BANCO ALEMAN CAYO EN ESTAFA DE LIBRANZAS
El Deutsche Bank pagó más de $25 millones de dólares por pagarés libranzas que Estraval ya había vendido a otras personas.
Por Alberto Donadio
No solamente médicos, amas de casa, compañías constructoras, rentistas de capital y personas de la tercera edad se vieron afectados por la quiebra de Estraval, la firma de libranzas que incumplió los pagos y cuya liquidación fue ordenada en junio por la Superintendencia de Sociedades.
También cayó el Deutsche Bank, el principal banco de Alemania y uno de los diez bancos de inversión más grandes del mundo.
En julio de 2015 Deutsche Bank AG, London Branch, hizo una inversión en libranzas por más de 25 millones de dólares. Le compró a Estraval 22.916 pagarés libranza por valor de $77.781 millones.
De esas libranzas 14.385 aparecen vendidas a dos o más compradores: 12.685 pagarés fueron vendidos a dos compradores, 1.645 lo fueron a tres compradores y 55 fueron negociados con cuatro compradores.
Un pagaré libranza es el documento que firma un empleado oficial o pensionado que recibe un crédito en el que autoriza a la pagaduría de la entidad donde trabaja para que mensualmente haga un descuento de la nómina. El préstamo usualmente lo hace una cooperativa que luego endosa el título a una comercializadora como Estraval, la cual luego lo vende en un último endoso a un inversionista.
La revelación sobre el Deutsche Bank la hizo el liquidador de Estraval, Luis Fernando Alvarado Ortiz, en un informe a la Superintendencia de Sociedades.
Alvarado informó además que se hizo un cruce de información «encontrándose que en 47.144 casos, el pagaré libranza de un mismo deudor era vendido dos, tres y hasta cuatro veces a diferentes compradores de cartera, en distintas fechas de operación y con flujos cuyos intervalos se cruzan». En Estraval había 114.000 pagarés.
El liquidador presentó el ejemplo del pagaré libranza 18947 en que el deudor es Juan Carlos Pinzón Moreno. Ese pagaré fue vendido primero a la Sociedad Colombiana de Anestesiología en mayo de 2014. Luego en julio de 2015 fue vendido al Deutsche Bank.
Los pagos de ese pagaré «van del 19 de mayo de 2014 al 19 de abril de 2019 para el primer caso y del 16 de julio de 2015, cuando ya estaba vendido, al 28 de abril de 2022 para el segundo caso, situación que deja entrever la utilización de dos ejemplares del mismo pagaré».
El Espectador preguntó a un ejecutivo de otra compañía de libranzas qué significaban los pagarés duplicados o triplicados. «Están clonando pagarés. Si yo vendo el mismo pagaré a dos personas estoy estafando. Si el número del pagaré es el mismo número consecutivo, no cabe la menor duda que estaban clonando el pagaré», respondió.
Para un asesor comercial que vende libranzas la garantía no existía en los pagarés duplicados o triplicados. «Estaban vendiendo algo que no era cierto, si yo vendo un carro y el carro no existe es una estafa».
Un vocero de César Fernando Mondragón y Juan Carlos Bastidas, los dos dueños de Estraval, indicó que «Hubo errores de operación, errores administrativos pero no fraude» y que esos errores se presentaron por «lo monumental que es esta operación». Agregó que antes del incumplimiento Estraval les pagaba a todos los clientes aunque el pagaré estuviera duplicado. «Con dineros de los dueños se va a responder. No hay un faltante, lo único que falta es el papel».
Otro ejemplo de clonación es el pagaré 3836 de la Cooperativa Cooppijao, cuyo deudor es Mónica Gutiérrez Mesa. El pagaré fue vendido al Deutsche Bank, a Gustavo de Jesús Betancur Sánchez y a Juan Carlos Aristizábal Correa. El plazo del negocio, 60 meses, fue igual para los tres compradores pero la operación inicial tiene fecha distinta. Para el liquidador eso «permite concluir que se utilizó el mismo pagaré para venderlo a tres personas distintas».
Otro pagaré con la misma deudora y con el mismo número -5627- se vendió en el 2012 a Constructora Alfaguara, en marzo de 2015 a Geypro Constructores y un mes después a Amilos SAS.
Una venta cuádruple de pagarés fue la que hizo Estraval con un pagaré en que el deudor es José Montenegro Narváez. Con el mismo número fue vendido en el 2013 a la Sociedad Colombiana de Anestesiología, en el 2014 a Vive Corp Colombia, en el 2015 al Deutsche Bank y este año a la constructora Servizontal.
Cuando Estraval entró en liquidación el banco GNB Sudameris tenía 5.206 pagarés, de los cuales 3.458 fueron vendidos a dos, tres y cuatro personas. Esos pagarés valen más de $36 mil millones. Uno de esos pagarés fue vendido primero a GNB Sudameris, luego al Deutsche Bank y después a la comisionista de bolsa Global Securities.
Como víctima del engaño también figura un inversionista que utilizó el dinero de la venta de su apartamento en Bogotá para adquirir 94 pagarés en Estraval, emitidos por las cooperativas Coobonanza, Coonalrecaudo, Coopdesol, Cooprosol y Jota Emilio’s. Una revisión realizada por el liquidador mostró que 65 de esos pagarés fueron vendidos a más de dos personas. El inversionista dijo: «Son unos delincuentes».
En Estraval el desorden administrativo era enorme. El liquidador descubrió en Tecfinsa, filial de Estraval encargada del estudio de crédito, que las libranzas estaban amontonadas en bolsas plásticas de color azul tiradas en el piso. Una muestra de 20 pagarés tomados de las bolsas reveló un número 9 antes de la numeración normal. Al verificar en las bases de datos se encontró que los pagarés con el 9 estaban activos pero que a nombre del mismo deudor hay otros pagarés con el mismo número consecutivo pero sin el 9, los cuales están vencidos, es decir, ya fueron pagados por el deudor.
Según el informe del liquidador, Estraval recibió recursos del público por $730 mil millones. De estos $360 mil millones están respaldados por un pagaré y otros $370 mil millones por dos o más pagarés. Entre 65.000 pagarés se estima que 15.000 aproximadamente no tienen un activo subyacente, lo que representa el 22% del total. Si se aplica este mismo porcentaje al total de pagarés únicos, se puede calcular que unos $80 mil millones no está soportados por un activo, es decir, no tienen ninguna fuente de pago. En total habría un hueco de $450 mil millones.
El liquidador contrató con la fiduciaria Fiduagraria una auditoría completa sobre todos los pagarés libranzas de Estraval, que incluye los títulos físicos y los sistemas de información de Estraval y Tecfinsa.