Ecuaciones de opinión

Publicado el Ignacio Mantilla Prada

Estadística y pandemia

Se celebró esta semana, en una bonita fecha como fue la del 20/10/20, el Día Mundial de la Estadística, una jornada en la que se invita a reflexionar sobre la importancia de esta ciencia, que cada vez se utiliza con mayor frecuencia en todas las profesiones para presentar datos y cifras de manera confiable. Un llamado también a descubrir, a entender y a estudiar la Estadística, que es mucho más que las estadísticas y que por su innegable utilidad, su creciente necesidad y su alarmante desconocimiento, se presta para que en muchos casos se desinforme con o sin intención.

La manipulación de cifras y la falta de rigor en el tratamiento de datos de toda índole tiene un efecto contrario al sano objetivo de familiarizarnos con el mundo de la Estadística para informarnos usando análisis confiables, que nos den alguna certeza en las proyecciones que se nos presentan diariamente.  

Los medios de comunicación (para no hablar de las redes sociales), a través de sus periodistas y comunicadores tienen una gran responsabilidad sobre la información que divulgan cuando presentan noticias que involucran números; pero la ligereza con que frecuentemente lo hacen se está volviendo una costumbre, parece una forma intencional de manipulación o una exhibición preocupante de ignorancia. Me inclino más por la segunda y no dudo, por lo tanto, de que una de las causas está en los currículos de las carreras de periodismo y comunicación, que tal vez no contienen al menos una asignatura de Estadística o un curso de Lógica Matemática que bien podrían ayudar a complementar su formación profesional.

Pero en general se evidencia una falta de atención a estos temas, a los que no se les está dando la importancia que tienen y que no son exclusivos de la educación superior, pues se espera que todo el mundo pueda comprender una información con cifras, así que sería razonable abordarlos desde la secundaria.

Los especialistas que hacen los estudios que después se reportan en medios tienen también la responsabilidad de explicar de manera clara para un público amplio. A mi modo de ver falta ciencia en la comunicación y comunicación en la ciencia.

Una de las mayores fuentes de errores en la comunicación que recibimos a través de los medios es la imprecisión con que se escriben grandes números, las cifras decimales y los porcentajes, así como las ambigüedades en la presentación de operaciones aritméticas. Lo anterior, por supuesto, acompañado de conclusiones y expresiones incorrectas que se refieren a tendencias o comportamientos ilustrados gráficamente con alguna frecuencia.

En artículos anteriores me he referido a algunos de los más frecuentes errores, como son el uso de la expresión “crecimiento exponencial” para indicar un aumento considerable (ver https://blogs.elespectador.com/actualidad/ecuaciones-de-opinion/significa-crecimiento-exponencial) o el repetido “crecimiento de un 200 %” para referirse a una duplicación (ver https://blogs.elespectador.com/actualidad/ecuaciones-de-opinion/gazapos-disparates-matematicos). 

Con la aparición de la pandemia del Covid-19 se ha vuelto necesario conocer a diario el comportamiento de las cifras que nos indican cómo se propaga la enfermedad y naturalmente todos los medios, en todas las secciones de noticias, nos dan a conocer datos sobre contagios y muertes, como mínimo.

Pero el suministro de los cifras es ahora un arma de doble filo, pues aun cuando pueden contribuir a la transparencia en la información, ésta es afectada por la imaginación de los comunicadores para extraer conclusiones confusas o falsas que nos hacen pensar que los datos están mal.

Una de las cuestiones que más confusión genera, y que debería hacer parte de una guía básica, es la diferencia entre un valor absoluto y una tasa. Presentar las cifras desnudas no siempre facilita su comprensión; afirmar por ejemplo, que en la ciudad de Pasto hay 3400 infectados o solo 100 no nos dice mucho, si estas cifras no están referidas a su población de 450 000 habitantes. 

Las tasas aportan una mejor información pues se obtienen al dividir el número de casos entre la población de un determinado territorio. Si en el informe de una ciudad, dividimos el número de infectados entre el número de habitantes, podemos deducir una tasa de contagio y expresar la incidencia del Covid, que habitualmente se calcula multiplicando esa tasa por 100 000 para expresar los casos por cada 100 000 habitantes. 

Matemáticamente lo que se debería hacer entonces para informar sobre la incidencia del Covid en las distintas ciudades es estandarizar las cifras, pues esto permite comparar grupos, aún con tamaños considerablemente diferentes. Dividir por ejemplo el número de casos entre la población total y ese resultado multiplicarlo por una cifra como 1000 o como 100 000 nos arroja una medida estándar para las estadísticas que se presenten en un determinado periodo de tiempo. 

Aun cuando estamos más familiarizados con los porcentajes, los organismos de salud han optado por presentar, en la mayoría de informes, datos por cada 100 000 habitantes. A manera de ejemplo, supongamos que se han reportado 750 muertes a causa del coronavirus en Pasto, por lo tanto la tasa de mortalidad es 

750/450000 = 0,00166666… 

y podemos hablar de una incidencia de 

(0,00166666…)(100 000) ≈ 166,67

lo que quiere decir que han muerto cerca de 167 personas por cada 100 000 habitantes a causa de la epidemia.

En cambio en Bogotá han muerto 7345 personas, lo que quiere de decir que la tasa de mortalidad en la capital, referida a una población de 8 millones de habitantes es de

(7345)/(8000000) = 0,000918125

y tenemos una incidencia de 

(0,00091812)(100000) ≈ 91,81

es decir que en Bogotá han muerto cerca de 92 personas por cada 100 000 habitantes.

Es entonces evidente que aun cuando en Pasto solo se han presentado 750 muertes y en Bogotá muchas más, 7345, la tasa de mortalidad a causa del Covid es mayor en Pasto, cerca de 167 casos por cada 100 000 habitantes, mientras que en Bogotá esa tasa es cercana a 92 personas por cada 100 000 habitantes.

Naturalmente las tasas pueden presentarse para informar sobre la incidencia acumulada en 6 meses o también en los últimos 14 días solamente; es decir casos detectados en las ultimas dos semanas por cada 100 000 habitantes en una ciudad, por ejemplo. Pero es necesario ser claros en el periodo de tiempo en el que se está comparando. No es lo mismo comparar la tasa en los últimos seis meses que la tasa en la última semana

En poblaciones pequeñas, como municipios con pocos miles de habitantes, puede calcularse también esta misma incidencia, referida a cifras por cada 100 000 habitantes aunque el municipio tenga bastante menos de 100 000. Solo así podemos hacer una verdadera comparación y evaluación. 

La presentación de cifras registradas en un periodo cualquiera, como un valor absoluto aislado solamente, puede generar confusión si no podemos comparar y deducir un valor relativo. Es la interpretación de los datos lo que permite obtener conclusiones acertadas y para lograrlo debemos tener bien claros los conceptos que pueden afianzarse con la ayuda de la Estadística, que como lo mencioné antes, es una vasta ciencia que abarca mucho más que las estadísticas.

@MantillaIgnacio

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