Don Ramón, psicología laboral

Publicado el ramon_chaux

Cuando los salarios no van a costos, sino a ganancias.

 

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Los empleados de la televisión están perdiendo su trabajo. Los contenidos y canales virtuales, donde uno puede ver los programas cuando quiera, repetirlos, atrasarlos, volverlos a ver, están ganando lenta pero de manera segura, la partida contra los contenidos nacionales que emplean gran cantidad de personas. La publicidad, otrora millonaria en la TV, al verse disminuida ha obligado a los canales tradicionales a disminuir su planta de trabajo.

Así, una empresa con cero inversiones en un país, puede generar recursos millonarios sin que un solo empleado suyo haya pisado suelo patrio. No importa si es Colombia, Argentina, Perú o México.

Hace poco una tradicional empresa de golosinas abandonó una ciudad, con una trayectoria de décadas en la misma.Gran generador de empleo y con ranking top ten en Great Place to Work, cerró sus puertas un día a las 12 de la noche en punto. Al día siguiente la empresa negaba totalmente el acceso a los empleados que tuvieron que devolverse a casa con la promesa de una indemnización. La causa de este cierre intempestivo es que la empresa alegó inviabilidad financiera.

Le resultó mejor producir más en un país centroamericano y seguir enviando sus gomas de mascar en contenedores, a través de barco. Pasó así de generar cientos de empleos en manufactura a sólo los necesarios en mercadeo. Sigue siendo la marca líder en este tipo de golosinas y los estantes de los supermercados, del país que abandonó, siguen llenos de sus productos.

Bajo el modelo económico en el que vivimos, una empresa es la unidad indivisible de la subsistencia de los seres humanos así como la familia es la célula de la organización social (al menos para la mayoría).

Generar empleo debería estar en los objetivos estratégicos de todas las compañías. Incluso la supervivencia de nuestro modelo económico se basa sobre la premisa de que mis clientes tengan con que pagar lo que consumen. Si baja el empleo, baja el consumo, bajan las ventas de las compañías y por ende deben disminuir sus empleados, volviendo esto una cadena de acontecimientos que finalmente llevará hasta un grado de pobreza total y miseria.

En las relaciones sociales y económicas debe existir un gana-gana para ambos lados. Por un sentido ético, moral e incluso por un sentido económico, una empresa no debe abandonar un país porque simplemente le resulta unos dólares más barato ampliar una planta en otra parte y encima de todo seguir enviando sus producto en cajas, para seguir usufructuándose de su economía, cada vez maltrecha por este tipo de acciones.

En ese caso como en los contenidos virtuales con cero empleados, hay un desbalance muy grande entre las utilidades generadas versus la responsabilidad social de la empresa.

Pero este no es un escrito a modo de queja. Ni siquiera de reclamo. La historia económica de las siguientes décadas les juzgará. Mi escrito esta vez tiene que ver con el sentimiento de orgullo que debe enaltecer a las empresas que emplean mano de obra nacional en la elaboración de sus productos.

Quien genera empleo se merece la fidelidad de sus consumidores y más aún, de sus propios empleados. Es un juego limpio, una estrategia económica sana y racional. Genero empleo, es decir, posibilidad de consumo, y en el juego genero ganancias para crecer. Produzco más empleo y así más consumo, lo cual invierte la cadena anterior de miseria, por una de prosperidad y riqueza.

Una de las variables de más impacto social de una empresa es la generación de empleo, sin embargo sólo aparece una vez al final del año, en el balance social.

¿Por qué no aparece de primero cada mes el indicador de número de empleos generados, siempre en verde, mostrado con orgullo?

Gracias a la empresa vive el dueño y su staff gerencial, pero también los empleados y sus familias. Si soy responsable socialmente, debo ver los salarios pagados como parte de la “utilidad” generada, puesto que es dinero que la compañía generó para sus colaboradores. Y digo esta frase a pesar de que esté pisando las formalidades de la contabilidad donde los salarios van a costos.

El número de empleos y la suma pagada en salarios va en ganancias, así sea en la contabilidad del corazón, si me permiten esta sensiblería.

Estimado empresario nacional, sea del país que sea. Restaurantes, hospitales, empresas de servicios, de manufactura, de tecnología, de transporte: es usted y su capital quien sostiene esta economía. Un aplauso por mantener el empleo.

Sólo hace falta que reciba esa felicitación con alegría verdadera, que no esté pensando en cada día como “optimizar” procesos a través del recorte de personal.

No quiero dejar de lado los independientes y los informales, verdaderos héroes que luchan día a día por generar recursos, pero ¿Qué sería de los independientes sin las empresas? Ambos nos necesitamos. Es una relación a largo plazo, con vocación de permanencia parecida al matrimonio: que sea para toda la vida.

No pretendo cambiar la contabilidad. Simplemente que el número de empleos y el valor invertido en salarios (atentos que no usé la palabra gastos) vaya a los indicadores de recursos humanos convertidos en indicadores que deben llenar de orgullo a empleadores y por supuesto, a las personas de RRHH encargadas de su correcta administración.

En el mundo abierto de fronteras económicas actual, el valor de quedarse en un país y generar trabajo y recursos a sus empleados, no tiene precio.

Los que viven de un salario deberían aprender a valorar este esfuerzo y, por un lado, aumentar la fidelidad con su empleador y, como consumidores, no premiar las empresas que realizan prácticas como las descritas al comienzo de mi escrito.

Yo, por mi parte, como simple ciudadano, felicito a quienes generan empleo.

Cómo autónomo o “independiente”, agradezco la oportunidad de servir que me ofrecen mis clientes, convertidos en forma indirecta, en mis empleadores.

Los empresarios que se llevan las ganancias sin crear las condiciones para nuevos consumidores (en forma de empleados), a lo mejor ayuden a crear un futuro incierto: un mundo gris donde no exista manera de pagar un contenido digital, ni nos podamos dar el elemental pero necesario lujo de disfrutar una goma de mascar…

¿Se imaginan tal tragedia?

 

¡Hasta pronto!

 

Ramon Chaux

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