Don Ramón, psicología laboral

Publicado el ramon_chaux

Donde nacen las conductas

“Solo nos interesa la conducta”

Hay una vieja frase: “Hechos son amores y no buenas razones”. El amor, de cualquier tipo, pasional o filial, sólo tiene relevancia cuando se transforma en hechos que benefician al otro. A un hijo nuestro amor nos lleva a preocuparnos por su educación, su salud y su seguridad. Algo similar podríamos decir del amor pasional. En ambos casos, no solo se proveen necesidades tangibles sino también psicológicas.

El sentimiento, el proceso mental sobre el cual descansa el amor, ese arrugamiento del corazón y mariposeo del estómago, el tener en la mente los buenos deseos, sólo le sirve a quien lo posee, pues al ser amado, tal sentimiento le llega expresado o sólo le es visible en forma de conductas. No podemos “ver” ese sentimiento si no llega expresados en palabras, en hechos, o incluso en sacrificios.

Pero aunque no lo veamos, lo que genera la conducta, el sentimiento profundo, el proceso mental, debe estar bien arraigado.

Lo mismo pasa en el mundo organizacional. Sólo que a las organizaciones le interesa la conducta, que es la parte real y productiva del asunto. El hecho de que sólo sea importante para una empresa la expresión de conductas reales y tangibles, no desaparece como por arte de magia los procesos mentales que le subyacen, así que no es posible exigir conductas, si antes no se ha intervenido el lugar donde nacen todas ellas: en las inmensidades profundas del cerebro y su capacidad de aprender y generar sentimientos, como el amor y todas las actitudes.

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Es decir que las empresas, por interesarles solo la porción visible de los procesos mentales, no intervienen solo en tales, sino que debe hacer esfuerzos por modificar los procesos que le subyacen. Es aquí cuando empezamos a hablar de formación, capacitación, desarrollo o como se quiera llamar. Si la empresa desea sólo conductas sin intervenir los procesos internos, es como desear “el mejor zumo de naranja” sin importarle mucho su nivel de madurez interior de la fruta. El jugo se forma adentro, y para ello deben pasar ciertos procesos de maduración y de trasformación antes de volverse valioso.

Ese proceso invisible, interno y profundo lo llamamos formación: La formación técnica, la formación en competencias o incluso en valores.

Y allí hay un giro en la discusión.

Los cursos o la formación tradicional no son tan efectivos porque asumen que el «aprendiz» es un sujeto pasivo, que sólo recibe. Hay que cambiar el paradigma por un sujeto activo. Es como volver a la niñez: el niño aprende mejor, jugando, formando parte activa del aprendizaje (y equivocándose). Me duele en bolsillo ajeno calcular la enorme cantidad de dinero que se pierde en la formación tradicional (profesor/coach/tallerista Vs empleado). Cuando podemos hacer formación donde la persona interactúe e implique algún sistema de recompensa. Una especie de autoaprendizaje, menos costosa, más eficiente y que no hace parar a un empleado de su silla.

Los viejos repositorios de contenidos y las evaluaciones tradicionales en línea sólo acentúan más la visión del empleado como sujeto pasivo del aprendizaje.

¿Qué recuerdan ustedes del despeje de fórmulas, de las funciones trigonométricas, de la tabla periódica, de los gerundios y las esdrújulas?

Algunos algo, otros nada.

Cambio la pregunta: ¿de niño hizo cometas? Si las hizo, seguramente hoy, 20 o 30 años después, sabrá hacerlo.

Todo lo anterior, para reforzar algo que es una verdad casi a toda prueba: sólo aprendemos en aquello donde nos involucramos.

Para finalizar, pretendo demostrar que para crear sistemas que mantengan la atención del empleado y para modificar “esa parte profunda del cerebro donde nacen las conductas” no se necesita software caro, he creado este sencillo pero efectivo sistema en Excel.

Y no es un simple cuestionario. Es una propuesta metodológica de autoaprendizaje para intervenir allá. Justo ahí donde nacen las conductas, que es lo que les interesa a las empresas.

 

Descargar el archivo aquí.

 

hasta pronto

Ramón Chaux

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