El Cuchenials

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Un «negocio redondo»

No soy economista, tampoco administrador de empresas y mucho menos poseedor de títulos en universidades internacionales e incluso reconozco que no he sido el más hábil para manejar las finanzas personales.

Pero como se dice de manera coloquial tengo dos dedos de frente y me he especializado en la universidad de la vida, lo que me permite ver un poquito más allá. En tal virtud, al Cuchenials le es difícil entender cómo el transporte público de Bogotá (especialmente Transmilenio) está en crisis,  afirmación que sustento en algunas apreciaciones simples pero significativas.

Para comenzar, es evidente el sobrecupo de los buses en horas pico, es decir, que acudiendo a la matemática sencilla, se puede concluir que en buena parte de la jornada el uso supera el 100% de la capacidad, lo que debe dar como resultado lógico un rendimiento mayor a lo presupuestado.

Además, si analizamos el estado de las vías vemos que las mismas adolecen de un mantenimiento adecuado por lo que se puede aseverar con tranquilidad que los millones de ingresos que aportan los usuarios a diario no son invertidos en este rubro.

Por otro lado, es evidente que los materiales que se utilizan para la construcción y reparación de las troncales no son los mejores y que por ese lado también hay un “ahorro” de los mal llamados administradores.

Y para completar,  el estado mecánico del parque automotor deja mucho que desear y también queda al descubierto que el presupuesto lógico que debe existir para esta acción tampoco se está invirtiendo cómo debería ser.

Si sumamos todo lo anterior no hay que ser un sabio para concluir que un “negocio” al que le entra dinero cada segundo y no está recibiendo la retroalimentación necesaria en términos económicos para su normal funcionamiento, tiene que ser muy rentable para alguien.

Por eso causa estupor, por no decir palabras de más grueso calibre,  que el alcalde busque recursos con un nuevo impuesto para los propietarios de vehículos, lo que se convertiría en una carga impositiva más para un sector como el automotor, al que siguen desangrando los gobernantes.

Ese no es el camino. Hay que arreglar la casa y ver por dónde se está filtrando el dinero del “negocio redondo” y en manos de quién están quedando las jugosas utilidades. Solo queda por decir: señor alcalde,  busque la platica en otro lugar y a nosotros no nos j… más.

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