Seguramente en la Navidad pasada ningún lector incluyó en su carta al Niño Dios, dentro de la lista de regalos, un Gömböc. Pues, tampoco yo lo hice, ni lo hubiera incluido, porque aunque se trata del Niño Dios, que según se afirma en Colombia, todo lo puede, no hubiese creído que lo consiguiera. Pero para mi sorpresa, hoy tengo un  Gömböc, que recibí como regalo de Navidad; una sorpresa que lo convierte en el más exclusivo de los regalos recibidos. Y seguramente ninguno de ustedes recibió un Gömböc. Algunos sentirán envidia; otros, ahora sólo desean saber qué demonios es un Gömböc.

Pues bien, la palabra Gömböc es de origen húngaro, nombre que se le dio después de que los científicos húngaros Gábor Domokos y Péter Várkonyi lo crearan en 2006, probando así su existencia que había sido conjeturada por el matemático ruso Vladímir Arnold en 1995. La palabra en húngaro significa un globo, un objeto redondo, gordo; se usa también para llamar así las albóndigas húngaras o para referirse a bolas de masa dulce.

Se trata de un objeto tridimensional, de cuerpo convexo y homogéneo, una figura sumamente curiosa, difícil de describir, un objeto raro, que cuando descansa en una superficie plana tiene un único punto de equilibrio estable y otro inestable; lo que le da al Gömböc una capacidad maravillosa para que termine siempre en la misma posición, sin importar dónde lo coloquemos inicialmente. Cuando lo ponemos en el punto inestable, una mínima perturbación logra moverlo siempre, poco a poco, hacia su único punto de equilibrio estable. Y cuando está en el punto de equilibrio estable, cualquier movimiento que intentemos lo devuelve a su posición original. 

Para entenderlo mejor, imaginemos uno de esos juguetes, como muñecos de forma redondeada en los pies, que tienen un peso mayor en la base y siempre terminan parados; con la diferencia, que en el caso del Gömböc, es homogéneo y no hay pesos distintos. Aquí les comparto una fotografía de mi Gömböc:

La historia detrás del Gömböc es muy interesante, pues fue precisamente uno de sus creadores, el húngaro Gábor Domokos, quien se propuso demostrar que la conjetura de Arnold era falsa; es decir, que en el caso de figuras tridimensionales, al igual que en el caso de las figuras de dos dimensiones, no era posible lograr alguna con un solo punto de equilibrio estable y otro inestable. Tras muchos meses de trabajo sin éxito, decidió aceptar que la conjetura podía ser verdadera y junto con su alumno Várkonyi, quien se había formado como arquitecto y había sido ganador de la medalla de plata en las Olimpiadas Internacionales de Física en 1997, terminaron creando el Gömböc. Con la figura construida estaba demostrada su existencia.

Los creadores del Gömböc se inspiraron en los animales con caparazón tales como las tortugas o los escarabajos por su capacidad para volverse a su posición inicial cuando se les coloca al revés, una propiedad de autocorrección que tiene el Gömböc. Algunos de estos animales, más planos, dependen del impulso que logran moviendo sus extremidades y alas, pero en el caso de las tortugas especialmente, sus extremidades son demasiado cortas y no son tan útiles para enderezarse como sí lo es la forma de su concha.

A continuación comparto un corto vídeo ilustrativo que me ha gustado mucho, de esa propiedad de equilibrio del Gömböc. 

Tras su invención, las primeras copias del Gömböc fueron donadas a museos, algunas también fueron entregadas por delegaciones diplomáticas húngaras en visitas oficiales a instituciones científicas y universidades. En diciembre de 2017, se instaló una escultura de 4.5 m de altura de un Gömböc en Budapest, la capital húngara.

No hubiese esperado poder tener un Gómböc propio, pero tras haberlo recibido como regalo de Navidad, tuve que preguntar dónde encontrarlo y pude saber que mi Gömböc fue adquirido en el MOMATH (Museo de Matemáticas de Nueva York).

@MantillaIgnacio

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