiendo a los colombianos! Son testigos de las jugadas de Santos, de la manera tan cruel como se burla de la gente y aun así las encuestas dicen que tiene muchas posibilidades de ser reelegido.

El presidente se burla de los electores cuando sin reato alguno les aumenta el sueldo mensual en 8 millones a los 267 HP (Honorables Parlamentarios) miembros de las dos ladronas cámaras legislativas mientras a los millones de TRABAJADORES, los que sí hacen nación con su trabajo, se les niega un salario digno. ¿Cuántos colombianos viven con menos de 200 mil pesos? ¿Qué sentirá un senador o representante cuando ve a un pobre cotero, por ejemplo, con sus bultos al hombro sabiendo que por todo un día de trabajo solo conseguirá miserables 15 o 20 mil pesos?

Se burla de los electores porque, según análisis de Juan Gossaín, muy documentado y serio, por cierto, presenta dos proyectos de reforma a la salud contradictorios entre sí, conocedor de que los casi 50 billones que se manejan en el sistema de salud son el negocio de muchos políticos. Dicho de otra manera, si la reforma mejora la salud de los colombianos pero desmejora los negocios del cartel de la salud, no hay reelección.

Aquí cabe una conclusión cruel pero reveladora: en Colombia las reformas no se hacen para mejorar la calidad de vida de la gente sino para beneficiar a los dueños del dinero y del poder público. Y a propósito de reforma a la salud, todo parece indicar que se acaba la tutela como mecanismo de defensa contra la indolencia de las poderosas EPS, lo que significa que quien no tenga recursos económicos se va a tener que morir porque ya nada lo puede salvar, a menos que sea íntimo amigo del santo venezolano José Gregorio Hernández, que es el único que no cobra honorarios.

Pero sigamos con las burlas presidenciales. Santos se burla de sus compatriotas cuando dice que “vamos a lograr la paz” cuando todos sabemos que la guerrilla colombiana es mucho más sólida que su gobierno, entre otras razones porque la guerrilla no necesita reelección en cambio el presidente sí. La guerrilla va a entregar todo menos las armas ni el poder militar, los cuales le va a permitir dialogar uno, dos, tres, cuatro, cinco años. El tiempo suficiente para agotar este gobierno y el próximo.

Se burla de nosotros porque él sabe que Andresito Pastrana le dio a la guerrilla poder militar y económico y Santos le está dando poder político con meses y meses interminables de diálogos en la Habana. Pero las FARC no tienen la culpa, pues ellos hacen lo que tienen que hacer. Prensa gratis, publicidad política gratis, sin estar pidiéndola, además. La culpa es de Santos que quiere subir en las encuestas para una reelección a sabiendas de que él y su corte de chupamedias del gobierno que preside  son los únicos que creen en el dichoso proceso de paz.

Santos sabe que es así y derrocha el dinero público en estrategias publicitarias para mantener la caña de un proceso que va a terminar peor que el de Andresito. Todo por una cruel y mezquina aspiración reeleccionista.

Juan Manuel se burla de la dignidad del Ejército Nacional cuando “rompe el protocolo” del magno desfile militar para saludar a su hijo Esteban, un soldado privilegiado que no tenía por qué estar desfilando en un grupo de lanceros sin serlo.

El presidente se burla de los colombianos porque cada vez que habla en público, es decir, todos los días, la emprende contra los “enemigos de la paz” pero no sabe (o se hace el que no sabe) que la paz se logra es con un poco de justicia social, con inversión en educación, en salud, en vivienda. Para él los enemigos de la paz son todos aquellos que no aplauden su cacareado proceso de paz en la Habana. No, don Juan Manuel; usted está muy equivocado porque no hay un solo colombiano que no quiera la paz. Todos los colombianos somos amigos de ella aunque no la hayamos conocido nunca.

El presidente habla mucho y actúa poco. No ve ni les hace frente a los verdaderos problemas nacionales, y está dedicado ciento por ciento a la reelección. Todo el mundo ve que en Colombia no funciona la justicia, que la mayoría de carreteras del país son trochas, que las escuelas se caen, que la gente se muere a las puertas de los cada vez más pobres hospitales públicos, que la clase política se embolsilla el billete, que la delincuencia le ganó la guerra al gobierno. Todo el mundo sabe que este es un gobierno derrochador, marrullero y chambón.

Pero Santos y sus colaboradores, a juzgar por la manera como hablan,  viven en un país ejemplar donde todo es color de rosa. Para ellos los problemas no existen y Colombia supera el nivel de vida de países del primer mundo como Suiza y Canadá.

Panorama desolador, sin duda, el de Colombia. De cara a unas elecciones muy próximas, no se ven ni grupos ni candidatos capaces de salvarnos. Colombia está casi en el fondo del abismo por culpa de una clase política voraz e insaciable, cada vez más indolente y cruel.

Sin embargo, este podría ser el momento histórico para reaccionar y votar en blanco. Si los millones de colombianos que se sienten frustrados y atracados por la clase política nacional lo quisieran, se le podría dar un vuelco total a este caos. ¿Qué tal una masiva votación, digamos unos 4 o 5 millones de votos en blanco? La gente cree equivocadamente que eso no funciona. Pero sí. Recuerden que en Bello, Antioquia, en las elecciones pasadas para alcalde ganó el voto en blanco y que los candidatos no pueden volver a aspirar a un cargo de elección popular. Recuerden que en Bogotá en la última elección para Concejo también ganó el voto en blanco con 15,3% contra 15% del Partido de la U que fue el más votado. Y por razones que no se comprenden, los medios no le dieron a este hecho la importancia que merecía.

Colofón: los colombianos que amamos la paz pero que no somos áulicos de Santos podemos soñar con una elección, más o menos así: Juan Manuel Santos (dueño de la maquinaria) 850.000 votos; Óscar Iván Zuluaga 790.000 votos; Antonio Navarro Wolf 420.000 votos; Clara López Obregón: 150.0000 votos. Voto en blanco 7.580.000. Parece difícil pero no lo es. Solo se necesita un poco de conciencia social. ¿Viva Colombia, carajo!

 

 

 

 

 

 

 

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