El MERIDIANO 82

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Los beduinos, entre balas israelíes y piedras palestinas

Es normal que los beduinos, en medio de un conflicto que parece interminable, presenten síntomas que requieren de una terapia psicológica como miedo excesivo, irritabilidad, problemas para conciliar el sueño, problemas de alimentación, preocupación constante y quejas psicosomáticas. Otra entrega de la colaboración entre Médicos Sin Fronteras (MSF) y El Meridiano 82.

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Por Randa Bargouthi, psicóloga de Médicos Sin Fronteras (MSF)

Unos 50 miembros de la misma familia de beduinos viven en una pequeña zona situada al final de Anata en el este de Jerusalén.  La zona es rocosa y encrespada con pequeños rellanos donde están instaladas las tiendas donde viven. Cada familia suele tener entre 35 y 60 ovejas, que llevan cada mañana a pastorear a las hierbas bajas que crecen entre las rocas. Es una zona caliente ya que esta comunidad se encuentra atrapada en fuego cruzado de las dos partes: los jóvenes palestinos tiran piedras y el ejército israelí dispara balas y tira gas lacrimógeno. Las balas y las piedras caen en esta zona.

No hay lugar seguro para estas familias, no pueden tener un hogar y se ha convertido en una zona de miedo y terror. Los niños y las mujeres son las principales víctimas y muestran síntomas de estrés agudo. Esto se suma a la demolición de sus tiendas por parte de las autoridades israelíes.

Mirna*  es una madre beduina de 42 años que tiene cuatro niños y tres niñas. Presenta muchos síntomas que requieren de una terapia psicológica como miedo excesivo, irritabilidad, problemas para conciliar el sueño, problemas de alimentación, evitación, preocupación constante y quejas psicosomáticas. Todos estos son síntomas de estrés post traumático y de ansiedad.  Hasta el momento ha hecho cuatro sesiones individuales (necesita entre 10 y 12) y ha participado en un grupo de asistencia psicosocial para mujeres. Este es su testimonio:

“Antes de estas sesiones no sabía que me estaba pasando a mí y a mis hijos. No entendía que pasaría en el futuro y tenía mucho miedo. Vivía estresada y con miedo y me sentía incapaz de ayudarme a mí misma y a mis hijos. Pero después de estas sesiones, ahora entiendo que lo que me pasa es una reacción a lo que hemos visto y a lo que estamos viviendo y ahora estoy menos estresada y menos ansiosa y me ayuda a entender a mis hijos. También he aprendido a afrontar los síntomas que tienen mis hijos como orinarse en la cama, miedos y pesadillas y a protegerlos. Me ha ayudado a ser más fuerte y ser consciente de que tengo que defenderme a mí y a mi familia y nunca darme por vencida.

Necesitamos a alguien con quien compartir nuestros sentimientos y que sepan el sufrimiento que estamos pasando. Me siento bien porque alguien nos comprende.

Y ahora el ejército quiere quitarnos nuestras tierras y demoler nuestras casas, quieren que nos vayamos de aquí.  Puede pasar en cualquier momento. Y si realmente pasa, la situación será muy difícil.  Quiero ser muy fuerte para ayudarme a mí misma y a mi familia. No quiero que mis hijos me vean sufrir porque entonces ellos sufrirán también. Espero que las mujeres que formamos este grupo de apoyo psicológico nos apoyemos unas a otras. Este grupo nos hará más fuertes y menos estresadas. Como beduinos tenemos muchas dificultades en la vida”.

Como psicóloga seguiré a Mirna y su familia durante las próximas semanas. A parte del apoyo psicológico, estas personas necesitan formación para  ganarse la vida, que sus hijos se relacionen con los demás niños y, principalmente, que la amenaza de perder sus casas cese.

*El nombre es ficticio para preservar la privacidad del paciente.

FOTO: Benoit Marquet/MSF

 

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