Para el presidente Nicolás Maduro, los caídos desde 2014 respondían a sectas de la ‘derecha’ que cuentan con un amplio staff de francotiradores que desde hace un año siembra violencia en el país. Por otro lado, el ministro de la defensa alega que la resolución que permite el uso de armas mortales en manifestaciones fue mal interpretada.
Protestas de la oposición venezolana en San Cristóbal, Venezuela. / AFP
Por Rubén Machaen*
Son dos los factores en común entre los muertos de las manifestaciones de oposición en Venezuela: su tendencia política y un tiro en la cabeza. Los primeros en caer el 12 de febrero de 2014, Bassil Dacosta y Robert Redman, inauguraron el que sería el ritual de los caídos hasta la fecha. En una publicación anterior, el video-reportaje de la extinta Unidad de Investigación del diario Últimas Noticias, Uniformados y civiles dispararon en Candelaria el 12F, se demostró la participación de los organismos de seguridad del Estado en la represión que, un año después, no ha cesado.
De aquel video surgió el nombre de Melvin Collazos, comisario del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) cuya participación en los eventos del 12 de febrero aún no ha sido esclarecida por las autoridades. Después de Dacosta y Redman se sumaron otros nombres como el de Génesis Carmona, Geraldine Moreno y un largo etcétera que sumó un total de 43 fallecidos.
En 2015 las cosas no cambiaron tanto y parecen recrudecerse. Entre manifestaciones estudiantiles, el primer aniversario del líder opositor Leopoldo López tras las rejas y la detención del Alcalde Mayor, Antonio Ledezma, el ambiente sigue siendo álgido, con el atenuante de la resolución 008610 del Ministerio de la Defensa, publicada el pasado 27 de enero, que permite el “uso de la fuerza potencialmente mortal, bien con arma de fuego o con otra arma potencialmente mortal” a fin de “evitar los desórdenes, apoyar la autoridad legítimamente constituida y rechazar toda agresión, enfrentándola de inmediato y con los medios necesarios”, que ya suma su primera víctima.
Tenía 14 años
El asesinato del joven de 14 años, Kluiverth Roa, el pasado 24 de febrero en el estado Táchira, desató la reacción de la opinión pública venezolana que se pronunció tanto en redes sociales como en una masiva concentración de madres tachirenses quienes, el pasado sábado y en compañía de estudiantes y organizaciones civiles, marcharon vestidas de color blanco y camisas con el rostro de Roa impreso exigiendo justicia.
El asesino de Roa responde al nombre de Javier Osias Mora Ortíz, de 23 años y miembro activo de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) quien pudo ser identificado por los demás manifestantes por la placa de su uniforme. Dar con su nombre, rostro y paradero no fue difícil. El Facebook de Mora daba fe de sus actividades policíacas y ese mismo día, en cadena nacional, la Fiscal General de la República anunció la detención de Mora por su “presunta vinculación” en el fallecimiento de Roa, a lo que se le sumaron las declaraciones del presidente Nicolás Maduro, quien hizo un recuento de los fallecidos desde febrero de 2014 como “jóvenes reclutados por la Derecha para sembrar violencia en el país”.
Más muertos, mismas certezas
El estado Táchira ha sido uno de los más incendiarios al momento de las protestas. Cinco días antes de la muerte de Roa, aparecieron dos estudiantes maniatados, esposados, con signos de tortura y un balazo en la cabeza cada uno. Identificados como José Daniel Frías Pinto, de 20 años y estudiante de la Universidad de Los Andes (ULA) y Julio Alejandro García Adonis, de 22, vendedor de frutas, habrían sido detenidos por funcionarios policiales por participar en las protestas.
A pesar de que las autoridades descartaron el móvil político “porque estos compañeros no hacían vida estudiantil, no hacían vida dentro de la universidad con movimientos estudiantiles”, sus muertes se suman a las acaecidas en 2014 y lo que va de 2015 en manifestaciones políticas.
Resolución humanista (o el espíritu de la contradicción)
Así calificó el Ministro de Defensa, General en Jefe, Vladimir Padrino López, la resolución 008610 en referencia al asesinato de Roa. “Nosotros repudiaos y lamentamos eso. No está en nosotros accionar un arma (…) me veo obligado a aclarar el motivo de la resolución, es profundamente humanista, establece ahí el uso progresivo de la fuerza”.
A pesar de las declaraciones de Padrino López, nada -o poco- escapa de las redes sociales, en las que circuló un video en el que se muestra a Roa ajeno a la manifestación que se llevaba a cabo en las calles del estado Táchira y a pesar de ello, fue víctima de la represión.
Otro video muestra el momento posterior al asesinato de Roa en el que el oficial Mora Ortíz huye de la escena mientras los manifestantes gritan su nombre.
“El uso de las armas está completamente negado para el control de manifestaciones públicas (…) Bolívar decía maldito el soldado que vuelve sus armas contra el pueblo y Chávez retomó eso y nos inculcó eso a las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas”, dijo Padrino López.
Su palabra vaya por delante, pues.
En algún momento.
*Periodista venezolano. Bloguero invitado.