El MERIDIANO 82

Publicado el El meridiano 82

Cada vez más personas huyen por mar en el mundo

Otra entrega de la colaboración entre el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y El Meridiano 82.

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ACNUR advierte de que la comunidad internacional no está prestando la debida atención al objetivo de salvar vidas en medio de la confusión entre las naciones costeras y los bloques regionales, sobre cómo responder al creciente número de personas que emprenden peligrosos viajes por mar en busca de asilo o por motivos migratorios. El número de personas que se lanzan al mar en búsqueda de asilo o por motivos migratorios supera las 348.000 en todo el mundo.

El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, António Guterres, ha señalado que algunos gobiernos están poniendo la prioridad en impedir la entrada de extranjeros más que en la defensa del asilo. “Esto es un error, y precisamente la reacción equivocada en una era en la que un número de personas que están huyendo de las guerras ha alcanzado una cifra sin precedentes”, declaró Guterres. “La gestión de la seguridad y de la inmigración son preocupaciones para cualquier país, pero las políticas deben ser diseñadas de manera que la pérdida de vidas humanas no termine convirtiéndose en daños colaterales”.

La naturaleza clandestina de estas rutas marítimas dificulta las comparaciones fiables con años anteriores, pero los datos disponibles señalan que 2014 será un año récord. Según las estimaciones de las autoridades costeras y las informaciones de intercepciones confirmadas y otros seguimientos, al menos 348.000 personas han arriesgado sus vidas en este tipo de viajes en todo el mundo desde principios de enero. Históricamente, el principal motivo de este tipo de flujos era la migración, pero en el año 2014 ha aumentado el número de solicitantes de asilo implicados en estos movimientos.

Europa, que actualmente afronta conflictos en su frontera sur (Libia), este (Ucrania) y sureste (Siria/Irak), está observando el mayor número de llegadas por mar. Si bien no todas necesitan asilo, más de 207.000 personas han cruzado el Mediterráneo desde el inicio de enero -casi tres veces el récord anterior conocida de aproximadamente 70.000 en 2011, cuando la guerra civil libia estaba en pleno apogeo. Por primera vez, las personas de países generadores de refugiados (principalmente Siria y Eritrea) se han convertido en 2014 en la pieza principal de este trágico flujo, representando casi el 50 por ciento del total.

Además del Mediterráneo, en la actualidad hay al menos otras tres importantes rutas marítimas que están siendo utilizadas tanto por migrantes como por personas que huyen de conflictos o persecución. En la región del Cuerno de África, 82.680 personas cruzaron el Golfo de Adén y el Mar Rojo entre el 1 de enero y finales de noviembre, dirigiéndose principalmente desde Etiopía y Somalia a Yemen, o hacia Arabia Saudita y los países del Golfo Pérsico. En el sudeste asiático se estima que 54.000 personas han emprendido travesías marítimas en lo que llevamos de 2014, la mayoría de ellos partiendo desde Bangladesh o Myanmar con rumbo a Tailandia, Malasia o Indonesia. En el Caribe, se tiene constancia de que al menos 4.775 personas han recurrido a embarcaciones entre el 1 de enero y el 1 de diciembre de este año, con la esperanza de huir de la pobreza o en busca de asilo.

Y muchos mueren o son víctimas de grupos internacionales de delincuencia organizada mientras emprenden estos viajes. A nivel mundial, ACNUR tiene información de 4.272 muertes este año. Unas 3.419 de ellas se han producido en el Mediterráneo, lo que la convierte en la ruta más mortífera de todas. En el sudeste asiático, se estima que 540 personas han muerto en su intento de cruzar la Bahía de Bengala. En el Mar Rojo y el Golfo de Adén, se han perdido al menos 242 vidas a fecha 8 de diciembre, mientras que en el Caribe el número de muertos y desaparecidos reportados a partir de principios de diciembre fue 71. Al mismo tiempo, las redes de tráfico de personas están floreciendo, operando con total impunidad en zonas de inestabilidad o conflicto, y sacando provecho de los cargamentos humanos que se ven impulsados por la desesperación.

António Guterres indicó que al centrarse en los elementos aislados de un problema que por su naturaleza tiene varias capas y es transnacional -a menudo con rutas que se extienden a través de múltiples fronteras y durante miles de kilómetros- los gobiernos han sido incapaces de encontrar formas ya sea de detener el flujo de llegadas o de evitar la pérdida de vidas humanas a lo largo del viaje.

“No puedes frenar con medidas disuasorias a una persona que huye para salvar su vida, sin aumentar aún más los peligros”, dijo Guterres. “Se tienen que abordar las verdaderas causas profundas, y esto significa analizar por qué está huyendo la gente, qué les impide buscar asilo por medios más seguros, y qué se puede hacer para acabar con las redes criminales que prosperan gracias a esta situación, al mismo tiempo que se protege a sus víctimas. También significa tener sistemas adecuados para hacer frente a las llegadas y poder distinguir a los refugiados reales de aquellos que no lo son”.

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