El MERIDIANO 82

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Salvando al soldado Begdahl

El canje del uniformado estadounidense por cinco talibán está lleno de sombras. ¿Un triunfo para la administración de Obama? Muy pronto para evaluarlo, dicen en EE.UU.

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Por: Angélica Lagos Camargo

“Si un estadounidense está en cautiverio, tenemos que traerlo de vuelta. Punto. Punto final”. Con esta contundente frase, el presidente Barack Obama intentó poner fin a la polémica que se desató en su país desde el sábado 2 de junio, cuando hizo público un acuerdo negociado con los talibán para intercambiar al soldado Bowe Bergdahl por cinco afganos prisioneros en Guantámo.

Para lograr la liberación del  sargento Bergdahl, cautivo desde hace cinco años en Afganistán y único estadounidense preso en este país, los estadounidenses trasladaron a cinco talibán del centro de detención en Guantánamo a Catar, país que hizo las veces de intermediario, que ha albergado miembros del talibán para las negociaciones de paz y que albergará a los liberados durante los próximos doce meses, pues según el acuerdo no podrán abandonar ese país hasta después de un año.

Tal acuerdo fue criticado por demócratas y republicanos, que calificaron el hecho como “una negociación con terroristas”. “Negociando como lo hemos hecho aquí, enviamos un mensaje a todos los grupos de Al Qaida en el mundo -algunos de los cuales mantienen a estadounidenses como rehenes- de que estos rehenes tienen (aún más) valor que antes. Eso es peligroso», sostuvo en CNN Mike Rogers, republicano que preside el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes. «Estamos muy preocupados por esta vuelta de tuerca en la política de Estados Unidos (que era) no negociar con terroristas», lamentó el legislador.

Un exasesor de seguridad nacional del presidente Obama, el general retirado Jim Jones, criticó el intercambio que, a su juicio, genera un riesgo para militares y civiles estadounidenses en las zonas de conflicto. “Si los terroristas piensan que perpetrar acciones contra estadounidenses les permite de alguna manera conseguir sus fines, lo harán”, advirtió el alto funcionario.

La otra crítica que se hace a la administración Obama fue la ausencia de notificación del canje con al menos 30 días de anticipación. El Gobierno ha explicado que los “informes creíbles del riesgo de daño grave para el sargento, cautivo en Afganistán desde junio de 2009, hicieron que se gestionara su canje por los talibanes presos en Guantánamo, sin notificarlo al Congreso”. Los legisladores, principalmente de la oposición republicana, también criticaron fuertemente al gobierno por no haber informado al Congreso 30 días antes de la operación, como lo obliga la ley.

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Sin embargo, Chuck Hagel, jefe del Pentágono, les respondió a los críticos que “el presidente de EE.UU., como comandante en jefe, tiene el poder y la autoridad para tomar la decisión que ha tomado conforme al artículo II de la Constitución”. Hagel descartó totalmente cualquier discusión con el Congreso: “El sargento Bergdahl (…) era un prisionero de guerra. Se trató de un intercambio de prisioneros. Como secretario de Defensa, yo autoricé la liberación de cinco presos talibanes”.

Obama defiende la liberación asegurando que “podría abrir la puerta a discusiones más amplias entre los afganos sobre el futuro del país, reforzando la confianza de que es posible encontrar un terreno común entre todas las partes”.

El presidente anunció hace una semana el plan de retirada de Afganistán, la guerra más larga de EE.UU. (13 años), con el retiro de la misión de combate a finales de 2014, para dejar a finales de 2016 sólo fuerzas de seguridad para proteger la embajada.

Estados Unidos comenzó a negociar la liberación del soldado desde 2010. En 2012 se suspendieron los contactos y se reanudaron en 2013, cuando los talibanes abrieron una oficina en Catar. El presidente afgano, Hamid Karzai, se quejó por el estatus diplomático que los talibán buscaban cuando se abrió esta oficina.

¿Quién es Bergdahl?

Las circunstancias de la captura de Bowe Bergdahl (29 años) por parte de un grupo afiliado a Al Qaeda también son motivo de controversia y algunos militares creen que el militar, en ausencia ascendido a sargento, podría haber desertado después de haber expresado críticas con la guerra de Afganistán.

“Sobre las circunstancias de su captura, cuando esté en condiciones de contárnoslos, sabremos los hechos”, dijo por su parte el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Martin Dempsey, en un mensaje en el que aseguró que el Ejército “no apartará la vista” si hubo violación de las normas castrenses.

Según algunos de sus compañeros de armas, a finales de junio de 2009, Begdahl abandonó su puesto avanzado en una zona montañosa del este de Afganistán y en ningún momento fue capturado en batalla o por haberse despistado durante una patrulla nocturna. Según escribió en el Daily Beast, Nathan Bradley, quien sirvió en la misma unidad, el entonces soldado raso abandonó su puesto voluntariamente, dejando atrás su arma y su chaleco antibalas, pero no su brújula. “Bergdahl era un desertor y soldados de su propia unidad murieron intentando dar con él”, aseguró Bradley.

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Según mensajes de correo electrónico entre Bergdahl y su familia, el soldado estaba desencantado y avergonzado con el papel de Estados Unidos en la Guerra de Afganistán.

Esta revelación provocó que más de 11.000 personas firmaran una petición para que se castigue al soldado por “desertor”.  La petición indica que Bergdahl “no se ganó su rango de sargento” -porque fue ascendido en ausencia- y le acusa de desertar del Ejército estadounidense en junio de 2009 violando varios artículos del Código Miliar, por lo que «necesita ser castigado, no premiado», dice el documento.

Los signatarios acusan al sargento de “abandonar su puesto” con intención de no apoyar la guerra contra el terrorismo y le achacan «ser directamente responsable» de la muerte de varios militares que fallecieron en las operaciones de búsqueda. La iniciativa se presentó a través de “We The People” (Nosotros, el pueblo), un sitio web de la Casa Blanca que funciona desde 2011 y canaliza inquietudes, peticiones y preguntas ciudadanas a la Administración.

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