El MERIDIANO 82

Publicado el El meridiano 82

The “bang bang” theory

Los estadounidenses aman las armas. A pesar de que cada año casi cien mil personas en el país son alcanzadas por las balas, el 37% de la población reconoce tener un arma en sus casas.

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Por: Angélica Lagos Camargo

“Si uno de los profesores de las escuelas en donde se han presentado tiroteos hubiera estado armado, ¡bang bang!, esos hijos de p…. habrían recibido su merecido”, dice Anne Richards, una exmaestra de escuela de casi 60 años y uno de los casi cinco millones de afiliados a la Asociación Nacional del Rifle (NRA) que repiten el mismo mantra: “Las pistolas no matan, lo hacen las personas”.

Anne y cerca de 70.000 estadounidenses más, amantes de las armas y defensores de la desregulación extrema, además de políticos ultraconservadores, llegaron a Indianápolis para participar en la convención anual de la NRA, una de las organizaciones más poderosas de Estados Unidos en términos políticos y económicos.

Defendiendo el derecho a poseer un arma “como la base de todo patriota estadounidense”, la organización lanzó una campaña de recaudación de fondos que “aplastará a aquellos grupos que promueven mayores controles y se oponen a las propuestas de la organización, entre ellas que se permita portar armas en las escuelas, hospitales o aeropuertos”, señaló el líder de la NRA, Wayne LaPierre, quien agregó: “Manténgase fuera de nuestras casas, de nuestros refrigeradores, y sobre todo de nuestros armarios con armas, porque esa libertad no está en venta”.

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Lo respaldan las leyes y la Segunda Enmienda de la Constitución de Estados Unidos que dice: “Siendo necesaria una bien regulada milicia para la seguridad de un estado libre, el derecho del pueblo a tener y portar armas no debe de ser infringido”. Es decir que, en EE.UU., el porte de armas es una garantía tan entrañable como la de profesar una religión o moverse dentro del territorio. Un amante de las armas en ese país tiene el derecho inalienable de poseer un rifle o una pistola, o los dos, pues negarle ese derecho es cercenar su libertad.

En los 50 estados de la Unión está permitido portar armas a la vista. Y en todos, menos en Illinois y Washington D.C., es posible llevar armas escondidas (bajo la chaqueta o en la guantera del carro, por ejemplo). Según una reciente encuesta de Gallup, el 37% de los estadounidenses tienen un arma en la casa, es decir que por el país circulan 310 millones, de acuerdo con GunPolicy.org.

Sólo hasta marzo de este año las autoridades federales habían aprobado las peticiones de registrar más de medio millón de metralletas y 2,2 millones de «dispositivos destructivos», que incluyen granadas y otros explosivos. Con tal demanda, la producción se ha disparado, con más de 8,5 millones de armas fabricadas en 2012 (último dato disponible), por encima de los 6,5 millones manufacturadas en 2011, según cifras de la agencia federal de control de explosivos y armas (ATF).

Miles de habitantes rurales de los estados más conservadores del país, como Oklahoma, Virginia o Colorado tienen en sus ranchos verdaderos arsenales: hasta cincuenta armas de todos los calibres y estilos, con municiones tan fáciles de adquirir como cualquier otro producto de la canasta familiar.

El mercado del usado también se ha disparado por cuenta de las redes sociales. Existen aplicaciones para venderlas, según The Daily Beast, a las que se llega siguiendo el #foresale o #rifle, algo absolutamente legal en un país en donde mercado, libertad, política y cultura se cruzan y en el que la idea de prohibir su uso parcial o totalmente es calificada por el 65% de la población como “absurda”.

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No importan las tragedias ni las cifras. Cada año, cerca de 100.000 personas son alcanzadas por un disparo de bala en EE.UU. Cada día, más de 250 ciudadanos son heridos con un arma de fuego, según datos de la campaña Brady para prevenir la violencia con las armas. EE.UU. es el país del mundo con el mayor promedio de armas en manos de civiles (el segundo es Yemen, cuya cifra es la mitad que la de EE.UU.). Tampoco es cuestión de que la industria militar obtenga colosales ganancias y que organizaciones como la NRA puedan ejercer un poder inmenso sobre congresistas y candidatos (habrá elecciones legislativas en noviembre y presidenciales en 2016), lo que importa en últimas es ese discurso “patriótico” de defender la libertad que tiene un estadounidense de defender su integridad física y la de los suyos.

Incluso los niños las usan desde su más tierna edad. La página web Crickett.com tiene un eslogan que les ha resultado muy exitoso para promocionar la venta de armas a menores: “Mis primeros patines, mi primer diario, mi primer libro, mi primera bicicleta… ¡mi primer rifle!, armas de calidad para los jóvenes estadounidenses” y las ofrecen en varios motivos, espirales, colores pastel o rosa para las niñas, que las reciben a partir de los 10 años, en promedio.

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