Ecuaciones de opinión

Publicado el Ignacio Mantilla Prada

Los premios anti-Nobel

Refiriéndose al humor, decía el padre del Psicoanálisis Sigmund Freud (1856-1939): «El humor es la manifestación más elevada de los mecanismos de adaptación del individuo». 

Y el gran filósofo alemán Friedrich Wilhelm Nietzsche (1844-1900) lo destacó como una importante medida al afirmar que: «La intelectualidad se mide no por la inteligencia, sino por las dosis de humor que es capaz de utilizar».

Los científicos tienen, por lo general, un gran sentido del humor y una buena muestra de ese humor científico es el que transmite la premiación que cada año se otorga a quienes se hacen merecedores a los llamados “Premios Ig Nobel”, creados por el estadounidense Marc Abrahams, a quien algunos coinciden en llamar “el duende malicioso de la Ciencia”. 

Los Premios Ig Nobel son una parodia de los Premios Nobel para reconocer satíricamente investigaciones reales, llevadas a cabo por auténticos científicos, pero con aplicaciones ridículas, inútiles, inusuales, improbables, absurdas, descabelladas o jocosas, pero honrando lo imaginativo y estimulando el interés por la ciencia y la tecnología. Según su eslogan, se galardona con ellos a las personas que “primero hacen reír a la gente y luego la hacen pensar”. Su nombre tiene origen en el juego con la palabra innoble (en inglés “ignoble”).

Los premios se otorgan desde 1991 en el mes de octubre de cada año y son organizados por la revista de humor científico Annals of Improbable Research – AIR. En la selección de los ganadores colaboran verdaderos Premios Nobel y su entrega se realiza en una ceremonia especial que se organiza en la Universidad de Harvard.

Las categorías de estos anti-Nobel son las existentes para los premios Nobel: Física, Química, Medicina, Economía, Literatura, Paz; pero adicionalmente se incluyen algunas otras categorías que no necesariamente tienen ganadores todos los años, tales como: Administración, Anatomía, Antropología, Arquitectura, Arte, Biología, Diseño, Ecología, Educación, Filosofía, Matemáticas, Lingüística, Informática, Ingeniería, Periodismo, Psicología, Salud, Sociología, Veterinaria.

Este año, debido a la pandemia, la ceremonia de entrega de los Premios Ig Nobel fue virtual, se transmitió por streaming y por primera vez no se celebró en el Teatro Sanders de Harvard, que se llenaba para la ocasión con entradas que costaban desde 5 dólares para estudiantes, hasta 150 dólares.

El premio entregó este año, como en los últimos, al ganador en cada categoría, un reconocimiento en dinero en efectivo consistente en un billete de diez mil millones de dólares de Zimbabue (un billete que tuvo un valor cercano a 32 dólares americanos).

Colombia no se fue en blanco en esta ocasión, gracias al premio de Economía otorgado a un grupo de investigadores de Reino Unido, Polonia, Francia, Brasil, Colombia, Australia, Italia, Noruega y Chile, que estudió cómo la desigualdad de ingresos en los países predice variaciones culturales en los besos en la boca. El equipo estuvo conformado por Christopher Watkins, Juan David Leongómez, Jeanne Bovet, Agnieszka Żelaźniewicz, Max Korbmacher, Marco Antônio Corrêa Varella, Danielle Wagstaff y Samuela Bolgan y Ana Maria Fernandez de la Escuela de Psicología de la Universidad de Santiago.

Pero este no es el único anti-Nobel otorgado a un compatriota; en 2007, por ejemplo, el galardón en Lingüística lo ganó el colombiano Juan Manuel Toro, quien realizó un estudio junto con los españoles Josep B. Trobalon y Nuria Sebastián Gallés, de la Universidad de Barcelona, que demuestra que las ratas a veces no distinguen entre el japonés y el holandés cuando las grabaciones de personas hablando esas dos lenguas se ejecutan al revés.

El de Medicina correspondió este año a Nienke Vulink, Damiaan Denys y Arnoud van Loon por diagnosticar una nueva condición médica: misofonía, que no es otra cosa que la incomodidad que causa oír a otras personas producir sonidos al masticar. No sé si lograron clasificar y distinguir los sonidos cuando es con la boca cerrada, de cuando es con la boca abierta.

Aleksandr Lukashenko, el controvertido presidente de Bielorrusia, compartió el galardón de Educación en Salud con otros líderes mundiales como Bolsonaro, Trump y López Obrador, entre otros. Ya en 2013 Lukashenko había ganado el Premio Ig Nobel de Paz por le ley que expidió según la cual se prohibía aplaudir en público. No obstante ese año tuvo que compartir el premio con la Policía Estatal de Bielorrusia que arrestó a un hombre manco por aplaudir después de que Lukashenko hiciera ilegal ese acto.

En 2001 el anti-Nobel de literatura se lo llevó el británico John Richards, fundador de la “Sociedad para la Protección del Apóstrofe”, por sus esfuerzos en proteger, promover y defender las diferencias entre plural y posesivo (en inglés).

Sería interminable la lista de trabajos que han sido galardonados en estos 30 años, pero como matemático, debo destacar un par de premios otorgados: 

  1. El anti-Nobel de 2006 en Matemáticas, otorgado a mis colegas Nic Svensons y Pier Barnes, de la Organización de Investigación Científica de Australia, por calcular el número de fotografías que hay que tomar a un grupo de personas para asegurarse de que todos aparezcan con los ojos abiertos en la imagen.
  2. El premio otorgado en 2002 a K.P. Sreekumar y G. Nirmalan de la Universidad Agrícola de Kerala, India, por haber conseguido estimar toda la superficie de la india en una nueva unidad, la de elefantes indios.

Y no podría dejar de mencionar el premio Ig Nobel de Anatomía otorgado el año pasado a los investigadores, expertos en fertilidad, Roger Mieusset y Bourras Bengoudifa de la Universidad Paul Sabatier, de Toulouse, por el trabajo pomposamente titulado “Asimetría térmica del escroto humano”, consistente en medir la diferencia de temperatura entre el testículo izquierdo y el derecho. En su investigación se practicaron pruebas a 11 carteros franceses, quienes debían permanecer de pie durante hora y media, mientras se les tomaba la temperatura cada dos minutos. Pero los investigadores tuvieron que tomar esas medidas a todos los carteros dos veces: tanto con ropa puesta como desnudos. La conclusión del estudio es que el testículo izquierdo es más caliente, pero solo cuando el hombre está vestido.

Definitivamente la ciencia, aunque parezca una broma, es siempre una forma divertida de ser serios.

Finalmente, una frase de cierre, la misma que se pronuncia en la ceremonia de proclamación de los premios Ig Nobel: 

«¡Si no ganaste un premio, y especialmente si lo hiciste, mejor suerte el próximo año!»

@MantillaIgnacio

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