Por: Ricardo González Duque / @RicardoGonDuq

Hace una semana publiqué en este blog una entrada titulada “El ‘petrómetro’ en los medios de comunicación: abril-mayo de 2024”, la cual generó inesperadas reacciones, sesgadas interpretaciones y por supuesto, revuelo y ataques que, en esta era de información frenética en redes sociales, son cada vez más comunes. Por eso, esta nueva publicación pretende hacer tres precisiones: sobre la metodología, la intención y, qué pereza hacerlo, sobre quien elaboró este informe.

La publicación es simplemente un análisis de medios de comunicación. No es más ni menos que eso. Es decir, no es un trabajo académico, ni una encuesta, ni un estudio científico, dimensiones que desde un extremo y otro de la política quisieron darle para imprimirle fuerza o desprestigio al texto, según su interés.

Este análisis de medios es un ejercicio que aprendí en la universidad y que hice por primera vez en marzo de 2008, en ese entonces sobre cómo los noticieros de televisión cubrieron el operativo que dio con la caída de ‘Raúl Reyes’ en Ecuador y la posterior crisis diplomática. Además, los he realizado varias veces durante estos años, el último de ellos para La Silla Vacía. En el blog anterior expliqué que, como ese ejercicio había sido sobre el uso que el presidente Petro hace de su medio de comunicación por excelencia (Twitter), sería interesante analizar cómo los medios lo cubren a él.

Y para eso se seleccionaron los cinco principales medios de comunicación en audiencia digital, según Comscore (El Tiempo, Semana, Infobae, Blu Radio y Pulzo). No fue una selección arbitraria, ni con un sesgo para afectar o favorecer a nadie. La selección que bajo esa lógica sí fue “arbitraria” fue la de RTVC Noticias, el noticiero del sistema de medios públicos, la cual, sin embargo, tiene una justificación en el sentido de que se ha documentado su utilización como medio oficial del gobierno.

En una revisión, que no tardó mucho, de las cuentas de Twitter y los titulares web de estos medios, se clasificaron los datos en cinco categorías: la cantidad, la orientación, el tipo, el origen y las fuentes de esos titulares. La gráfica que generó más controversia es la que clasifica esos contenidos como “positivos”, “negativos” o “neutros”, designación que como se explica en el blog original, está basada en verbos, adjetivos y complementos de los textos analizados, aunque claro, también con una mirada subjetiva.

En la publicación original están expuestos algunos ejemplos de estas clasificaciones, pero aquí va uno más. Sobre un mismo hecho, el cónclave del gobierno en Paipa, RTVC Noticias tituló sobre el “balance positivo” de indicadores del gobierno (positivo), la revista Semana lo hizo con énfasis en el retraso que tuvo el presidente para llegar a la reunión (negativo), Blu Radio mostró con un video simplemente que el mandatario había llegado al sitio (neutro) y El Tiempo publicó imágenes de la reunión (neutro).

Todo este ejercicio fue independiente, no tiene ninguna relación con la redacción de El Espectador (que aquí deja claro que las opiniones y publicaciones de los blogueros son ajenas al medio) y tampoco tiene vínculo alguno con mi trabajo como asesor legislativo. Superior a esa función que desempeño actualmente está mi vocación de periodista y, superior a ella, mi condición de ciudadano.

Mi trabajo periodístico -y esta publicación fue uno- no ha estado sometido a intereses particulares de mis empleadores, como lo he demostrado cuando ejercí como periodista en medios de comunicación como Blu Radio, Grupo Semana y La Silla Vacía, en los que encontré la libertad para hacerlo.

Este análisis no busca validar las teorías conceptuales del presidente Petro de “golpe blando” o ahora de “guerra cognitiva”. Y aunque es cierto que la visibilidad que el presidente le dio a la publicación sirve de insumo para que él y sus seguidores digan que los medios están en su contra, al mismo tiempo el informe y la gráfica que él expuso en su Twitter dejan en evidencia que los medios públicos (los medios que todos pagamos) están equivocadamente al servicio de Petro y su sector político.

En síntesis, dicho lo que no es este informe, sí debe ser un llamado desesperado para entender que no es cierto que “todos los medios son iguales”, como fácilmente muchos se atreven a afirmar. Las diferentes gráficas muestran que hay unos medios que siguen las premisas del buen periodismo y que tienen un acertado equilibrio entre la información y la opinión, en sus orientaciones y que lo que publican se basa en diversas fuentes y hechos.

Los datos ponen de presente que, específicamente, hay dos medios que sirven de altavoces de intereses a favor o en contra de agentes políticos y económicos, y eso le hace un profundo daño al periodismo colombiano, que históricamente ha sido vital para garantizar un equilibrio de poderes en nuestra democracia.

Finalmente y a pesar de lo publicado, agradezco de RTVC que me contactaran directamente para conocer el detalle del análisis y aclarar la metodología del mismo, algo que no hizo la directora de revista Semana, que recurrió al ataque, el desprestigio y el desvío de la atención para no responder a estos datos.

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