Don Ramón, psicología laboral

Publicado el ramon_chaux

¿Profesional completo o incompleto?

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Llenando un formulario sobre mi educación me encontré con una pregunta como esta:

Nivel de educación:

-Profesional incompleto

-Profesional completo

En un destello de imaginación llegué a interpretar que la pregunta se refería a un asunto de cualidad y no de títulos, que la pregunta no hacía referencia a si había terminado materias y tenía título. Me imaginé, por un momento, a si era un profesional cabal, hecho y derecho.

Pensando en lo completo o incompleto como un asunto de cualidades me puse en esta reflexión:

La industria mata salvajemente las habilidades formadas en la universidad. Casi todas las profesiones ven estadística y metodología de investigación pero la mayoría de puestos en las plantas y empresas de servicios están dados para que el nuevo profesional entre a realizar cosas que ya están probadas, hechas. Solo necesitan quien las entre a hacer cumplir, a operar. Quien llega a los puestos de trabajo debe cumplir órdenes y seguir procedimientos. La investigación no tiene lugar dentro de nuestras oficinas.

Poco o casi nada se debe investigar. No se valoran o solicitan análisis matemáticos, modelos sistematizados de realidad.

Le entiendo lo que piensa: esos asuntos de investigar y modelar la realidad son tareas que parecen propias de la NASA y no de un profesional de nuestras empresas criollas.

Pero bueno, no seamos tan severos: tampoco nuestras organizaciones solicitan el mínimo esfuerzo para actualizarnos en nuestros puestos de trabajo. Ese mínimo esfuerzo es la lectura.

En pocos, en muy pocos de los perfiles de cargos está la tarea, claramente establecida y escrita de “mantenerse actualizado(a) en los temas referentes a sus responsabilidades”.

Por el contrario, al ánimo de mantener el espíritu investigativo propios de cuando éramos niños y estudiantes le aparecen demonios que intentan alejarnos de tan nobles intenciones:

A los médicos les ofrecen software y máquinas que hacen los análisis y generan el diagnóstico (incluso que puede sugerir el tratamiento a seguir).

A los docentes les atiborran con software que permite “el aprendizaje más completo jamás visto” o les dan el material que debe seguir estrictamente.

A los psicólogos nos ofrecen las pruebas de selección que nos dice con absoluta confianza (lo cual no es cierto) quien es buen y mal candidato. Y si no fuera poco, con un software completísimo tenemos “un mapa completo del clima y las competencias de la organización”, con lo cual nos borra como un rayo divino la necesidad de la observación y el análisis de nuestro entorno, tan propios de un psicólogo(a).

En el otro lado de la moneda, hay tareas demasiado sencillas que ofenden el intelecto personal de quien las realiza todos los días durante años, es decir, de un profesional “completo”.

Un profesional de la psicología que aplica durante décadas una prueba psicotécnica y realiza los mismos informes. Su tiempo se va entre hacer entrevistas, analizar pruebas y redactar informes (aunque parecen tareas profesionales para los no psicólogos les confieso que son tareas enormemente operativas y monótonas).

Ingenieros industriales contratados en “logística” que administran una bodega, dando permisos y denegando el parqueo de vehículos y firmando el ingreso de mercancías (y de vez en cuando enviando los vehículos a lavarlos y al cambio de aceite).

Docentes siguiendo al pie de la letra los temas y ejercicios del texto provisto por la institución.

Doble ataque a la necesidad de actualizarse y de investigar la realidad de nuestras obligaciones laborales: por un lado la automatización que promete más información con menos trabajo (y menos análisis) y por el otro funciones que no son retadoras y que exigen una monotonía que despoja desgarradoramente al empleado profesional del espíritu inquieto e investigador con el que egresa de la universidad.

Innovar, investigar, probar nuevos métodos (así sea al tanteo) es propio de los seres humanos para su trascendencia, su felicidad y su desarrollo personal.

Y no solo personal. Se me vino a la mente que es por eso que no tenemos naves espaciales propias, y que los autos llegan de afuera. Y también los computadores y el software.

Se me vino a la mente que exportamos café, bananos, carbón y esmeraldas, o cosas que extraemos de la tierra.

Desarrollemos y explotemos nuestro ingenio. Cambiemos la estructura mental y de funciones para que nuestros profesionales produzcan y generen conocimiento en lugar de sólo absorberlo.

Empecemos por mirar con recelo aquellos productos de software que prometen hacer todo. En la capacidad e intelecto humano no habrá nunca mejor entendimiento que el de otro ser humano. No olvidemos que el órgano que menos conocemos es el cerebro.

Abramos paso, en camino de rosas, a la creatividad, innovación e investigación en los lugares de trabajo. No solo los hará mejores empresas y empleados. De pronto también salimos del atraso.

Mas reflexiones y recursos AQUÍ.

Un abrazo.

 

Ramon Chaux

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