El origen del calendario gregoriano y su posterior implementación tuvo una influencia determinante de la Iglesia Católica, que estuvo a su vez motivada en celebraciones periódicas del mundo cristiano, entre ellas la de la Semana Santa.
Aun cuando existen ingeniosos algoritmos para determinar cuándo se celebra la Semana Santa de cada año, me limitaré a explicar cuáles son las reglas que fijó la Iglesia, desde hace ya 17 siglos, para hacer el cálculo de las fechas reservadas a la Semana Santa de cualquier año futuro y en particular, por qué este año se celebra la esta semana.
En el año 325, cuando se realizó el Concilio de Nicea, se decidió celebrar el Domingo de Pascua, es decir la resurrección de Jesús de Nazareth, un mismo día entre todos los cristianos, para poner fin a las diferencias que existían hasta entonces sobre la fecha correcta. No obstante, no fue hasta el año 525 que se logró imponer un método para el cálculo de esa fecha. Esta fórmula fue propuesta por un erudito monje, aficionado a las matemáticas, llamado Dionisio el Exiguo (en alusión a su baja estatura).
En este método se toma como base la fecha del equinoccio de primavera, que se fijó para el 21 de marzo de cada año, aunque esta no coincida con la fecha astronómica real (hay algunos años en los que el equinoccio ocurre el 20 de marzo y no el 21). Lo primero que se hace es definir cuál es el Domingo de Pascua; esto se consigue cada año fijando el domingo inmediatamente siguiente a la primera luna llena de primavera; es decir, el domingo inmediatamente posterior al primer plenilunio de la primavera del hemisferio norte, o sea posterior al equinoccio, que todos los años es, como ya se dijo, el día 21 de marzo.
¿Y qué pasa si el primer plenilunio de primavera cae en domingo? En este caso la celebración de la Pascua se corre para el siguiente domingo. Esta medida en realidad se adoptó con el único propósito de impedir que la Pascua cristiana coincida con la judía.
Pero antes de llegar al presente hay que tener en cuenta que el 11 de marzo de 1574, Egnation Danti detectó un grave error en el calendario cuando comprobó que el equinoccio de primavera había caído ese día y no el 22, como se esperaba. A partir de entonces, Danti se convirtió en uno de los principales impulsores de la reforma del calendario que dio origen al aún vigente calendario gregoriano, promulgado en el año de 1582, es decir 1257 años desde el Concilio de Nicea, por el Papa Gregorio XIII.
Para corregir el desfase y conseguir que el equinoccio de primavera volviera a caer el 21 de marzo, tal como ocurrió en el año del Concilio de Nicea y evitar nuevos errores, se eliminaros 10 días del calendario y fue así como el día siguiente al jueves 4 de octubre se contó como el viernes 15 de octubre, y se mejoró la regla de los bisiestos estipulando que los años centenarios divisibles por 400 son bisiestos y que todos los demás centenarios son normales; así por ejemplo 1600 y 2000 fueron bisiestos, pero 1800 y 1900 no lo fueron, ni lo será 2100.
Ahora bien, el tiempo que transcurre entre dos plenilunios se llama “lunación” y es de 29,53 días en promedio. Algunos años (como sucedió en 2023) pueden tener 13 lunas llenas, pero lo habitual es que un año contenga doce plenilunios, uno en cada mes del año. Eso es lo que sucederá este año 2024 y el primer plenilunio de la primavera tuvo lugar exactamente el 25 de marzo.
Tal vez interese saber que el Domingo de Pascua no podrá caer nunca antes del 22 de marzo (que tiene lugar cuando el primer plenilunio cae un sábado 21 de marzo), como ocurrirá en el año 2285. Y la última fecha posible en la que puede tener lugar la Pascua es la del 25 de abril; para que esto ocurra se necesita que el 20 de marzo sea luna llena. El año más próximo en el que ocurrirá esto es el 2038.
Pero hay un detalle adicional: en realidad el domingo siguiente a la primera luna llena «eclesiástica», es decir la determinada por la Iglesia mediante cálculos basados en unas tablas numéricas casi siempre coincide con la luna llena astronómica, pero las pequeñas diferencias entre el criterio astronómico y el religioso pueden alterar las cosas. Recientemente, en el año 2019, la luna llena eclesiástica tuvo lugar unas horas antes del día 21 de marzo, por lo tanto, según la Iglesia no fue esta la primera de la primavera y hubo que esperar la siguiente luna llena, el 19 de abril, para que se reconociera esa fecha como la del primer plenilunio; por esa razón el domingo 21 de abril fue el de Pascua y no el domingo 24 de marzo.
Finalmente les comparto un dato estadístico: el 19 de abril es la fecha más frecuente del Domingo de Pascua (casi 4 veces cada siglo). Lo menos frecuente es que sea el 22 de marzo (solo 5 veces cada milenio).
@MantillaIgnacio