Otra entrega de la colaboración entre Médicos Sin Fronteras (MSF) y El Meridiano 82.
Por Viviana Ortiz, psicóloga clínica de MSF en Colombia.
María* suelta un llanto fuerte y continuo. Se le permite que sea ella quien tome la decisión de iniciar a narrar su historia. Después de que se calma, empieza a contar que hace unos meses viene presentando un dolor muy fuerte en su brazo derecho que la ha llevado a no poderlo manejar y eso ha limitado sus actividades diarias, que los médicos le han hecho exámenes físicos pero no encuentran razón fisiológica para su padecimiento, lo que la ha llevado a presentar una tristeza profunda, llanto constante, irritabilidad y otros síntomas que conllevan a tener dificultades en sus relaciones sociales y conyugales. Cuenta que ella esto no lo ha hablado con ninguna persona porque siente que no tiene amigos y que quienes están a su alrededor no le brindan el apoyo emocional que necesita.
María, de 26 años, continúa con su historia. Cuenta que a la edad de 6 años, su madre inicia una nueva relación sentimental pero que su padrastro no desea ayudarle en ninguno de sus gastos, por lo que debe salir de su casa a trabajar. También la envía a vivir con su abuela, quien por motivos de salud la envía a donde una de sus tías. Y es ahí, en ese contexto rural, donde a María el esposo de su tía empieza a metérsele a la cama y a tocarla. Cuando va a los cafetales su primo hace lo mismo y ella, dice, no pudo decir nada, y empieza a sentir algo para ella nuevo, la culpa.
Luego de unos años, María regresa a casa y ya, siendo una niña de 10 años, su padrastro abusa de ella sexualmente, recurre a su madre para que le ayude pero no le cree así que, a la edad de 14 años, decide irse a trabajar en casas de familia y seguir con sus estudios para conseguir su único objetivo, que es ser docente. Su padrastro emprende su búsqueda y luego de dos años la encuentra, le dice que debe volver a su casa para que no le pase nada. Ella tiene que renunciar a su sueño y se ve obligada a regresar.
Aunque con su regreso no vuelve a recibir agresiones sexuales, ella se siente en un hogar oscuro que no le brinda comodidad. A la edad de 20 años, encuentra en un hombre el amor y protección que siente nunca se le brindó y se casa. Pero su esposo muere en un accidente de tránsito y solo queda con ella su hijo de tres años. Durante el paso de estos años, ella logra su objetivo y hoy es docente de una institución educativa indígena que le ha dejado muchas satisfacciones. Más tarde vuelve a casarse y tiene un segundo hijo, que hoy tiene tres años. Su primer hijo tiene ya 11. Su esposo actual le dice que ella es incapaz de ser madre, de cuidar su hijo y que no hace las actividades que como esposa debe cumplir. Ella siente que no le apoya pero, aun así, dice amarlo e intenta complacerlo. Su esposo es gran amigo de su padrastro y eso cada día la lleva a que se generen sentimientos de dolor, pero siente que no puede irse porque debe cuidar a su madre.
María hace tres meses que asiste a terapia con un profesional en salud mental de MSF en el Corregimiento de Siberia, en la cordillera del Cauca, en el sur de Colombia. Realiza un proceso de psico-educación frente a la afectación en salud mental que presenta, se le explica la importancia de la palabra y la verbalización de sus sentimientos y angustias emocionales para impactar en su bienestar. En estos meses ha logrado imprimir mayor movilidad en su brazo, ha disminuido su llanto en terapia y ha iniciado a identificar los eventos que generaron en ella esas reacciones emocionales. Manifiesta que desea mejorar: ha llegado a la conclusión de que es posible y que no es normal que se sienta tan triste.
*Nombre ficticio por confidencialidad de la paciente.
Los psicólogos de MSF hacen terapia individual y grupal en los hospitales de los municipios de Cauca Cordillera y en sus veredas. De esta forma, las poblaciones dispersas también tienen acceso a las terapias psicológicas. Además, los psicólogos sociales trabajan con líderes de la comunidad, promotores de la salud, parteras y docentes en temas de prevención.
Foto: Anna Surinyach, MSF