Esta semana el historiador Alfonso Múnera visitó la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín para hablar de su libro “El fracaso de la nación”. Presentamos aquí esta entrevista que le realizó el profesor Freddy Santamaría.
Esta semana el historiador Alfonso Múnera visitó la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín para hablar de su libro “El fracaso de la nación”. Presentamos aquí esta entrevista que le realizó el profesor Freddy Santamaría.
“No se puede escribir nada perdurable sino hay emoción en lo que se escribe, y siempre he escrito con mucha pasión sobre Colombia. Lo que no quiere decir que me hubiera olvidado de primer mandamiento de la profesión de historiador: no falsear deliberadamente lo acontecido”
Alfonso Múnera Cadavia en el Prólogo a El fracaso de la nación.
El profesor Freddy Santamaría Velasco, miembro de la Sociedad Colombiana de Filosofía (SCF) y director de la Facultad de Ciencias Politicas de la Universidad Pontificia Bolivariana sostiene una conversación con el escritor, profesor e historiador Alfonso Múnera a propósito de su obra El fracaso de una nación. El profesor Múnera visitó la UPB en días pasados y participó del panel “El fracaso de la nación” junto al Decano Jaime Arrubla Paucar (Escuela de Derecho y Ciencias Políticas) y Margarita Restrepo (Coordinadora del programa de Historia).
Dos títulos imprescindibles para comprendernos como país son El fracaso de la nación. Región, clase y raza en el Caribe colombiano (1717-1821) y Fronteras Imaginadas. La construcción de las razas y de la geografía en el siglo XIX colombiano delescritor, historiador, abogado y exembajador cartagenero Alfonso Múnera Cavadía. El profesor Múnera recientemente impartió en la Universidad Pontificia Bolivariana la Lectio Inauguralis de la Escuela de Derecho y Ciencias Politicas, allí expuso y criticó las tres poderosas ideas que han dominado la imaginación de la “intelectualidad” colombiana, a saber 1) El mestizaje como proyecto excluyente, 2) la superioridad de los territorios andinos sobre las tierras calientes y 3) la inferioridad de las razas negras e indígenas, mal dotadas para el progreso y para la tarea de construir una nación moderna, ideas que como advierte el profesor Múnera, se han consolidado en las dos primeras décadas del siglo XX y que han supuesto una imagen dominante de la nación colombiana. Inventar la nación colombiana constó muchas guerras y el proyecto de construir nación sigue siendo todavía una realidad inconclusa, atravesada por toda clase de conflictos culturales.
Alfonso Múnera ha escrito artículos sobre historia del Caribe colombiano en diversas revistas nacionales y extranjeras, y es el editor de una selección de ensayos de autores costeños de los siglos XVIII y XIX. Terminó Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad de Cartagena y obtuvo una Maestría y un Doctorado en Historia de América Latina y del Caribe en la Universidad de Connecticut, Estados Unidos, entre 1991 y 1995. En 2003 fue Tinker Visiting Professor en la Universidad de Wisconsin, en el campo de Madison, Estados Unidos. Además, ha sido embajador de Colombia ante el gobierno de Jamaica, Trinidad y Tobago y además ha sido Secretario General de la Asociación de Estados del Caribe (AEC), con sede en Trinidad y Tobago. En 2021 presentó el libro La Independencia de Colombia: Olvidos y Ficciones. Cartagena de Indias (1580 – 1821). En el año 2023, la prestigiosa Editorial Routledge, de Estados Unidos e Inglaterra, publicó su libro Region, Race and Class in the Making of Colombia (Epub). Y recientemente la Sociedad Portuaria Regional de Cartagena publicó su libro Cartagena, una ciudad abierta al mundo. Iniciemos la conversación:
Freddy Santamaría (FS) Tanto en el prólogo de sus libros como en las numerosas entrevistas que ha concedido para hablar de su obra, relata usted como concibió y estructuró finalmente sus textos ¿nos puede compartir esa labor de investigación e indagación académica, además de su experiencia personal?
Alfonso Múnera (AM) No hay camino seguro ni prestablecido para llegar al conocimiento; no, al menos, con alguna frecuencia. En mi caso fue el resultado de una vocación y del azar. Lo he contado en uno de los prólogos que escribí al Fracaso de la nación y Fronteras imaginadas. Estudié inicialmente Derecho porque me atraía más que la práctica de la profesión, que, por cierto, nunca ejercí, la teoría y la filosofía del Derecho. Y debo decir que me ha servido de mucho para los temas que estudio en el campo de la historia. El azar intervino años después, siendo ya un estudioso autodidacta de la historia y profesor universitario, permitiéndome obtener la beca Fullbright para ir a los Estados Unidos a cursar la maestría y, luego con una beca de la Universidad de Connecticut, el doctorado en historia de América latina y el Caribe.
(FS) En Europa, según las tesis clásicas de teoría política, la idea del Estado estaba precedida de la nación, en el sentido de que esta última era el producto de una historia común, donde ciertas comunidades o grupos humanos compartían una experiencia, o una lengua o una religión. En contraste, en América el Estado precedió a la nación, según dice, por ejemplo, Norbert Lechner. ¿Podríamos afirmar categóricamente que el modelo administrativo de los Virreinatos influyó y a la vez imposibilitó la configuración de la nación en América Latina? ¿Los virreinatos estropearon la construcción de nación?
(AM) No creo que se pueda culpar al virreinato de las enormes dificultades que hemos tenido para la formación de una nación de ciudadanos en Colombia. Ciertamente, un mérito de la organización imperial española en los siglos XVI a XVIII latinoamericanos fue el de lograr un equilibrio institucional, que estuvo basado, entre otras cosas, en unas prácticas y en unos hábitos que privilegiaban, de hecho, la descentralización. Uno de sus principios básicos estaba consagrado en la famosa frase que guiaba la relación de los gobernantes de las colonias españolas con el gobierno imperial: “se obedece, pero no se cumple”. En muy probable que una de las razones que llevaron a la Independencia fuera precisamente el cambio de modelo institucional, al tratar el gobierno de los borbones de imponer su autoridad central, a toda costa, en sus territorios americanos. En la realidad de todos los días en esos años coloniales, más que gobierno centralizado en Santa Fe de Bogotá, lo que hubo fue el gobierno de hecho de ciudades-provincias. Y de cierta forma eso fue lo que heredó la república del siglo XIX.
(FS) En su obra se hay una afortunada tesis, a saber: “descubrir aquello que no habíamos resaltado nunca: el protagonismo de mulatos y negros en la creación de la Republica”. Conforme con esta afirmación, ¿Qué papel jugaron los dispositivos raciales o el imaginario de blancura de las nacientes sociedades en la construcción, no solo en la Nueva Granada sino en lo que más adelante fue a llamarse Latinoamérica?
(AM) Una de las erróneas ideas que ha dominado y ha hecho carrera, es aquella que defiende la “inferioridad” de las razas negras e indígenas, pues la considera mal dotadas para el progreso y para la tarea de construir una nación moderna. En el prólogo a El Fracaso de la nación afirmo que:
“Es curioso que la lucha por la ciudadanía de los negros y mulatos libres haya sido recibida con tanto escepticismo, y que siga costando tanto trabajo aceptar que los artesanos negros y mulatos libres de 1811 lucharon en Cartagena de Indias pro el derecho a ser ciudadanos; y que lo hicieron entendiendo el sentido moderno de la expresión. A menudo escucho en conferencias y seminarios las opiniones de quienes emocionalmente no parecen dispuestos a aceptar que sectores populares sin mayor educación formal pudieran haberle concedido tanta importancia a la lucha por la ciudadanía”.
Podemos ver entonces, que las jerarquías socio-raciales fueron una de las columnas centrales sobre las que se edificó el edificio colonial, y, posteriormente, el republicano en Colombia, y, en general, en Latinoamérica.
(FS) Decía usted que “El Estado-nación llamado la Gran Colombia probó ser un sueño (o una pesadilla) que murió con su soñador”. Es decir, en nuestro fracasado intento de construir una nación moderna es posible que nos faltó haber pasado por un proceso ilustrado, es decir ¿tenemos precaria modernidad y escasa ilustración como nación?
(AM) El fracaso en construir una nación moderna en Colombia hasta los días de hoy tiene que ver, por supuesto, con múltiples causas, de las cuales, para responder al contenido de tu pregunta, destacaría dos, que son de la esencia de la modernidad: La primera, la ausencia de comunicaciones adecuadas para conectar el país. Colombia tuvo en el siglo XIX el peor sistema de comunicación de América, y sigue teniendo uno de los peores. La segunda -la peor de las ausencias de ilustración-, que es la de tener a un pueblo iletrado. Hasta finales del siglo XIX alrededor del 90 por ciento de la población colombiana no sabía leer ni escribir. Todavía en el censo de 1937 en el Bolívar grande, que incluía a Córdoba, Sucre y el territorio de Bolívar hoy, de inmensa mayoría campesina, el 82 por ciento de quienes vivían en el campo eran iletrados.
(FS) ¿Por qué revisitar “El fracaso de la nación”? ¿Sigue siendo vigente para pensar la actualidad y nuestro proyecto de nación? Y extendiendo la pregunta ¿seguimos fracasando como nación?
(AM) Es un libro que ha contado con una muy buena recepción en los claustros universitarios y, también, en menor medida, fuera de ellos. Hoy, después de 27 años se sigue reimprimiendo. Ya vamos por cinco ediciones, desde la primera que estuvo a cargo de EL Áncora Editores y el Banco de la República. Además de haber sido recientemente editado en su versión inglesa por la editorial Roudtlege. Y creo que una de las razones de su vigencia está en que la historia que cuenta responde a preguntas de hoy, sirve para ayudarnos a entender el país que hemos construido y la nación incompleta en la que seguimos sumidos, en medio de graves crisis estructurales.
Finalmente, como advierte el Dr. Alfonso Múnera “volver a un libro, El fracaso de la nación es un verdadero desafío” pues, pensar, con la perspectiva que da el paso del tiempo, 200 años después de haber tenido lugar los hechos que cuenta, nos permite, al menos, mostrar brevemente el peso de la historia en el presente. Su gran influencia en la vida de todos nosotros” finalmente nos sirve de base para seguir preguntándonos y seguir dialogando
“sobre la imposibilidad de formar una nación moderna en el siglo XIX y, en consecuencia, los insuperables obstáculos en el camino de la consolidación de un Estado y una autoridad central. También nos sirve de punto de partida para reflexionar sobre la profunda huella de esa vieja historia decimonónica en las enormes dificultades que seguimos teniendo en el proceso de construir una democracia moderna, en la que el ejercicio de la autoridad garantice la paz en el territorio de la nación y el bienestar de sus ciudadanos”.
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