El Blog del Cerebro

Publicado el Virginia Rojas Albrieux

El Cerebro de los Adolescentes es Diferente

Si usted tiene hijos adolescentes, probablemente se ha sorprendido con algunos de sus comportamientos. Tal vez ha dicho algo como “En qué estaba pensando él cuando hizo X!!!???”
Lo que hoy en día sabemos desde las neurociencias, es que el cerebro del adolescente es distinto de aquel del adulto. Ellos NO piensan igual que los adultos.
Para empezar, la corteza prefrontal -area importantísima del cerebro- no ha terminado de generar todas sus conexiones. Esta es la parte del cerebro encargada de los “juicios” –“Es esta una buena idea?” “Cuál es la consecuencia de esta acción?” Yo siempre pienso que es el area encargada del “buen criterio” (o viceversa), y por eso acostumbro a repetir a mis tres hijos adolescentes que “se manejen con criterio”. No tengo claro que esto sirva de mucho, pero como mamá no puedo evitar dar este consejo!
No es que los adolescentes no tengan corteza prefrontal, sino que iran accediendo a esta más lentamente. La mielina, capa de grasa que representa la “material blanca”en el cerebro, aún es poca (comparada con la del cerebro adulto). Esta situación hace que las señales o impulsos eléctricos entre las neuronas no sea tan eficientes, lo que lleva a una comunicación ineficiente entre las diferentes áreas del cerebro. Los últimos estudios respecto del tema aseguran que la mielina completa su desarrollo mas o menos entre los 21 y los 26 años. Y pensar que la mayoría de edad es a los 18 en nuestro país…
Por otro lado, la naturaleza también hizo los cerebros de los niños y adolescentes más responsivos al ambiente que los rodea. Esta característica química cerebral es la que permite que aprendan tan fácilmente.
Pero esto no siempre funciona a favor. Las adicciones son en su esencia, una forma de aprendizaje. Y si este cerebro adolescente, que está organizado para crear nuevas conexiones en respuesta a su entorno, consume una potente droga psicoactiva (alcohol, marihuana, nicotina, cocaine, éxtasis, etc.) se está ante la habilidad para la formación de un hábito mucho más robusto, comparado con la de un adulto.

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