Las autoridades afganas detuvieron las labores de rescate en la aldea de Abi Barak, que fue borrada casi por completo por cuenta de un alud de tierra que sepultó a 2.100 personas que habitaban esta remota población de la provincia nororiental de Badakhshan. El lugar será declarado campo santo.
Por: Santiago La Rotta / @troskiller
Sobre las 11:00 a.m. (hora local) del viernes 2 de mayo, la aldea afgana de Abi Barak fue impactada por una primera avalancha que arrasó con varias casas y cabezas de ganado, pero, al parecer ninguna persona. Cuatro horas después, mientras los pobladores intentaban rescatar sus pertenencias entre el barro y las piedras, el resto de la montaña terminó por desprenderse y ya no fueron sólo algunas casas y vacas, sino el pueblo entero el que quedó sepultado.
“Considerando el tamaño del desprendimiento, es muy probable que no haya sobrevivientes”, fueron las primeras declaraciones de un portavoz de la gobernación de Badakhshan, provincia en la cual se ubica Abi Barak, un pueblo que, al parecer, dejó de existir en unos pocos minutos.
La escala de la tragedia obligó a las autoridades a suspender prontamente los esfuerzos de rescate. No negligencia, no desesperanza (aunque también hay un poco de eso), sino un duro golpe de realidad: 30 metros de barro y piedras le robaron todas las posibilidades a las más de dos mil víctimas que, para siempre, quedarán enterradas en un lugar que alguna vez fue su hogar. En su momento, Shah Waliullah Adeeb, gobernador de Badakhshan, lo dijo: “Creo que está más allá de los esfuerzos humanos siquiera sacar todos los cuerpos”.
Algunos de los que lograron salir hablaron del horror de la montaña llevándose sus viviendas y sus familias. Hamad Agha, de 14 años, pudo ser rescatado, junto con su padre. Al poco tiempo de salir de la tierra comenzó a cavar para encontrar a su mamá y hermana. “Voy a excavar hasta que las encuentre. Sé que están en algún lugar. Si no están vivas, al menos quiero ver sus cuerpos”.
Abi Barak está ubicada en la zona nororiental del país, un lugar con una topografía complicada, cercado por la cordillera Hindukush, una de las más elevadas y agrestes del planeta.
La principal causa del deslizamiento fue la dura temporada de lluvias que ha azotado desde algunas semanas esta región de Afganistán y que, hasta el momento, deja más de 150 muertos.
En palabras simples, “más afganos han muerto en los últimos siete días por cuenta de desastres naturales que en todo 2013”. La declaración es de Mark Bowden, el funcionario de más rango de la ONU para tareas humanitarias en Afganistán. La organización estima que varias aldeas más en el distrito Argo (el mismo de Abi Barak) están en riesgo de sufrir un deslizamiento de tierra gracias a las fuertes lluvias, además del deshielo de primavera de los glaciares. Se calcula que casi el 90% de esta provincia ha sido afectada por la temporada de lluvias.
El desastre es el peor de su tipo en la historia reciente de Afganistán. Como dijo uno de los pobladores de la aldea en declaraciones al diario ‘The New York Times’: la tierra enterró hasta el olor de los muertos.
Pasarán días hasta que la lista de víctimas pueda ser completada. Ya sin la ayuda de maquinaria pesada, que fue retirada por las autoridades, algunos pobladores continúan buscando a sus familiares. Entre estos se encuentra un hombre que sólo se identificó ante la prensa como Burhanuddin, de 56 años, quien dijo, entre lágrimas: “Tengo sueños con mis hijos y mi esposa. En mis sueños me piden ayuda. Por eso es que sigo excavando”.
Fotos: AFP y EFE