Se anunció la semana pasada que en la Universidad Nacional se gradúan ya los primeros estudiantes que culminaron la carrera de Ciencias de la Computación. La noticia me alegró enormemente, pues aun cuando hoy parece natural que haya egresados de un programa como este, no fue así en el año 2000 cuando surgió la idea de proponerlo, proyecto del que participé como testigo de excepción, tanto en mi calidad de profesor del área, como posteriormente dándole un impulso a la propuesta inicial como decano y defendiendo su creación y apertura como rector.
Contrario a lo que se cree, muchas carreras universitarias han surgido con posterioridad a la aparición de programas de posgrado del área correspondiente y en el caso de las Ciencias de la Computación, un importante antecedente fue la creación de la Maestría en Matemática Aplicada en 2003, área que tuvo que ganarse su propio espacio y reconocimiento ante la oposición de quienes se negaban a aceptarla como una oportunidad de investigación importante para el desarrollo de las matemáticas en nuestro medio.
Puesto que nunca antes se usó la denominación de “matemática aplicada” para llamar así una materia o asignatura, pude experimentar en primera persona, hace unas tres décadas, las dificultades para lograr que se incluyeran en los currículos de ciencias, algunos cursos con un alto componente de computación; sin embargo algunos matemáticos, físicos, químicos y estadísticos colombianos, formados en importantes universidades norteamericanas y europeas logramos impulsar esta nueva oferta dentro de casi todos los planes de estudio para las carreras de ciencias.
No era fácil convencer, especialmente a algunos colegas y directivos, sobre la necesidad de ofrecer una formación matemática para atender exclusivamente la demanda de otras disciplinas científicas muy diversas. Tampoco estaba generalizado el uso del computador como herramienta fundamental, pues estábamos habituados ya a una transmisión de conocimiento que traía una buena inercia, que se consideraba suficiente para el trabajo profesional futuro de los egresados.
La aparición de la Maestría en Matemática Aplicada abrió también la posibilidad de profundizar en el estudio de alguna rama de la matemática, sin ser matemático, porque permitió también flexibilizar los planes de estudio para elegir una formación dirigida a resolver un problema cuyo estudio es el que determina un menú académico que puede ser distinto para cada estudiante en un alto porcentaje de asignaturas y se convierte en el eje central para la tesis que finalmente debe escribir y sustentar el estudiante.
Con el desarrollo de algunos trabajos de matemática aplicada fue evidente que se necesitaba abrir nuevas líneas de investigación, pues la matemática, como lenguaje de la Naturaleza, se necesita en esos avances que percibimos en tantos frentes como son la producción industrial de objetos computacionales, el desarrollo y evaluación de modelos y herramientas para la implementación de software, el análisis y desarrollo de nuevos algoritmos y técnicas para la seguridad de la información, incluyendo criptografía y comunicación segura, el procesamiento de imágenes y el reconocimiento de patrones en seguridad; en el modelamiento en economía, en biología y en medicina y en la predicción para el control de la salud pública.
Fue así como tomó fuerza la idea de abrir una nueva carrera y por fortuna esa necesidad es cubierta hoy en programas como el de Ciencias de la Computación, creado en la Universidad Nacional a finales de 2016, y que admitió a los primeros estudiantes para iniciar la carrera en el primer semestre de 2018. Tuvieron que pasar más de 50 años para que la Facultad de Ciencias tuviera un nuevo programa de pregrado. Un proceso que duró unos 15 años desde cuando surgió esta idea en el Departamento de Matemáticas.
Es por todos estos antecedentes que reconforta conocer hoy la noticia de la graduación de la primera promoción de científicos de la computación y comprobar que es posible trazarse objetivos a mediano y largo plazo, aceptando que los frutos de las decisiones oportunas pueden ser recogidos posteriormente por nuestros sucesores en la dirección y responsabilidad universitarias.
Ahora vendrán las amplias alternativas laborales para estos nuevos profesionales que sin duda harán un aporte que hacía falta en nuestro país.
@MantillaIgnacio