El MERIDIANO 82

Publicado el El meridiano 82

No hay muertos de primera clase

Este es un artículo de opinión, con motivo de los 70 años de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz por parte de tropas soviéticas.

auschwitz afp-1

Imagen de la entrada al lugar donde se ubicaba el campo de exterminio nazi de Auschwitz, en Polonia. / AFP

Por Alexander Montero* / @montero0101

Las persecuciones históricas a los judíos son reprochables al igual que el genocidio ocurrido en la Segunda Guerra Mundial cometido por la locura nazi.  La humanidad vio amenazada su esencia misma con los excesos ocurridos en Europa y Asia donde en medio siglo se perdieron casi tres generaciones completas.  No obstante, no se debe perder de norte, que la aberración de Hitler implicó millones de alemanes y soviéticos asesinados, la población gitana prácticamente borrada de Europa, Francia y Polonia hechas cenizas y el Reino Unido sumido en la zozobra.  Hitler se ensañó con la humanidad y lo que ella representaba, no solo con los europeos judíos.

Tampoco es históricamente acertado afirmar que si bien Europa se desangró en conjunto, solo los europeos judíos vivieron un plan sistemático de eliminación. La “Solución Final” existió y se aplicó con igual brutalidad a los gitanos y a los alemanes disidentes, enfermos y a la población homosexual.

Por esto, negar la persecución judía o su genocidio es una necedad inhumana. Pero reducir la brutalidad nazi a los judíos tampoco es realista. Siguiendo la línea del profesor judío-estadounidense Norman FInkelstein, el uso erróneo que se da al holocausto y a los campos de concentración, junto con las bajezas cometidas allí contra seres humanos, ha implicado cuando menos dos cosas.

En primer lugar, el profesor Finkelstein considera que se ha hecho un uso político del dolor humano. Para el reconocido académico judío, el Estado de Israel utiliza el genocidio para blindarse de críticas por su discutible política internacional y por la claramente ilegal ocupación de Palestina.  El régimen de Tel Aviv, basado en la deuda histórica que Europa tiene con la comunidad judía, ha sabido consolidar un apoyo político en Alemania y Francia, sumado al lobby en Estados Unidos y el Reino Unido. Con esto, Tel Aviv ha logrado mantenerse a flote en instancias como la ONU.

En segundo lugar, el profesor Finkelstein habla de otro efecto: el uso exacerbado del concepto de Antisemitismo. Partiendo del hecho que en términos formales el concepto de “semita” se extiende a todos los pueblos de origen semita –incluido el árabe- y no solo a los judíos, Finkelstein afirma que cualquier crítica a Israel, aunque fundamentada, recibe inmediatamente este rótulo.

Así las cosas, y sin negar nada de lo ocurrido en la Segunda Guerra Mundial, se debe velar porque en ningún sitio se replique la maldad y la deshumanización que se vivió hace casi 76 años.

 

*Analista internacional. Director del Centro Colombiano de Estudios Árabes.

Comentarios