Don Ramón, psicología laboral

Publicado el ramon_chaux

El líder no vale (sin un entorno favorable)

lider

A medida que evolucionamos hacia seres superiores y sociales, surge la necesidad, casi inherente a toda forma de organización social, de un líder. Sucede en los mamíferos, en los homínidos y en la mayoría de especies que tienen alguna forma de organización social y un cerebro así sea incipientemente desarrollado.

El liderazgo es pues, una necesidad primordial.

No es necesario repetir aquí que los líderes en las organizaciones son los motores sociales que impulsan los objetivos estratégicos de las empresas y que sin ellos, en cualquier forma de organización, se tiende al caos y a la desesperanza.

El papel del líder dentro de una entidad social (empresa, país, organización, partido político, etc.) resulta innegablemente importante. Ahora bien, creo personalmente que el liderazgo necesita de un entorno favorable para su correcto desarrollo. Me refiero al marco de referencia donde se ejecuta el mismo, que debe contener una coherencia interna y un sistema claro de reglas de juego.

Esas reglas de juego deben ser clara y justas por si mismas para que la comunidad crea en sus líderes y los siga:

El pastor cristiano debe acudir a los preceptos bíblicos para dar credibilidad y poder a sus predicas, bajo el telón de fondo de los mandamientos divinos que le dan sentido a su iglesia.

El líder marcial debe ser un ejemplo del honor y valentía, todo enmarcado dentro del régimen y la disciplina castrense.

El líder comunitario debe tener como su marco de referencia las necesidades de sus congéneres y la ley y las instituciones del estado que son responsables por ellas.

¿Y el líder en el trabajo, a que marco se apega?

 Dicho lo previo a esta pregunta, mi propuesta es que no hay forma de liderazgo que persista en el tiempo si no existe un medio que le dé coherencia y sentido al mismo. En el caso de la empresa, la cultura organizacional, junto con el reglamento interno del trabajo, ayudan a darle al líder las herramientas para ejercer su cualidad de dirección.

Para dar un ejemplo de la importancia del marco de referencia y la cultura dentro de las organizaciones, imagine un caso donde los líderes casi siempre llegan de afuera, o donde son escogidos por razones (políticas, familiares) diferentes a su desempeño.

Si los colaboradores no ven justicia en el nombramiento de su líder, no habrá teorías de Goleman y ni el propio Peter Drucker podrá entregar a la organización elementos para la efectividad del liderazgo.

Mucho se habla del líder y sus cualidades, pero pocas veces se evalúa y se analiza el entorno donde se ejecuta. Este entorno, debe ser completamente afinado y concordante con el liderazgo esperado, de lo contrario, así exista un buen líder, no podrá ejercer su poder de tracción sobre su equipo.

Para decirlo en forma de parábola: si la semilla es poderosa pero el terreno infértil o pobre, no podemos esperar que nazca fuerte y se desarrolle. De la misma manera, en la mayoría de los enfoques teóricos y sobre todo en los esfuerzos de las organizaciones se hace hincapié en los líderes, olvidando en no pocas ocasiones que el marco de referencia es el que permite visibilizar a los jefes y darles su relevancia. Para que se vea su liderazgo deben estar vestidos de blanco (cualidades personales de liderazgo) sobre un fondo negro (marco de referencia).

De acuerdo a la coherencia de esa doble faz entre liderazgo y marco de referencia, así mismo estará más o menos sano el ambiente de dirección de la empresa.

El líder es importante, pero el entorno o la cultura organizacional son las que al final determinarán que tanta tracción y atracción tendrá ese líder sobre su equipo y, por ende, sobre los objetivos esperados.

Liderazgo, viendo la otra cara de la moneda

Dicha y reconocida la importancia del entorno, nos queda entonces la necesidad de describir las cualidades del líder. Haciendo una mezcla de los diferentes acercamientos teóricos, podemos decir que existen unas cualidades que existen en todas las formas de liderazgo, independientemente del marco desde donde se analice. De alguna forma aparecerán universalmente todas o la mayoría de estas cualidades del buen líder.

1-Estabilidad emocional: relacionada con la reflexión y el control de los impulsos. Pensar racionalmente antes de reaccionar impulsivamente y no perder el control por cosas externas

2-Autoridad: Nos referimos a la autoridad formal, funcional y operativa. Hay que dotar al líder de capacidad de decisión, por un lado y en el otro extremo, debe ser capaz de ejercerla bajo todas las circunstancias.

3-Democracia: A pesar de su posición de liderazgo y jerarquía, el líder necesita apalancarse sobre los deseos y las esperanzas de su equipo. Siempre que las condiciones lo permitan, tomar decisiones apoyadas por la mayoría es una buena estrategia para el buen funcionamiento de los equipos de trabajo.

4-Comunicación: El líder debe tener un don natural de comunicación. Hablar de comunicación y liderazgo tiende a ser una redundancia, puesto que en el ser humano los códigos sociales se imponen a la fuerza bruta. Quien sabe comunicarse bien y efectivamente (seducir) tiene, por decir los menos, el 70% de las cualidades del buen líder.

5-Experticia: por regla general, el líder de un equipo debe tener una alta suficiencia técnica en el campo donde ejerce su influencia. No se explicaría como una persona no formada en el campo financiero entre a liderar un equipo bancario. (Este error frecuentemente lo cometen los equipos de gobierno, que por cuotas políticas colocan como ministro de comunicaciones a un economista, por ejemplo):

6-Justicia/Integridad: Uno de los aspectos más sensibles de los jefes o líderes es su sentido de justicia y de integridad. Justicia tiene que ver con actuar bajo las normas y reglas, no bajo sus propias creencias y valores. Un jefe bien puede no quererte, pero respetar tu trabajo y valorar lo que haces. La integridad tiene que ver con “ser de una pieza”, es decir, con mantener su palabra aun cuando el auditorio cambie. No se acomoda de acuerdo a las circunstancias.

 7-Carisma: cercanamente emparentada con la comunicación, el carisma tiene que ver con ese poder, cualidad o don natural que tiene una persona para atraer a los demás por su presencia, su palabra o su personalidad. Atrayente, persuasivo(a), es querido(a) y apreciado(a) por los demás.

 8-Planeación y organización: El líder, el capitán del barco, es el que debe entender mejor (y poner en practica) el plan de trabajo. En la organización moderna no hay espacio para los líderes que se manejan bajo intuición o corazonada. Se necesita mucha disciplina y visión de largo plazo para mantener firme al plan, haciendo ajustes a las velas del barco, pero sin perder nunca el norte.

 9-Libertad (autodesarrollo): Si nuestros padres hubieran tenido miedo de exponernos a los golpes, jamás hubiéramos aprendido a caminar (ni a montar bicicleta, o conducir, o ir a fiestas…). El líder debe tener esa cualidad de saber “dejar hacer” en el equipo que permite desarrollar a sus colaboradores. Saber en qué momento y circunstancias dar libertad de acción, es su gran reto.

 10-Orientación a resultados:  En el ámbito del liderazgo este rasgo se define en términos de hacer cambios oportunos, dirigir a la gente colocándole en los lugares más efectivos de acuerdo a las fortalezas individuales. Incluye la claridad de los logros, el manejo de indicadores de gestión y la capacidad de adaptar las estrategias para el logro de los objetivos junto con su equipo de trabajo.

Espero haber aportado en el abordaje del liderazgo, especialmente en la idea de que para que se ejerza positivamente se necesita de un líder, ciertamente, pero también de un ambiente y entorno que lo favorezcan.

¡Hasta pronto!

Ramón Chaux

Psicólogo Organizacional

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