Tathiana Sánchez*
Es domingo en la mañana. Al prender mi computador, Google me arroja su nuevo doodle. Se trata de su nombre, Google, escrita con flores de diversos tipos y colores. El día de la tierra, eso es lo que me quiere decir el navegador. Esa tarde los que hablan de la naturaleza son un par de indígenas Arhuacos o Iku, quienes a través de la palabra, de la tradición oral, le cuentan a los asistentes de la FILBO 2012 su relación con el entorno, su respeto a la naturaleza y cómo siempre la representan en sus quehaceres, desde sus mochilas y sus sombreros, hasta sus relaciones, sus leyes y su lucha para defender su cultura.
http://www.youtube.com/watch?v=HZ7UtphIkSA&feature=youtu.be
La oralidad es fundamental para la literatura, en especial para la supervivencia de las diversas tradiciones de las poblaciones colombianas. Las voces distintas, la recreación de lo que alguna vez contó un abuelo o un Mamo, cobra vida nuevamente a través de la sonoridad de otro indígena. Son esas historias que hoy ya se han recogido en transcripciones o investigaciones, las que nos muestran la identidad de un pueblo, sus creencias, sus saberes ancestrales y su devenir, esencia que sigue viva en sus representantes.
Literatura Indígena
A propósito de la oralidad y la literatura, recuerdo un proyecto que realizó Miguel Rocha Vivas, escritor, investigador y apasionado para las múltiples culturas de Colombia. Se trata de Antes el Amanecer, un libro que reúne sus hallazgos en cuanto a cuentos, cantos, mitos, leyendas y narraciones de las diversas poblaciones indígenas de Colombia, que están asociadas a escrituras diferentes al papel, historias plasmadas en objetos como vasijas, mochilas, piedras, tejidos, pinturas…
Está disponible en la biblioteca digital del Banco de la República. Allí en la última sección, se encuentra la literatura propia de las comunidades de la Sierra Nevada de Santa Marta, donde los poemas, cuentos y tradiciones están enfocados completamente a la Madre, a la tierra.
La esencia según los arhuacos
La indígena Leonor Zalabata, dijo en alguna oportunidad para el programa de bioética de la Universidad del Bosque, que la esencia de su comunidad, como indígenas, viene precisamente de la tierra y el ejemplo está en los seres humanos. “Para nosotros, por ejemplo, la mujer representa la madre tierra, el hombre representa los árboles. De allí que de la fertilidad de la tierra dependa la resistencia y la fortaleza, de los árboles, de la frondosidad y de la frescura de los árboles se fortalece la tierra”.
Aunque nos llega la información, las tradiciones, la literatura y los conocimientos de grupos como los arhuacos, que nos muestran cómo estar en equilibrio con la naturaleza, vivimos un momento en que el mundo se está quedando sin fuerza y no parece haber tratamiento para la fertilidad efectivo que por ahora, pueda curar a esta tierra.
Tathiana
@tathysan
*Bloguera invitada. Periodista, cultural, locutora y co-creadora del proyecto cultural SonidoenVivo.org