De ti habla la historia

Publicado el detihablalahistoria

Los Panama Papers en Cuatro Actos

Foto: laverdadpanama.com

Por: Jerónimo Carranza

Tener un título de Harvard es como poner una Magnum sobre la mesa”.

Entrevista a Rubén Blades.

Sacado a rastras de la Embajada de Ecuador en Londres por agentes del servicio británico después de seis años de encierro, el retiro del asilo al fundador de Wikileaks, Julian Assange, otorgado por razones humanitarias hace del arresto algo nunca visto en el derecho internacional –inédito, se suele decir-.

No es extraño que la puerta de la calle cediera a la presión contra el gobierno débil del Ecuador, marcado por la disputa entre el expresidente Rafael Correa y su sucesor Lenin Moreno, antiguamente vicepresidente de su mandato.

En vez de quedarse montando patineta en la biblioteca de la Embajada, el activista mantuvo su lucha informática y divulgó las cuentas anónimas creadas con el fin de desviar sobornos en favor de familiares de Moreno.

Como un buen muchacho que reniega de su padrino, Lenin entregó al hacker por millones de dólares a cuenta del Fondo Monetario Internacional y cargo de los ecuatorianos.

Las cuentas de los cercanos del presidente Moreno fueron hechas en el Balboa Bank de Panamá, sitio particular de asilos diplomáticos, aunque más bien sería decir retiro forzoso de notables forajidos, como el asesor del expresidente de Perú Alberto Fujimori, de nombre Vladimiro Montesinos, extorsionista y traficante de armas con destino a las FARC, quien aterrizó en 2000.

O la exdirectora de nuestro desaparecido Departamento Administrativo de Seguridad –DAS-, la empleada del chuzo para magistrados, senadores y periodistas en la era del régimen, doña María del Pilar Hurtado, que hizo lo propio en 2010.

Para quedarnos en el Ecuador de los necios, el ex mandatario Abdalá Bucaram, recordado como “El Loco” y que se hacía el orate con recursos escolares, siendo al cabo destituido en 1997 por “incapacidad mental” -una epidemia presidencial-, es sujeto que va y viene.

Está de más advertir que el mote célebre de los “Panama Papers” proviene de la revelación del Consorcio de Periodistas de Investigación gracias al periódico Süddeutsche Zeitung, al sacar a la luz en 2016 la mayor descarga de los terabytes del saqueo en la era neoliberal. Pero fue apenas una de varias recaídas del sistema tributario panameño, en combate permanente contra los miembros de la OMC, por ejemplo Colombia.

Los ardides del lavado de activos por parte de funcionarios en desbandada o millonarios mimetizados en sociedades anónimas, demuestran la constante utilización del antaño departamento colombiano como cueva de Alí-Baba, y no por revelaciones del ciberespacio si no por culpa de una configuración histórica que se remonta Mil y una Noches de la civilización comercial, en el tasajo de los sucesivos pliegues del capitalismo en América.

Capital que en su carácter originario y propio de las relaciones establecidas en América Latina, pretende restaurar a las potencias occidentales frente a los procesos de liberación que germinaron en el siglo pasado.

Desajustadas las líneas de la dominación colonialista de Inglaterra, Francia y EEUU, así como la fallida expansión soviética en Europa y Asia, los enclaves mercantiles del comercio global son puntos estratégicos de la contienda por el control de las rutas y de la información, lo cual está demostrado en el auge de las ciudades-estado del sureste asiático y el Golfo Pérsico, como Hong Kong y Macao, Singapur, Brunei, Dubai o Abu Dabi.

En ese nuevo orden, el istmo de Panamá volvería a surgir en su pequeña escala como punto de tránsito permanente de personas, animales y cosas.

I

El Istmo y la plataforma continental que une a las masas del Sur y el Norte de América vierten las especies naturales hace millones de años, en su larga duración geográfica.

En la historia precolombina, pueblos de pescadores organizados en clanes se relacionaron con hablantes chibchas del occidente montañoso, donde hoy se erige la comarca Ngobe-Bugle.

Formada por sus etnias respectivas, la sociedad Nogbe-Bugle ha construido un proceso político de autonomía local y contra el avasallamiento minero en las provincias de Chiriquí y Veraguas.

En el otro extremo del país, los embera-wounan habitan el reducto conocido como “Tapón del Darién” –hoy cuando sólo 40 kilómetros separan a los extremos de la Carretera Panamericana-, presencia que se remonta a la civilización quimbaya radicada en el Pacífico desde hace más de 500 años.

Los embera pertenecen a la familia lingüística chocó y viven al lado del pueblo Gunan, de lengua chibcha, llamado kuna o Tule por la lengua dominante, cultura que hoy cuenta con la primera  representante de su etnia en la Asamblea Legislativa, Petita Ayarza.

Volviendo al pasado, los conquistadores españoles ansiaron establecer ciudades en el mar Caribe. Llamaron Castilla de Oro a la parte occidental del río Atrato en el golfo de Urabá, y Nueva Andalucía al oriente de este cauce y hasta el cabo de La Vela, en la costa norte colombiana de hoy.

Ambición frustrada bajo el mando de Fernández de Enciso y el célebre “descubridor del Mar del Sur”, Vasco Núñez de Balboa, se fundó en 1510 la población de Santa María la Antigua, en el Golfo Urabá.

Además de la fugaz aldea, ese mismo año surgió el poblado de Nombre de Dios, cayendo en el olvido al poco de fundarse la ciudad de Panamá en 1519, en el seno de una bahía del Pacífico de la entonces remota península de Veraguas.

El minúsculo Nombre de Dios respira el salobre caribe después de que sobreviviera el asedio de los corsarios de toda bandera que se atravesaron en el tránsito de los minerales saqueados con bendición católica durante la colonia española.

Pero el asentamiento del Caribe istmeño fue fallido debido a la humedad de la zona y a la pestilencia, así como a la fuerza de las mareas y a los huracanes de la cuenca.

Desde comienzos del Siglo XVII se instaló al occidente de Nombre de Dios el poblado de Portobelo, una empalizada erigida entre una serie de baterías militares donde cada cinco, diez o veinte años se llevaba a cabo la única feria comercial autorizada por la Metrópoli española para transar los bienes del Virreinato del Perú con sus reinos ultramarinos.

En el campamento de Portobelo se comerciaban esclavos y manufacturas españolas a cambio de la plata y las notas de crédito que portaban los negociantes que atravesaban el istmo por el peligroso camino de Cruces para encontrarse con los pasajeros y tripulantes de la flota.

Desafiando este monopolio contrario a los intereses de las naciones europeas, el reino de Escocia osó conducir en 1698 a mil doscientas personas para que se radicaran en Darién.

Erigida en el auge del mercantilismo colonial, la recién fundada Compañía Escocesa llegó a bordo de cinco barcos financiados por el país del norte de la isla británica, aventura hecha por oficioso servicio del banquero y comerciante William Patterson.

Nueva Caledonia se llamaría la colonia agrícola y comercial que negociaría los géneros de la tierra a cambio de las especias y piedras preciosas de los países orientales.

Asolada por las enfermedades tropicales y por el rechazo de los indígenas a sus ofertas de peines, apenas sobrevivió la cuarta parte de los colonos, quienes fueron trasladados a Port Royal, Jamaica.

Antes de conocerse la noticia del desastre, había partido una segunda expedición con mil peregrinos, pero les fue peor ya que se les vino encima la armada española para expulsarlos por contrabando y dizque para proteger a los nativos, quienes hacía tiempo se habían desencartado de sus pacíficos invasores.

La quiebra del proyecto Darién dio lugar a que el Reino de Inglaterra asumiera las deudas de los inversionistas a cambio de una gabela que concedió el parlamento escocés a su tutora: la anexión del reino de Escocia, promulgada en 1707 y que provocó la conformación del Reino de Gran Bretaña.

He ahí entonces el primer fraude cometido por el capital financiero con el interés de dominar el comercio interoceánico de Panamá.

Continuará…

Comentarios