A pesar de las duras condiciones y de los problemas de comunicación y acceso que presenta la zona, Médicos Sin Fronteras (MSF) ha hecho llegar más de 54 toneladas de material y ha desplegado a casi 60 trabajadores humanitarios desde que se ha declarado el brote de Ébola el pasado agosto en la provincia de Ecuador, en el norte de la República Democrática del Congo (RDC). Otra entrega de la colaboración entre MSF y El Meridiano 82.
Entrada del centro de tratamiento de Ébola de MSF en Boende.
Higienista descontaminando sus botas en el centro de tratamiento de Ébola en Boende. Los procedimientos de higiene dentro de los centros son muy estrictos para prevenir posibles infecciones en el interior de las instalaciones.
Un convoy de motocicletas de MSF recorren la carretera entre Lokolia y Boende. El transporte es uno de los principales retos de una intervención realizada en el medio de la selva ecuatorial, donde algunos enclaves son sólo accesibles tras un duro trayecto en motocicleta.
Equipo médico trabajando en la zona de alto riesgo del centro de tratamiento de Ébola en Boende. Las áreas y procedimientos en los centros de tratamiento están muy claramente marcados para prevenir posibles infecciones en las instalaciones.
Dos miembros del equipo de MSF descontaminan una letrina en la parte trasera de una casa en Ituku (9 kilómetros al sur de Lokolia).
La doctora Orsola Sironi se despoja paso a paso del equipo persona de protección (conocido como PPE) tras la descontaminación de una casa en Ituku (9 kilómetros al sur de Lokolia). Tras quitarse cada pieza sus manos son desinfectadas con cloro, al igual que el delantal.
Un técnico de laboratorio analiza una muestra con posibles rastros del virus en el centro de tratamiento de Ébola en Lokolia.
Boale Ikanga Bokomo y Mputu Melisa (padre e hija) fueron tratados en el centro de tratamiento de Lokolia y sobrevivieron a la infección.
Bolakofo Konga Yule sobrevivió a la infección tras ser atendido en el centro de tratamiento de Lokolia. Reintegrarse en la comunidad es un momento complejo y el apoyo de la familia es esencial para superarlo.
Noche estrellada sobre la base de MSF en Lokolia.
Fotos de Gabriele François Casini / MSF