Nueva York ha sido una ciudad favorable al Partido Demócrata de los Estados Unidos. Tradicionalmente, quien fuese ungido como candidato de ese partido a la Alcaldía, sería más tarde el burgomaestre de “la Gran Manzana”. Ese ritual podría estar llegando a su fin en las próximas elecciones. Un “socialista demócrata”, como se define Zohran Mamdani, ganó de lejos la elección primaria de los demócratas y será el candidato oficial del partido a los comicios de noviembre.
No se sabe si, a la hora de la verdad, los propios demócratas, que en la ciudad sextuplican a los republicanos, votarán por él, o si sucumbirá a la andanada que le ha caído por todo lo que representa para la clase política tradicional, dueña del Partido Demócrata, y para un Gobierno Federal, que vive con los ojos puestos en el destino de la gran ciudad, así con su interferencia desconozca las competencias de otros.
Mamdani, de 33 años, es concejal de la Gran Manzana. Nació en Uganda, de padres de origen indio. Vive en Nueva York desde los siete años y se nacionalizó a los diecisiete. Para los estándares de credenciales de familia, su madre es directora de cine y su padre profesor en la Universidad de Columbia. Ambos son exalumnos de Harvard. Su esposa es una reconocida artista de origen sirio. Es musulmán, como lo es el alcalde de Londres. Habla Urdu y Español corrientemente, lo cual le conecta con numerosos votantes potenciales.
Sin ese pudor crónico, y anacrónico, que hasta hace poco convertía en los Estados Unidos la denominación socialista en estigma, amenaza o un insulto, se mostró como tal a lo largo de su campaña. Criticó sin ambigüedades, las acciones del gobierno israelí en Gaza, con la advertencia de no ser antisemita, y propuso una serie de medidas de beneficio social como la gratuidad en el uso de los buses urbanos, la congelación de los arriendos y un control estricto para los arrendadores, la atención generalizada de la niñez hasta los seis años, el establecimiento de una cadena de tiendas de bajo costo para productos básicos de la canasta familiar, y otra serie de medidas calificadas por algunos como populistas, que han llamado la atención de suficientes votantes.
Su oponente fue nadie menos que Andrew Cuomo, antiguo gobernador del Estado de Nueva York, demócrata tradicional y típico, confiado en obtener la representación del Partido, así hubiese tenido que renunciar hace unos años a la gobernación en medio de un escándalo por acoso sexual; algo que ya se sabe no cuenta demasiado como mancha en los Estados Unidos de los últimos tiempos a la hora de votar por alguien.
La “gramática visual” de Mamdani, con sus caminadas por las calles y sus avisos en redes sociales hechos a la medida para cautivar a la gente del común, en su lenguaje y respecto de sus problemas y vivencias cotidianas, resultaron ser complemento perfecto de su carisma personal. Con lo cual pudo marcar una diferencia en su favor frente al candidato típico de la tradición del partido, con su financiación procedente de personas que dan dinero para las campañas pero no mueven necesariamente votantes.
Resulta perfectamente explicable que la escogencia de Mamdani como candidato oficial demócrata haya tenido un impacto tremendo en diferentes instancias de la vida política, empresarial y cultural de una ciudad de enormes complejidades, que a pesar de ello jamás ha tenido un alcalde de características tan exóticas.
La comunidad judía, poderosa y respetable en una ciudad que ayudó a construir, ha dividido sus preferencias frente al candidato. No todos los judíos de Nueva York se oponen a su eventual alcaldía ni viven espantados por su oposición al Estado de Israel. Muchos de ellos lo apoyan, como el Contralor de la ciudad, Brad Lander, y el Representante Jerrold Nadler. Lo hacen, entre otros, con el propósito de “luchar contra toda intolerancia y odio”, y entienden que su condición de musulmán no tiene por qué hacerlo su enemigo.
Naturalmente, sectores de la clase política y empresarial también se han dividido. Unos animan a Cuomo a presentarse como candidato independiente. Otros animan inclusive al alcalde actual, Eric Adams, a que insista en su reelección, luego de que no había concurrido a la primaria del partido debido a la tremenda descalificación que implicó su llamado a la justicia a responder por corrupción. Llamado del cual lo salvó el presidente Trump mediante instrucciones precisas al Departamento de Justicia.
Nueva York no debe ser mirada solamente como una ciudad estadounidense. Es una ciudad de talla mundial. Con una configuración muy rica y compleja. Construida con el esfuerzo de gente venida de todos los continentes. Como a las grandes ciudades, suelen morderlas quienes les piden mucho y les dan poco, quienes roban en la calle o desde oficinas elegantes, quienes sacan provecho indebido de su poder, quienes manipulan en materia de permisos e impuestos para poner sus intereses por encima del bien colectivo, quienes piden simplemente oportunidades de trabajo y buenos servicios.
El debate por la alcaldía, dadas las circunstancias, no se limitará a esos elementos tradicionales en busca de un buen alcalde. A la andanada de empresarios y maquinaria políticas contra el candidato demócrata, se ha sumado el presidente de los Estados Unidos, para descalificarlo por haber sido, según dice, inmigrante ilegal, y ha amenazado con detenerlo si llegase a bloquear los arrestos de inmigrantes en la ciudad que podría llegar a gobernar. Aunque que no existe evidencia de que Mamdani no haya debido ser ciudadano de los Estados Unidos. En cambio, sí que existe evidencia de la descalificación de ciertas personalidades como Nikki Haley, Kamala Harris y Barak Obama, por descender de inmigrantes, por parte de un presidente que desciende de inmigrantes y ha formado familia con inmigrantes.
En un país en el que, a juzgar por reciente encuestas sobre la satisfacción ciudadana con los partidos tradicionales, el 43% se consideraron independientes, 28% como demócratas y 28% como republicanos, parecería que, frente a circunstancias de un panorama político lleno de incógnitas como el de ahora, se abren ventanas de oportunidad para que irrumpan proyectos políticos alternativos. Ojo con la reacción ante la propuesta de Elon Musk de formar “un partido que de verdad represente el 80% de la gente que se ubique en el centro del espectro político” a la cual, de los 5.6 millones de personas que participaron en la encuesta realizada para el efecto, el 80.4%, según X, respondió afirmativamente.
Nueva York va a decidir en las urnas si elige a un personaje atípico, a un exgobernador que perdió el puesto por acoso a mujeres y fue derrotado en la selección primaria, o si reelige a un alcalde que estaba al borde del abismo sindicado por corrupción y salvado por un plumazo de gobierno federal. En todo caso, la elección, lo mismo que otras elecciones cercanas, se desarrollará con el trasfondo del descontento con el sistema, que en su momento capitalizó el propio presidente Trump. Solo que ahora él mismo comienza a figurar dentro de los cuestionados por el descontento.
Lo que pase allí, así exista una diferencia grande entre la Gran Manzana y el resto de los Estados Unidos, puede ser indicio de un estado de ánimo que servirá de guía para avizorar las características de un proceso político por ahora caracterizado por la marea de actos del gobierno federal, cuya constitucionalidad o legalidad muchos cuestionan, y que más tarde deberían causar, en un verdadero Estado de Derecho, una resaca importante.
Eduardo Barajas Sandoval
Eduardo Barajas Sandoval
• Graduado de la Facultad de Jurisprudencia del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario.
• Magister en Política y Gobierno de América Latina de la Universidad de Essex, Inglaterra.
• Magister en Empresas Públicas y Desarrollo del Instituto Internacional de Administración Pública de París.
• Secretario de la Comisión Revisora del Código de Comercio.
• Miembro del Equipo de Ombudsman de la Presidencia de la República.
• Subdirector de la Corporación Autónoma Regional de la Sabana de Bogotá y de los Valles de Ubaté y Chiquinquirá. (CAR)
• Jefe de la Oficina de Organización de la Administración Pública de la Presidencia de la República.
• Asesor de la Secretaría General de la Presidencia de la República.
• Rector de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia.
• Secretario General del Ministerio de Gobierno. (Hoy del Interior)
• Secretario del Consejo Nacional de Seguridad.
• Secretario del Comité Nacional de Garantías Electorales.
• Cónsul General de Colombia en Atenas, Grecia.
• Embajador de Colombia ante el gobierno de la República Helénica, Grecia.
• Embajador de Colombia ante el gobierno de la República Popular Socialista de Albania.
• Embajador de Colombia ante el gobierno de la República Islámica de Irán.
• Secretario de Educación del Distrito Capital de Bogotá.
• Miembro del Consejo Directivo de la Universidad de Boyacá.
• Presidente del Consejo Superior de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas.
• Presidente del Consejo Superior de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia.
• Miembro vitalicio de la Academia Olímpica Colombiana.
• Decano fundador de los programas de Ciencia Política y Gobierno, Relaciones Internacionales y Gestión y Desarrollo Urbanos de la Universidad del Rosario.
• Fundador de la Revista “Desafíos” de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario.
• Fundador de la Maestría y el Doctorado en Estudios Políticos e Internacionales de la Universidad del Rosario.
• Vicerrector de la Universidad del Rosario.
• Vicepresidente de la Sociedad Mundial por la Ekística.
• Presidente de la Asociación Colombiana de Estudios Canadienses.
• Moderador del Observatorio de Actualidad Internacional de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario.
• Columnista del diario El Espectador.
• Columnista del diario El Informador de la ciudad de Santa Marta.
• Profesor Titular y Profesor Emérito de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario.
• Distinguido con la Orden del Fundador del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario.