El Cuento

Publicado el ricardogonduq

Sin Márquez en el Congreso, la “refundación” de las Farc no es descabellada

Cuando el presidente Santos reveló en 2012 que se estaba negociando la paz con las Farc en Cuba, habría podido imaginar que cuando despegara ese acuerdo sería como un Boeing 787 volando majestuoso hacia la reconciliación definitiva de los colombianos. Sin embargo, en el aterrizaje forzoso del plebiscito de 2016 y después con la victoria de Duque-Uribe hace apenas un mes, cambiamos de avión a una pequeña Cessna. Y de las viejas. Hoy, con el anuncio de ‘Iván Márquez’ de que no se posesionará como senador –derecho que tenía como parte del acuerdo– uno de los dos motores de la aeronave ha quedado roto y amenaza con irse de frente al piso.

Archivo.
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Por: Ricardo González Duque

En Twitter: @RicardoGonDuq

Tres palabras definieron el memorial de agravios de ‘Márquez’ para declinar uno de sus mayores sueños, el de regresar al Congreso, donde había estado a finales de los años ochentas: montaje, desfiguración e incumplimientos. En esas expresiones se describe el descontento del exjefe negociador de las Farc, por la orfandad del Acuerdo Final, a la que lo sometió el gobierno saliente; y por la inyección letal, que le quiere aplicar el entrante.

Podrá parecer exagerado, pero está lejos de serlo. El hecho de que Luciano Marín –el nombre original de ‘Márquez’- no pueda hacer política, demuestra el fracaso del establecimiento colombiano para poder reconciliarse, no necesariamente con los victimarios, sino con las víctimas que esperan por lo menos verdad del combo que agrupó este exguerrillero por décadas. Y no es por querer regalarles algo que a todas luces no merecen, como una curul en el Senado, sino porque la llegada de estos hombres de forma temporal al Congreso fue el único desenlace posible, el cambalache ideal, para poder silenciar las armas, como ha ocurrido desde hace dos años, al menos con las Farc. Un piano que la sociedad colombiana se quitó de encima.

Con la permanencia de ‘Iván Márquez’ en la zona de Miravalle en Caquetá, una república independiente de las Farc, ¡quién lo va a negar! nuestra avioneta Cessna vuela con sus últimos restos, pero no se declara en emergencia porque parece que nadie quiere salvarla. El nuevo presidente, o quien en realidad tendrá el poder desde el 7 de agosto, quieren dejar morir el Acuerdo por vanidad y conveniencia. En otras palabras, destruir el legado de Juan Manuel Santos (como Trump lo hizo con el Obamacare) y evitar que se conozca la verdad histórica de una nación que solo ha escuchado una versión de los hechos. De ahí también la furia con la Comisión de la Verdad.

Dejar ir a ‘Iván Márquez’ a lo profundo de la ribera del río Pato es alimentar la idea de que es posible la refundación de las Farc, como advirtió la reciente  portada de la revista Semana. No sería la primera vez que lo hicieran, como cuando el mismo Luciano Marín abandonó su curul en la Cámara para volver a la selva porque estaban matando a sus partidarios de la UP.

Hoy, las razones de ese escape parecen muchas e incluyen una posible reincidencia de ‘Márquez’ en el narcotráfico, pero si nuestra justicia no es capaz de resolver ese problema sin que Estados Unido se siga metiendo, jamás lograremos una paz verdadera. Lo que está en juego es que los guerrilleros dudosos de la implementación de la paz y estando a la deriva en las zonas veredales, decidan volver a empuñar las armas y sigan la decepción que hoy deben sentir no solo ‘Márquez’ sino De la Calle, porque en cuestión de meses pasaron del éxtasis a la agonía, como ya es costumbre en Colombia.

Si nadie hace nada por traerse de las orejas a ‘Iván Márquez’ el 20 de julio, para que asuma el papel político que hoy debe empezar a tener la Farc, tendremos que prepararnos para el estrellón de la Cessna, pero como si fueran miles de Boeing 787 cayendo sobre nuestros hogares. La guerra, para placer de muchos ganadores del 17 de junio, podría estar de regreso.

UN PUNTO DE GIRO: ¿Tener una pareja gay estable desde hace varios años hace al nuevo ministro de ambiente, Ricardo Lozano, representante de esa comunidad? ¿No será como cuando Santos quiso vendernos a Amylcar Acosta y Alfonso Gómez Méndez como afros del gabinete?

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