El MERIDIANO 82

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Las heridas invisibles

Las heridas invisibles

Por Juliana Puerta, psicóloga clínica, responsable del programa de salud mental de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Cauca Pacífico / Foto de Anna Surinyach (MSF) 

Rafael está en sus 40, un hombre de espíritu inquieto y disciplinado que ha vivido el conflicto que, como dice él, “gracias a Dios nunca me ha tocado”. Se refiere a que no le ha dejado “heridas visibles” como él las llama, pero sí ha visto de cerca hostigamientos armados, combates y ha enterrado amigos por causa de la violencia. “Civiles inocentes”, dice.

Rafael vive en su tierra con su esposa, sus cinco hijos y un nieto, en una vereda del Alto Río Guapi, territorio compuesto por 10 veredas donde habitan 638 familias.  Allí, el 21 de mayo, fuerzas militares de Colombia iniciaron una ofensiva militar contra las FARC. “Los aviones, los helicópteros, las bombas, las ráfagas eran cosas que no se conocían por allá (…), el nerviosismo era mucho, había personas que no se sostenían, los niños lloraban demasiado, no les provocaba comer, mi hija fue una que se impresionó mucho (…). Yo les decía que mientras estuvieran con nosotros (papá y mamá), nada iba a suceder”.

En la mañana del tercer día de combates, la totalidad de los habitantes de la vereda donde vive Rafael (aproximadamente 160 personas) decidieron abandonar su territorio. “No quedó nadie, lo único que uno pudo traer fue la ropa (…). Otras veces tuvimos motivos para desplazarnos por la violencia, pero resistimos; esta vez fue muy fuerte, por eso nos fuimos”.

Ese día comenzaron a desplazarse habitantes de otras veredas cercanas, alcanzando la cifra de 110 familias (468 personas), que llegaron en canoas a la zona urbana del municipio de Guapi en busca de asistencia humanitaria y casas de familiares que los acogieran.  Las ayudas no alcanzan, nos faltan ollas, estufa, baldes para recoger agua (…), la comida que entregaron es muy poca para las familias grandes”, dice mientras sus ojos se humedecen.

“Ahora ya la comunidad está más reanimada, estamos muy unidos y trabajamos todos para que la ayuda sea repartida entre todos. Los que están llegando ahora últimos (de otras veredas que por diferentes motivos no pudieron salir antes), sí están muy regular, mal. Yo les dije que vayan donde los Médicos Sin Fronteras (MSF) para que les den apoyo emocional, para que no estén más encerrados en los pensamientos malos y puedan ver también lo bueno”.

“Los que quedan allá si nos preocupan más, están sin poder venir, asustados y con hambre porque no pueden buscar el sustento”. Por la situación de contexto, están suspendidas las actividades productivas de cacería, pesca, agricultura y minería artesanal. Rafael ha curado a 6 personas que tenían espanto (forma tradicional de nombrar las reacciones postraumáticas agudas) por medio de la medicina ancestral afrodescendiente, y seguirá curando “a todo el que necesite, porque yo aprendí este conocimiento para servir a toda la gente”.

Desde su llegada al área urbana de Guapi, un equipo de psicólogos de MSF ha trabajado de manera articulada con entidades estatales y otras ONG que hicieron presencia en el lugar para atender las necesidades psicosociales. El equipo ha brindado formación en identificación de señales de alerta en salud mental y Primeros Auxilios Psicológicos a 24 personas que realizan actividades psicosociales y de salud primaria con la población afectada; también ha realizado actividades grupales de psicoeducación con 140 personas de las comunidades afectadas (la mayoría de ellos han estado en varias sesiones), con el fin de normalizar las reacciones, detectar personas que requieren atención clínica individual, familiar o grupal, y rescatar y fortalecer los recursos de afrontamiento individuales, familiares y comunitarios que les han permitido hacer frente a la situación.

El equipo ha atendido en consulta clínica a 23 niños y 31 adultos que presentan reacciones que son esperables en estos casos: 55% de síntomas postraumáticos, 43% otros síntomas ansiosos y 2% relacionadas con depresión.

Si bien, estas son reacciones normales ante eventos de violencia, es vital que se reconozca la importancia de brindar atención psicológica para estas personas, de manera temprana, para aliviar oportunamente el dolor emocional y prevenir el desarrollo de trastornos como el estrés postraumático, condición que genera mucho sufrimiento y suele hacerse crónica.

La misión de MSF en Colombia trabaja activamente para que el servicio de atención psicológica sea una prioridad para las autoridades de salud, especialmente en las zonas de actividad del conflicto armado.

*Otra entrega de la colaboración entre Médicos sin Fronteras y El Meridiano 82.

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