El MERIDIANO 82

Publicado el El meridiano 82

El drama del desplazamiento en la República Centroafricana

Séptima entrega de la colaboración entre el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y El Meridiano 82.

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Por José Samaniego, representante regional adjunto de Acnur para América Central. Encargado de la coordinación y gestión de campamentos de Acur en misión de emergencia en República Centroafricana. 

Más del 20% de la población de la República Centroafricana fue desarraigada por la violencia o persecución, con 560.000 desplazados internos y más de 115.000 refugiados en países vecinos como Camerún, Chad, la República Democrática del Congo y la República del Congo desde el mes de diciembre.

Muchos de aquellos que fueron desplazados forzosamente por la violencia viven en sitios precarios, tal como el asentamiento que se desarrolló rápidamente en M’Poko, al lado del aeropuerto internacional de Bangui. En la capital,  a pesar de la inestable situación de seguridad, algunos desplazados internos están regresando poco a poco a sus hogares. Al 13 de mayo 2014, había 135.050 personas desplazadas internas viviendo en 43 asentamientos en la capital de la República Centroafricana. Actualmente, se enfrenta una nueva amenaza: la temporada de lluvias está por iniciar.

La situación en la capital de la República Centroafricana, Bangui, es extremadamente volátil, pero notamos un progreso en varios barrios que han recuperado una cierta apariencia de normalidad. Para la vasta mayoría de los desplazados, principalmente la comunidad cristiana, se está llevando a cabo un proceso gradual de retorno. Se observa la misma dinámica en algunas prefecturas del noroeste, tales como Bossangoa. Los desplazados están regresando gradualmente a sus pueblos para preparar los campos antes del inicio de las lluvias.

Las agencias humanitarias (incluyendo el Acnur) han preparado planes de acción y contingencia para la actual temporada de lluvias, los cuales se centran principalmente en crear condiciones propicias para que los desplazados internos regresen a sus barrios. Igualmente, se está trabajando para mejorar las condiciones en los actuales sitios de asentamiento con el fin de evitar inundaciones y epidemias. Este plan se implementa en estrecha coordinación con autoridades nacionales y locales.

Encuestas llevadas a cabo por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y ONG internacionales en Bangui demuestran que a la vasta mayoría de desplazados internos les gustaría regresar si las condiciones de seguridad mejoraran. Sin embargo, hay otras razones por las cuales no regresan. La falta de acceso a servicios básicos – tales como salud y educación – y a oportunidades de generación de ingresos hace que el regreso sea un desafío mayor para los desplazados que perdieron sus pertenencias, cuyas casas fueron saqueadas o destruidas.

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En los últimos meses, los servicios de salud y educación fueron proporcionados de manera gratuita en los asentamientos de desplazados. Por lo tanto, es esencial llevar los programas de asistencia de estos asentamientos de desplazados internos a las áreas de origen, para que las personas tengan acceso a estos servicios básicos más cerca de sus hogares. Las agencias también están trabajando en la creación de medios de vida en las áreas de origen; sin embargo, esto constituye un desafío incluso más grande dado que la economía de la República Centroafricana ha estado paralizada por mucho tiempo.

Muchas personas tienen miedo de volver. Es muy importante compartir información sobre el estado de seguridad en cada barrio de origen para que estas personas entiendan las dinámicas de cada área, se reconecten gradualmente con su comunidad y se informen bien sobre la situación. Representantes de las comunidades desplazadas se han reunido varias veces con las autoridades nacionales y con las fuerzas internacionales de seguridad. Estas personas desplazadas esperan recibir respuestas a sus preocupaciones para calmar su ansiedad y temores. Estamos trabajando para facilitar este diálogo entre las comunidades, las autoridades nacionales, la sociedad civil, los actores humanitarios y las fuerzas internacionales de seguridad, con el fin de restaurar la confianza de la gente y fomentar el proceso gradual de retorno.

Sin embargo, esta respuesta llegó muy tarde para ciertas personas, principalmente para la minoría musulmana que vivía tanto en barrios mixtos de la ciudad como en varias comunidades rurales en el noroeste y el sudoeste del país. La mayoría de ellos han huido de la República Centroafricana por las represalias extremadamente violentas contra su comunidad. Para ellos, regresar no es una opción. Aquellos que aún quedan enfrentan un riesgo inminente de ataque por grupos armados. Unos 20.000 musulmanes hoy están atrapados y amenazados, y necesitan más protección para seguir con vida… Las autoridades de la República Centroafricana y la comunidad internacional están conscientes de la extrema gravedad de la situación, pero enfrentan enormes dificultades para asegurar la protección de esta población en Bangui y en varias otras prefecturas del país.

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