De ti habla la historia

Publicado el detihablalahistoria

Rusia 2018: el Mundial de lo impredecible

Foto: Proc/JFIF/EFE.

Por: Rafael Jaramillo Racines[1]

Patrick Vieira, nacido en Senegal, hijo de caboverdianos y nacionalizado francés, afirmaba, con ocasión del Mundial 2014, que “un Mundial es mucho más que fútbol”. Este año Rusia 2018 no fue la excepción. Durante un mes largo treinta y dos selecciones que acudieron a esta cita orbital expresaron diversas sensaciones en la gran aldea global que gira en torno a este certamen futbolero. Sensaciones que alimentaron la pasión, pasión planetaria de una cultura mundial que todos entienden y que salta por encima de la diversidad de las regiones, naciones y generaciones del mundo. Es el fútbol como fenómeno mundial por antonomasia.

Pareciera que el fútbol lo tocara todo. Los negocios, la política, la cultura, las creencias, las visiones de país, los correlatos. El fútbol, y sobre todo la historia de los mundiales, ha recreado los anhelos y pasiones de países que fueron protagonistas de primer plano en determinado momento. La Italia de Mussolini consideró asunto de Estado lograr ser sede del Mundial del 34 y ganarlo en función de sus ambiciones políticas. Getulio Vargas precisaba de lograr para el Brasil el Mundial del 50 y así demostrar ante el concierto de países del mundo la superioridad de una nación pujante en su desarrollo. El Mundial del 54 con el “milagro de Berna” constituyó un gran momento de júbilo para la nación alemana, derrotada en la segunda guerra mundial, expresión de su resurgimiento ante el mundo, conocido como el “milagro alemán”. Chile realiza el Mundial del 62 asumiéndolo como una causa nacional, después de sufrir una serie de desastres naturales. Los militares argentinos usaron el Mundial del 78 como una forma de validar la dictadura ante el mundo. Ocho años después, en México 86, Argentina vence a Inglaterra 2-1 en el estadio Azteca ante más de 110.000 espectadores con una actuación memorable de Diego Armando Maradona, desatando el gozo en el pueblo gaucho, el cual toma esta victoria de manera metafórica como una gran revancha frente a los hechos trágicos de la guerra de Las Malvinas donde la nación inglesa consolidó su soberanía frente a dicho territorio. Como vemos el fútbol es un prisma bajo el cual se recrean infinidad de reflejos de la realidad.

Rusia 2018 fue el mundial de Francia. Era un candidato de segundo orden en un evento que estaba escriturado para otros. Poco a poco brasileños, alemanes, españoles, argentinos, todos ellos favoritos, se fueron quedando en el camino. Apareció Bélgica eliminando a la verdeamarelha. Los alemanes quedaron eliminados en primera ronda frente a Corea del Sur. Luego aparece Croacia dando un campanazo frente a Argentina complicando su paso a la siguiente ronda en la cual se enfrentan a “los blues”. Francia en un golpe de autoridad elimina a los gauchos cortando nuevamente las aspiraciones de Leonel Messi de llegar a la cumbre ganando un Mundial, en medio de una carrera llena de éxitos a nivel de torneos de clubes en Europa con el Barcelona. Poco a poco los llamados a triunfar se fueron quedando. Otros importantes como España y Portugal renunciaron a sus aspiraciones. El grupo de favoritos se fue desgranando. Inglaterra sin convencer mucho elimina a Colombia en un partido polémico.

Finalmente Croacia y Francia llegan a una disputa por el título, inédita en la historia de los mundiales. La suerte privilegia al país de La Marsellesa, destacándose hombres de la calidad de Mbappé -declarado como el mejor jugador joven de la Copa-, Griezmann, Pogba, Matuidi, Kanté, Umtiti, Pavard. En Croacia destacan hombres como Luka Modric -declarado como el mejor jugador de la Copa, obteniendo el Balón de Oro-, Danijel Subasic, Sime Vrsaljko, Domago Vida, Ivan Rakitic, Mario Mandzukic. Equipo que tras heroicas jornadas logró revivir aquellas gestas de la Croacia del Mundial del 98 que contaba en sus filas con el extraordinario Davor Zuker.

Después de 20 años Francia es campeón por segunda vez. Nuevamente el fútbol francés vuelve a generar los valores de nación que transforman a la selección nacional en un nuevo emblema. A la manera de Camus “la patria es la selección nacional de fútbol de Francia”. Solo que se identifica con las realidades que hacen parte de la vida cotidiana de la Francia actual. Hace 20 años, cuando ganó su primer título del mundo, la Francia del 98 era una mezcla racial, con Thuram y Zizou como grandes exponentes. A la sangre berebere de la Kabylie (Norte de Argelia) de Zinedine Zidane se unían la antillana de Thuram, la africana de Ghana de Desailly, la de Oceanía de Karembeu (Nueva Caledonia), la de la Guayana Francesa de Bernard Lama, la senegalesa de Vieira, las raíces de las Antillas Menores de Henry o las armenias de Djorkaeff. Francia hizo de Zidane el héroe de la integración de la Francia tricolor de blancos, negros y árabes.

Esta vez una nueva generación multiétnica rescata el poderío francés. Al igual que en el 98 muchos de ellos son provenientes de las migraciones que se han establecido en la patria francesa. Son el fruto de décadas de migración. Como alguna vez el técnico español Luis Aragonés afirmó: “El salto de Francia llegó gracias a su evolución física fruto de la mezcla racial”.

La Francia de Rusia 2018 es una selección de mil millones de euros, en la cual 14 de los 23 jugadores nacieron o tienen ascendencia en el continente negro. El equipo de Didier Deschamps pareciera una selección de África. Samuel Umtiti nació en Yaunde, Camerun; Steve Mandanda nació en Kinshasa, República del Congo. El resto, Dembelé, Pogba, Tolisso, N’Zonzi, Kimpembe, Matuidi, Mbappé, Fekir, Rami, Kanté, Sibidé, Mendy tienen fuertes raíces familiares de países del centro de África como Congo y Senegal. Una razón más para superar las exclusiones y discriminaciones en la tierra que dio origen a las revoluciones modernas.

Colombia, sede del Mundial Sub-20 2011 fue plataforma de lanzamiento de jugadores que hoy son el soporte de este renovado fútbol francés, campeón del mundo. Griezmann, Coquelin y Lacazette jugaron en el seleccionado galo que terminó en la cuarta posición. Dos años después, en Turquía, consiguieron el título con jugadores como Areola, Umtiti o Pogba.

El historial de Francia en los mundiales de fútbol no es nada despreciable. A través de 15 participaciones en copas del mundo el escenario del fútbol ha tenido ocasión de presenciar jugadores de la calidad de Just Fontaine, de Raymund Kopa. Fontaine, nacido en Marruecos, tiene el privilegio de contar con el récord de mayor número de goles anotados en un mundial (13). Considerado uno de los mejores 125 futbolistas de la historia del fútbol.

Kopa hizo parte de esa fabulosa selección de Francia que participó en Suecia en 1958. Hijo de emigrantes polacos, Kopa trabajó toda su infancia en los socavones de carbón de Noeux “donde se hundía cada noche para emerger en la tarde”, según Eduardo Galeano. Lo llamaban el Napoleón del fútbol porque era bajito y conquistador de territorios. Ganó el Balón de Oro en 1958.

Nacido en Nancy, Francia, hizo parte de las selecciones de los mundiales del 78, 82 y 86. Michel Platini engalanó con su fútbol la selección de Francia y los diferentes cuadros en los que exhibió un talento y calidad como pocos. Llegaron a decir que era la síntesis de Fontaine y Kopa.

El 23 de marzo Colombia, dentro de su plan de preparación a Rusia 2018, se enfrentó en fecha FIFA a la selección de Francia en el Saint Denis, en París. El resultado final superó todos pronósticos. Colombia le ganó a “los blues” por 3 a 2. Según Mister Chip -conocido estadígrafo del mundo del fútbol- ese resultado, por la forma como se dio, marca un hito en la historia de encuentros realizados por Francia en su propia casa. La última vez que un combinado nacional le remontó dos goles a los galos fue hace 58 años (6 de julio de 1960) cuando la selección de Yugoslavia le ganó 4-5 en París tras ir perdiendo 3-1 y 4-2. Hubo quien trató de demeritar la trascendencia del hecho; el periodismo cerril y malintencionado a todo timbal pregonó su inveterado negativismo minimizando el hecho deportivo, desconociendo la dimensión del triunfo colombiano a la vez que desvalorizando a los franceses, casi que descartándolos de toda opción de llegar lejos en esta versión de Rusia 2018.

La final que jugó la selección gala frente a Croacia el 15 de julio fue: Hugo Lloris, Benjamín Pavarod, Raphael Varane, Samuel Umtiti, Lucas Hernández, Kylian Mbappé, Paul Pogba, Antoine Griezmann, N’Golo Kanté, Blaise Matuidi, Oliver Giroud. La base del equipo permanecía, lo demás estaba a discreción del técnico Deschamps. Después, los blues, en su travesía a Rusia 2018, juegan en Moscú frente a los rusos el 27 de marzo ganando 3 a 1; luego, en mayo 28, en Saint Denis, vencen a Irlanda 2-0; el 1 de junio en Niza se miden a Italia y se imponen 3-1; su ciclo de amistosos termina con un empate frente a Estados Unidos 1-1, en Lyon. No sobra decir lo significativo que representó para el ciclo Pékerman este resultado, memorable en el historial de las selecciones Colombia.

Finalmente, fue el Mundial de la sorpresa. Los favoritos se fueron desgranando con el correr de los partidos hasta llegar a la fiesta final con dos invitados inesperados: Francia y Croacia. Rusia, como organizador realiza un megaevento que potencia la marca país llegando al mundo occidental con gran impacto. Ejemplo de organización y eficiencia. Estadios espectaculares. Descubre al mundo la imagen de un país lleno de historia y riqueza en lo cultural y social. Viene ahora Qatar en el 2022. Buena suerte.

[1] Sociólogo, historiador e investigador de los estudios sociales del deporte.

Comentarios