Una extraña fascinación recae sobre los vicios; aquella que, más allá del dilema moral de lo bueno y de lo malo, permite comprender la precariedad de la condición humana.
Y es precisamente a la reconstrucción de esta historia, a la que se dedica José Antonio Marina en este ensayo, publicado por la editorial Anagrama. La promesa del libro, al inicio, es de un enorme calado: realizar la genealogía de la perversión en Occidente. Solo que el “método genealógico”, en lugar de explicar las condiciones materiales y culturales que hicieron posible el surgimiento de los vicios a lo largo de la historia, se agota en una insufrible caza de citas que no le permite al autor lograr un desarrollo consistente.
Así, el tema central de los siete pecados capitales -la soberbia, la ira, la envidia, la avaricia, la lujuria, la gula y la pereza- queda reducido a viñetas de catálogo. De rescatar al cierre, no obstante, la apuesta de Marina de no utilizar juicios morales para comprender los trastornos psíquicos contemporáneos.
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